Está muy claro para el que lo quiera ver, que lo que hace el estado sionista de Israel no es “ejercer el derecho a la defensa”. Bombardea población indefensa, hospitales, escuelas, fusila a palestinos hambrientos cuando corren con desesperación a buscar una ración escasa de comida. Está liquidando por hambre al pueblo palestino encerrado en un gueto a cielo abierto, en donde apenas sobreviven en carpas entre escombros.
El plan es la solución final sionista. El exterminio del pueblo palestino o su éxodo forzado hacia otros países que los quieran cobijar como refugiados sin patria. Esa es la única manera de vivir en paz, dicen los sionistas. Es que nunca tendrán paz porque su Estado se asienta en la usurpación sangrienta al pueblo palestino, al que le han robado sus tierras, sus viviendas, sus recursos, y ahora su vida, para que no quede rastro del crimen histórico cometido por el sionismo.
Los trabajadores no podemos permanecer impávidos ante semejante masacre, un verdadero genocidio en el que ya han muerto más de 50 mil palestinos.
Mientras escribimos esta nota, el presidente de Argentina Milei, adherente a una secta sionista, viaja a entrevistarse con el primer ministro de Israel Netanyahu, responsable de la masacre. ¡Es repudiable!! Pero para los que tienen memoria corta, hay que recordar que no solo la ultraderecha explícita se abraza al sionismo. También lo hizo el presidente puesto a dedo por CFK Alberto Fernández, y el candidato de CFK para el 2023, Wado de Pedro, de quien se dice que es lobista de Mekorot, la empresa estatal de agua de Israel que ha tomado el control de los recursos hídricos en varias provincias.
Este genocidio que indigna a la naturaleza humana es la culminación de la guerra del sionismo ocupante desde que en 1947 el imperialismo inglés y norteamericano los habilitaron a formar su estado en territorio palestino. El pueblo palestino fue expulsado de su patria a la fuerza por las milicias armadas sionistas en 1948, en un acontecimiento que permanece en su memoria histórica colectiva como la Nakba, la Catástrofe.
Reivindicamos las acciones de los trabajadores portuarios de Grecia, Francia y Chile, que se negaron a cargar armamento con destino a Israel. También son muy valiosas las movilizaciones contra el genocidio a favor del pueblo palestino que se realizan o realizaron en numerosos países. Estas han obligado al gobierno español a adoptar sanciones contra Israel y a detener el flujo de armamento. El Reino Unido hizo también una declaración conjunta con Francia y Canadá para condenar las acciones de Israel en Gaza y Cisjordania. Las movilizaciones masivas actúan sobre las grietas que se producen por el distanciamiento de la relación con EE-UU por la cuestión arancelaria, pero sobre todo en el caso de UK y Francia, las declaraciones contra el genocidio son una forma de presión hacia EEUU para tener un mayor protagonismo en el reparto de Ucrania. Las movilizaciones masivas son importantes, ejercen presión sobre los gobiernos, ayudan a concientizar sobre los crímenes atroces del imperialismo. Pero no son suficientes.
No se puede depositar ninguna esperanza en los gobiernos burgueses imperialistas sean socialdemócratas, laboristas o conservadores. Tampoco en los gobiernos burgueses de los paises árabes. Todos usan su apoyo al pueblo palestino como moneda de cambio. Por eso para terminar con la masacre y el desangramiento del pueblo palestino, hace falta que los trabajadores de los países del Medio Oriente se levanten en su apoyo, por encima de los gobiernos burgueses que solo se comprometen de la boca para afuera. La solución final favorable a los trabajadores y los pueblos oprimidos es la revolución socialista, que derrote y disuelva el estado sionista e instaure un estado obrero y socialista y una federación de estados socialistas de Medio Oriente, independiente de las potencias imperialistas, en donde puedan convivir en paz todas las nacionalidades y sean respetadas como un asunto personal todas las creencias religiosas.
AB, 11/6/25