Que los indicadores oficiales de inflación hayan marcado por debajo del 3% en los últimos cuatro meses, le sirvió a Milei para recuperar confianza del sector de la población que lo votó. Subiendo en las encuestas, Milei sacó pecho de la mano de Donald Trump que le dio un gran apoyo político al invitarlo a la ceremonia de asunción. Levantando la mirada desde la última fila de los invitados, imaginamos que se le escapó un lagrimón cuando pudo apreciar el contundente saludo nazi de Elon Musk.
Aunque todos los ratones que dan vueltas en las cabezas de Milei y sus secuaces, llevan la esvástica en sus corazones, el gobierno no tiene ningún margen para instalar -por ahora- un régimen fascista. El fascismo se caracteriza por la movilización de bandas armadas paraestatales para aplastar a la clase obrera, respaldadas por un amplio apoyo social. Para la burguesía y el imperialismo en América latina fue más común apelar directamente al golpe para instalar una dictadura militar. Pero eso ocurre en situaciones más extremas de la lucha de clases. Por ahora no necesitan apelar a regímenes más duros, ya que con el apoyo de la oposición dialoguista y la buena letra que hace el kirchnerismo dejando correr, el ajuste está pasando como por un tubo. Y en todo caso, si les hiciera falta, tienen un importante aparato de seguridad comandado por Bullrich.
De todas maneras, no hay que minimizar la campaña de propaganda a través de la cual el gobierno pretende instalar a los pobres y los piqueteros, las disidencias sexuales y los “zurdos”, como culpables de todos los males de la sociedad. Con esas falsedades buscan crear las condiciones para cuando tengan necesidad de endurecer los métodos represivos. Ahora que gobierna la ultraderecha, que los kirchneristas están guardados y los piqueteros no aparecen, que la burocracia sindical ni amaga con hacer paros, los salarios no alcanzan para nada y la prueba de ello -más allá de los artificios estadísticos- es la caída de los indicadores de consumo popular. Encima cada vez son más las fábricas que cierran o despiden en masa. La realidad es que tanto con este gobierno como con el de Macri o con el peronismo, los que gobiernan de verdad son los más grandes grupos capitalistas locales y extranjeros. Es el capitalismo, sea “regulado” o “liberado”, el que profundiza la pobreza de los trabajadores en pos de aumentar o mantener sus ganancias. Ellos son los culpables de todas las miserias que pasamos los trabajadores.
Lo que está en el orden del día para la burguesía y el gobierno es profundizar la ofensiva contra los trabajadores. La reforma laboral para quebrar el espinazo a la clase obrera y la reforma previsional para que trabajemos como esclavos hasta morirnos de viejos.
Para las próximas sesiones del Congreso, el oficialismo ya presentó un proyecto de reforma laboral a medida de las patronales. Entre otras disposiciones antiobreras, quizás la más peligrosa es la que habilita a cualquier trabajador a arreglar individualmente con su patronal y a renunciar a derechos adquiridos y establecidos por convenio colectivo. En otras palabras, la patronal va a tener la “libertad” para apretar de a uno a los trabajadores y obligarlos a aceptar peores condiciones laborales y salariales, bajo la amenaza de despido. Con ello además resquebrajaría la unidad de los trabajadores para enfrentar la patronal. Como se sabe históricamente, la unidad hace la fuerza. Individualmente las patronales nos pasan por arriba.
La línea del peron-kirchner-ismo no es derrotar al fascista Milei mediante la movilización. Sólo buscan condicionarlo electoralmente. O más bien evitar que gane las elecciones de este año, por lo menos en la provincia de Buenos Aires. Es decir, se limitan a cuidar sus cuotas de poder, pero dejan pasar toda la política de ajuste. Lo mismo ha hecho el radicalismo con la Universidad.
