Perjudica a los usuarios y amenaza con dejar en la calle a cientos de trabajadores
La pandemia vino a agravar la situación de un sistema de transporte que ya desde mucho tiempo antes no funcionaba sin el “respirador” de los subsidios.
La gravedad de la pandemia es real y ¡alarmante! ¡Por eso mismo! Si el gobierno abrió todas las actividades económicas a pesar de la curva ascendente de contagios, la obligación del Estado es garantizar que los trabajadores trabajen y viajen en condiciones dignas y sanitariamente seguras, tanto para los choferes como para los pasajeros.
Pero en cambio, a instancias del Intendente Javkin, el Consejo aprobó una ley de emergencia en el transporte, que perjudica a los usuarios y amenaza con dejar en la calle a cientos de trabajadores.
Esta emergencia fue votada por dos años (el Intendente quería tres años) cuando se supone que las condiciones de vida se aproximarían a la normalidad después de la prometida vacunación masiva, que ahora dicen que estaría garantizada entre mediados y fin de año. Y si al mismo tiempo tanto Perotti, como todos los gobiernos, insiste con el reinicio de las clases presenciales ¿Cómo se va a garantizar el transporte de niños, docentes y auxiliares, que ahora no se tiene en cuenta?
Evidentemente quieren aprovechar la pandemia como excusa para reducir el sistema de transporte de manera de achicar los gastos en subsidios. Ese es el objetivo real. Es parte de los compromisos que el gobierno nacional de los Fernández va tomando con el FMI: achicar el gasto público. Y los gobiernos, provincial (Perotti-PJ) y municipal (Javkin-Frente Progresista) se alinean como dóciles lacayos, porque ellos también están de acuerdo con que hay que hacer un ajuste.
Según el municipio, de transportar 450 mil por día el transporte pasó a movilizar alrededor de 100 mil.
¿Qué hizo el Estado municipal? Achicó el servicio de transporte: cambios los recorridos, unificó líneas, espaciando las frecuencias en horarios normales, anulando varias frecuencias en horarios nocturnos, concesionando las líneas a empresas que pongan unidades de transporte más chicas, es decir, de menor capacidad de pasajeros.
Y paralelamente sube el precio del boleto a $45.
Este achique del servicio provocó fuertes quejas y manifestaciones en varios barrios, que quedaron prácticamente aislados. Pero en general, los trabajadores que usan el transporte público tienen que esperar más tiempo en las paradas, caminar más cuadras en el marco de la inseguridad reinante, y viajar más apretados en horas picos, aumentando el riesgo de contagios.
El gobierno municipal hizo algunas concesiones, adaptando el recorrido de las líneas para que pasen más cerca de los barrios que protestaron. Pero el problema de fondo no se resolvió. Menos transporte, más caro, más inseguridad, más riesgo sanitario.
Pero está planteada otra cuestión también muy grave.
¿Qué va a pasar con los choferes si se reduce el transporte a una cuarta parte?
Está más que claro para el que lo quiera ver. Extraoficialmente hacen ya corre la versión de que “sobran” 500 choferes, y tiraron el globo de los retiros voluntarios para tantear. Hay compañeros que se engañan pensando que los retiros voluntarios serán solo para el que los acepte porque le convenga, los que se están por jubilar, etc. Pero esa es una falsa ilusión. Luego vendrán los despidos. ¡¡Compañeros, hay que levantar la guardia, No permitir los despidos!!
Con esta “REFORMA” Los choferes se quedarán sin trabajo y los pasajeros laburantes de los barrios nos quedaremos sin transporte.
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Dijo Copello: “Desde la UTA vamos a defender los puestos de trabajo y la totalidad del pago de salarios, esa es nuestra base y desde ahí podemos hablar un montón de cosas” (Conclusión, 1/10). Pero esas declaraciones son un saludo a la bandera, si no hizo nada para oponerse al achicamiento del sistema de transporte. Al revés, la UTA lo avala, y en consecuencia dejó pasar el achique.
