Basta de asesinar a los jóvenes de la clase trabajadora
El caso de Carlos Orellano (Bocacha), asesinado por asfixia y luego arrojado al río por un grupo de patovicas y policías, ha puesto en evidencia una vez más, todo el entramado de mafia y corrupción que asola en la ciudad de Rosario y región. Como dijo Eduardo el padre de Bocacha: “en Rosario hay como 50 muertes en lo que va del año y no hay ningún responsable”. Jueces, fiscales, abogados, policías, empresarios de la noche, y el mismo Gobierno, todos metidos hasta el cuello en una podredumbre de corrupción, narcomenudeo, trata de mujeres y prostitución, etc. Casos como el de Pichón Escobar y hoy el de Bocacha, son claro ejemplo de cómo funciona la “prevención” de los policías y patovicas en los boliches. Es que detrás del “negocio de la noche” hay toda una mafia sin control por parte del Estado, y en ese “negocio” las ganancias de los empresarios están muy por encima de la vida de los jóvenes y más todavía cuando se trata de jóvenes de la clase trabajadora.
La policía y el poder judicial cumplen un rol fundamental para cuidar los intereses de los empresarios, eso pudo verse otra vez el día de la autopsia a Bocacha, que de no haber sido por los amigos y allegados que estaban en la puerta del IML hubieran impedido que la médica perito de la familia ingresara para poder estudiar el cuerpo. Luego es esta misma mafia que junto a los medios de comunicación actúan para poner dudas acerca de qué Carlitos murió antes de ser arrojado al río.
La perito de la familia dijo que las lesiones que observó son las mismas que se observan cuando se aplica la técnica “mata león” usada por la policía para inmovilizar y hasta matar a una persona. Al mismo tiempo Alicia Cadierno, directora del IML dice que para saber si Carlos tiene agua en los pulmones, se necesitan estudios más profundos que demorarían algunos meses en arrojar resultados. Pero como dijo Eduardo, “Carlitos era buen nadador, así que, de haberlo arrojado con vida al río, hoy estaría vivo”.
Es que en realidad las palabras de Cadierno, no son inocentes, son una maniobra que juega a favor de los empresarios, ya que solo busca ganar tiempo y desgastar la movilización para que pase otra vez lo mismo, como con Franco Casco, Pichón Escobar, (y muchos otros que no se difunden en los medios de comunicación) y que quede impune el crimen. Por eso no podemos confiar en el poder judicial, porque como ya sabemos, retrasan las causas y las dejan sin resolver, la única que queda es mantener la movilización. En el mismo sentido planteamos no confiar ni en las promesas del gobierno municipal (UCR-PS) ni tampoco en los de la oposición patronal como el PJ o Cambiemos, ya que todos tienen estrechos vínculos con todos esos “empresarios de la noche” y las fuerzas de represión policial y para-policiales.
NO vamos a PARAR!
Desde Causa Obrera, creemos que es necesario mantener el estado de movilización, y extender el reclamo a toda la juventud de la clase trabajadora y a la sociedad en general. Hay que llevar a fondo esa frase que plantean los amigos de Carlos: NO Vamos a PARAR!, es la única garantía para que esto no quede impune como los otros casos. Por eso esta lucha debe ir más allá de los amigos de Rosario Central; es un caso que debe unirnos como juventud de clase trabajadora porque los que mueren en manos de los aparatos de represión no son los “niños ricos”, son los jóvenes pobres y laburantes.
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Por eso es que llamamos a los trabajadores que eran compañeros y amigos de Bocacha a organizar un comité de trabajadores independiente para ser parte de la movilización y apoyar en la medida de sus posibilidades las tareas que se vayan planteando en pos de la lucha por el esclarecimiento y el castigo a los culpables. Nosotros estamos dispuestos a apoyarlo e impulsarlo.
Para este sistema capitalista podrido ser joven laburante y salir divertirse, es un delito
Si queremos tomar algo en la vereda, en el parque o en otro espacio al aire libre, si nos juntamos en una esquina después de haber trabajado varias horas para compartir un rato con nuestros amigos del barrio (porque tomarse una cerveza en un bar sale carísimo) siempre anda dando vueltas la cana para decidir si por “portación de cara” nos llevan presos. Y si no lo hace la policía se encargan los patovicas o algún grupito de chetos con plata, como fue con el caso de Fernando Báez, quienes en estos días vuelven impunemente a sus casas. Es que la policía muchas veces hace el trabajo de inteligencia y de esta manera paran a aquellos “sospechosos” para reclutar gente y los obligan a hacer todo tipo de “trabajos”.
Tampoco es casual que “no hay plata en la provincia” para afrontar la promesa del boleto gratuito para los estudiantes, para que ningún docente cobre por debajo de la canasta básica o para mantener las líneas de teléfono para víctimas de violencia de género, pero si la hay para equipar y armar la estructura policial. Es que el Estado capitalista necesita hacer más fuerte su aparato represivo, sobre todo en momentos en que se profundiza la crisis económica, para así controlar y disciplinar a los pibes no sólo en los boliches o en los barrios sino también para evitar que haya estallidos sociales como en Chile.
Nosotros exigimos el esclarecimiento del asesinato y el castigo para los culpables por el crimen de Carlitos, Franco Casco y Pichón Escobar. Queremos justicia! Pero también y más todavía queremos que no vuelva a haber más muertes de pibes laburantes en los boliches o después de un recital. Para eso el Estado debe expropiar los locales a estos “empresarios de la noche” que lucran sin importarles nada la vida de los pibes y municipalizar todos los espacios de recreación (boliches, bares, etc.) poniéndolos bajo administración de comités de los mismos jóvenes de clase trabajadora y estudiantes que los usufructúan. Es una manera de hacer que “los derechos internacionales de la niñez y la juventud a la recreación y al esparcimiento” que se cansan de repetir los gobernantes de turno, dejen de ser una abstracción y pasen a ser una realidad.