Milei recibió un cachetazo
La movilización del 1° de febrero fue muy importante. Fue una respuesta necesaria contra esa campaña reaccionaria impulsada por los discursos de Milei en Davos. Una gran parte de los jóvenes y trabajadores que se movilizaron quisieran voltearlo a Milei, pero sin una organización que se lo proponga y pueda hacerlo, aprovecharon la convocatoria para repudiar al gobierno. Pero la participación del kirchnerismo; Kicillof y Massa en la marcha, estuvo destinada a abrir la temporada electoral, que será continuada en la marcha del 8 de marzo y la del 24 de marzo. Así tanto “dar derechos” (lo que económicamente no les resultó nada significativo) como quitarlos, solo representa una parte del decorado ideológico con el que cada gobierno (los peron-kirchner-istas y los “liberfachos”) pone en escena su obra capitalista antiobrera en cada temporada que les toca gobernar. Cambia la escenografía y los actores principales, pero los directores de la obra siguen siendo los mismos grandes grupos capitalistas. Lo que importa para ellos no es el género de los transexuales sino cuanta plusvalía nos pueden sacar a los trabajadores, para seguir acumulando capital, y cuantos recursos naturales se pueden llevar de nuestras minas, salares, subsuelo, y tierra fértil pagando lo menos posible. No les preocupa la forma aberrante de los dichos y los modos de Milei, sino el contenido capitalista de su política.
Está bien pelear por los derechos de las minorías sexuales, como contra toda opresión, evaluando el contenido político de cada acción, para que no nos use electoralmente el peron-kirchner-ismo con el cuento de la unidad (electoral) “antifascita” que ya promueven Yasky y Grabois. Tampoco hay que perder el eje, ni las proporciones. Porque, así como los demócratas yankis, la socialdemocracia europea y las ONGs patrocinadas por Soros, utilizaban la “ideología woke” para correr el eje desde las luchas de la clase trabajadora a la de las minorías oprimidas, ahora los ultraderechistas buscan el mismo efecto, con una política contraria. Ponen el huevo en la canasta de la mayor explotación de los trabajadores y gritan contra “los derechos”. Es que las reformas antiobreras (laboral, previsional, etc.), el pago de la deuda al FMI y demás, la entrega descarada de las riquezas nacionales, el alineamiento proimperialista y prosionista, son el corazón de la politica del gobierno. Si los trabajadores le pegamos ahí de manera unificada, va a caer. Los golpes por los costados, con ser importantes, solo lo debilitan electoralmente. Es por eso que rápidamente la marcha “antifascista” obtuvo el apoyo de las CTA y de varios viejos burócratas sindicales peronistas que no mueven un dedo contra la caída salarial y los despidos, pero que aspiran a tener un lugar en las listas para octubre.
En relación a la persecución física a la “izquierda”, que ineludiblemente abarcará al activismo que despunte en las luchas (ya se sabe cuanta amplitud tiene ese concepto para Milei), por el momento no ha pasado de las palabras a los hechos. Sin embargo, recientemente Myriam Bregman, aludiendo a la gravedad de su discurso, dijo que podrían provocar hechos de violencia. Y relacionó las amenazas de Adorni, con la creación de bandas paraestatales “que ya vimos la creación de bandas paraestatales en nuestro país tristemente varias veces en la historia”. Frente a ello ¿qué hace Bregman? Una denuncia penal contra Milei, y el FIT-U presentó un proyecto de resolución en la cámara de diputados repudiando las declaraciones del presidente. Pero los que piensan que el gobierno es fascista o que va a avanzar en acciones de violencia a través de bandas paraestatales ¿no tienen que llamar a organizar comités de autodefensa?
Para nosotros, así como el fascismo de Milei todavía está en el plano de los discursos, también tenemos que explicar (en el plano de la propaganda hacia amplias capas de trabajadores) la necesidad de organizar la autodefensa, para que esa idea empiece a estar presente en cuanto se planteen los enfrentamientos más fuertes y directos, inclusive contra las fuerzas regulares de represión.