Copello se hace el distraído «Lo de las unidades más pequeñas se adecuaría a la realidad, porque tener vehículos grandes que consumen mucho combustible para trasladar una o dos personas es inviable«, dijo en los medios. Parece que a Copello, le preocupan más los gastos que tienen las patronales, que lo que puede pasar con los choferes.
En cuanto a la modificación de los recorridos declaró: «la tarea es conducir el colectivo, sin importar el color ni el recorrido. No afectaría, siempre y cuando se conserven las medidas de seguridad». (fuente: Versión Rosario). Es decir, le está dando el aval a los achiques que hicieron el Intendente y el Concejo en el servicio.
¡No nos engañemos! El proyecto de emergencia que el Consejo le votó a Javkin sólo intenta resolverle el problema a las patronales y achicar el gasto del Estado como parte del ajuste para pagarle al FMI y a los usureros privados. Y apunta a dejar en la calle a los choferes y a los laburantes que son los que viajan en colectivo, sin poder viajar o teniendo que caminar varias cuadras en horarios difíciles y con la gran inseguridad reinante.
¿Cuántos compañeros se quedarán sin trabajo? La UTA no sabe, no contesta ¿Quién garantiza los puestos de trabajo? Ni la UTA ni el gobierno municipal dicen nada.
Compañeros: Los dirigentes sindicales no viven de su trabajo, viven del aparato sindical. Los que van a perder son los choferes. Los dirigentes seguirán en sus cómodos sillones de las oficinas sindicales, con menos afiliados tal vez, pero van a vivir bien igual. Por eso no podemos confiar en los dirigentes que no quieren pelear por cuidar más sus intereses en el aparato gremial, que el puesto de laburo de los choferes. Ni tampoco se puede especular esperando que “a mí no me toque”. Esto nos va a afectar a todos los laburantes. Muchos serán despedidos y los que queden trabajarán por menos sueldos y en peores condiciones laborales.
Para evitar este ajuste a los choferes y el perjuicio de los pasajeros, cuyo único objetivo es hacer “rentable” el negocio del transporte para las patronales que son parásitos que viven de los subsidios del Estado y del trabajo de los choferes, lo que hay que hacer es luchar por la estatización todo el transporte público. Con los únicos que se puede contar para defender el laburo es con los pasajeros que son trabajadores que también se van a quedar sin transporte.
Por eso hay que organizarse por línea y buscar empalmar con los pasajeros, explicarles lo que pasa mediante volantes y charlas, y llamarlos a organizarse por barrio y a unirnos para esta pelea. Y coordinar esas organizaciones en una organización común, en donde las acciones de lucha se voten en asambleas de base.
El transporte público es un servicio imprescindible que tiene que ser garantizado por el Estado. Por eso acá la única solución que cabe es la estatización de todo el transporte y que esté al servicio de todos los trabajadores con un boleto accesible para el conjunto de toda la población, con móviles suficientes para garantizar el aislamiento y evitar los contagios. Estatizar todo el sistema de transporte bajo administración de los trabajadores con control de una comisión de usuarios de los barrios es la única salida para que todos los pasajeros puedan viajar, y todos los choferes puedan trabajar, expropiando sin indemnización las unidades e instalaciones de las empresas privadas que ganaron plata a costa de los subsidios estatales. Si hace falta algún cambio en el sistema de transporte debe ser para mejorar el servicio. Y esas modificaciones solo se pueden discutir en una comisión de choferes y pasajeros de los barrios, elegidos todos en asambleas de base.
Que no vengan con el cuento de que no hay plata. La plata para sostener el transporte público tiene que salir de los miles millones de dólares que embolsa la patronal del complejo agroindustrial oleaginoso de la provincia de Santa Fe.
¡Rechacemos el ajuste en el transporte y el aumento de boleto!
¡No permitamos ningún despido, ni rebaja salarial, ni flexibilización laboral!
¡Que ningún compañero se quede sin trabajo! ¡Pago íntegro y en tiempo y forma del salario!
9/2/21