Milei recargado
Milei se ha sometido descaradamente al gobierno norteamericano, que todavía sigue siendo la mayor potencia económica, financiera y militar mundial. Ha logrado ocupar entonces un rol internacional, no tanto por sus discursos elogiados Musk y por ultrafachos europeos, sino porque en Sudamérica es el gobierno que más directa y abiertamente responde a Trump. Seguramente muchos ilusos que lo votaron pensarán que ese acercamiento más que carnal, promiscuo, nos dará beneficios. Pero se olvidan de dos cosas: una, es que ya se jugaron con 44 mil millones de dólares que el FMI -por orden de Trump- le dio a Macri. Ahora, parece que habría un nuevo préstamo, pero de un monto mucho menor y en varios tramos para asegurarse que Milei y Caputo cumplen con la exigencia del FMI de liberar el tipo de cambio. La discusión está concentrada en los tiempos. El FMI le enviaría lo suficiente como para que pague los vencimientos, y dejarían la salida del cepo y la devaluación para después de las elecciones. Como ya dijo Milei, “era importante hacer el ajuste en vacaciones para que la gente no se entere”.
Con el endeudamiento “interno” de CFK, los 44 palos verdes de Macri, más la renovación del acuerdo de CFK-Alberto, ya estamos hundidos hasta el cogote. El ajuste sirve para pagar una deuda que es una estafa al pueblo hecha entre los gobiernos los banqueros y el FMI. Y a pesar del ajuste, con Milei la deuda siguió creciendo. Desde que asumió “la deuda pública aumentó por un equivalente a US$ 96.042 millones en 2024, pese a los pagos de capital e intereses. A fin de 2024 la deuda pública (contando la externa y la interna) era de US$ 466.866 millones”. (El Economista 16/1/25).
El de Milei es el gobierno del capital financiero y la gran burguesía. Quiere cumplir con ellos así los laburantes tengamos que escupir sangre. Su plan consiste en ubicar a la Argentina en la división internacional del trabajo, para que ganen plata los grupos económicos que manejan las ventajas comparativas de algunos rubros exportables. Además de la soja, el gas y petróleo de Vaca Muerta, el litio, el cobre, el oro, etc. Pero salvo alguno que otro sector proveedor de estos grandes grupos, la industria en general, se hunde. Claro, no es competitiva. Es la consecuencia de nuestra condición semicolonial, es decir, de sometimiento al imperialismo. La plata que debería invertirse en la modernización de la industria, se va por el caño de la deuda externa y pública o fuga a los paraísos fiscales, o a los bonos del tesoro norteamericano. La industria es ineficiente, pero es la que mayores puestos de trabajo proporciona. Si siguen los despidos a este ritmo ¿Qué porcentaje de la población trabajando de cuentapropista o directamente desocupado soportará la clase trabajadora? Por eso, el “modelo” de Milei, tanto o peor que el de Menem, tiene como destino terminar en una brutal crisis como la de 2001. En aquel año a De la Rúa no le quedó otra alternativa que el helicóptero, porque salvo la policía y algunos para policiales, no tenía fuerzas de seguridad dispuestas para la represión masiva.
Por eso la ubicación de Bullrich ha sido clave en la preparación represiva. Lo mismo Petri reconstituyendo la “autoestima” de las FFAA, y Villarruel reivindicando la lucha contra la subversión. Lo ideológico está puesto al servicio de fortalecer el aparato que pueda reprimir un alzamiento popular como el de 2001.
Milei va a terminar como Menem-Cavallo-De la Rúa, o los trabajadores vamos a terminar en la calle como en el aquel entonces organizando los movimientos de desocupados que ahora detestan pero que en el 2001 fueron el eje de la lucha contra los sucesivos gobiernos y en el último tramo con el apoyo de la clase media, que hizo surgir el cantito: “piquete y cacerola la lucha es una sola”. La solución no está en volver al kirchnerismo, que en aquel momento sirvió de rueda de auxilio al régimen capitalista en crisis y ya sabemos cómo terminó, abriéndole paso a la ultraderecha. Para cuando volvamos a cantar “que se vayan todos”, necesitamos tener un partido de trabajadores y revolucionario, capaz de llevar esa consigna a su coronación lógica imponiendo un Gobierno de Trabajadores que deje de pagar la deuda-estafa y expropie a los capitalistas. Asi la economía estará al servicio de los trabajadores y el pueblo y no como ahora, para que se llenen los bolsillos unos pocos oligarcas, banqueros y estafadores.
5/2/25