La izquierda del régimen baila con CFK

Evidentemente el gobierno de Milei ha trastornado todos los parámetros principistas de quienes aún se consideran a sí mismos “trotskistas”. Dejando de lado toda la experiencia histórica y la elaboración teórica que dicen reivindicar, se arrojan desaforadamente en una orgía oportunista a bailar en el barro de la capitulación ante una fracción de la burguesía, representada políticamente por el kirchnerismo. Para colmo este kirchnerismo trata de asimilarse -aunque con éxito relativo- al PJ tradicional.

Afirmamos que ya hay una capitulación política, al caracterizar la condena a CFK, como una proscripción política contra la cual los trabajadores debemos movilizarnos (Ver nota https://causa-obrera.org/index.php/2025/06/12/no-damos-apoyo-politico-ni-a-cfk-ni-a-ningun-partido-de-la-clase-capitalista/) . En esta capitulación cayeron todos los partidos del FIT-u y sus socios menores del N-Mas (la mala fotocopia del PTS) y Politica Obrera (que se considera el PO “auténtico”).

¿Porque es una capitulación? Porque presentan esta política como una defensa de la “democracia” o de las “libertades democráticas”. ¿Cuál sería el ataque a la democracia? Que la responsable política y beneficiaria personal de la corrupción a amplia escala ocurrida bajo los gobiernos K, no puede ir presa por ese delito contra las finanzas públicas. ¿No debería ir presa siendo la que manejaba la corrupción en el Estado porque ello constituiría una “proscripción” politica? Toda la izquierda reconoce que durante los gobiernos kirchneristas hubo gran corrupción, aunque ahora lo dicen entre dientes. Los argumentos leguleyos – acerca de irregularidades en el proceso- no pueden ser el centro de una defensa. La verdadera defensa de la izquierda es una capitulación política al kirchnerismo. La colocan como dirigente popular perseguida por la derecha y el imperialismo. Y ese es exactamente el lugar en el que CFK quiere estar.

Mientras la ultraderecha ascendió al gobierno haciendo campaña contra la corrupción de la casta política. En cambio, la izquierda opta por defender el derecho de la casta política a robar y a ser candidata y elegida si un porcentaje de la población así lo desea. O sea, a seguir ocupando cargos que a su vez le dan fueros para evitar la cárcel.

Este podría ser visto como un grave error político al defender lo que debe ser condenado, lo que ubica a la izquierda como cómplice de la corrupción del aparato político y estatal burgués.

Pero no es solamente eso. Es también una capitulación política -gratuita, no forzada- que ubica a la izquierda como satélites del kirchnerismo, al cual le entregan la independencia política.  ¿Por qué? Porque no es real su argumento, de que se trata de una restricción a la democracia, por el impedimento a presentarse a elecciones. Si ese argumento “democrático” fuera real, tendrían que oponerse a que cualquier dirigente político que tenga un margen considerable de apoyo popular sea juzgado y condenado a prisión, como ocurre por ejemplo con Bolsonaro en Brasil y podría ocurrir con Milei. Que el apoyo es político está bien claro, porque nadie de “la izquierda” consideraría una violación a la democracia que Milei fuera preso por estafa, o se lo destituyera mediante un juicio político.

Tampoco es real ese argumento de Bregman (PTS) y Solano (PO) acerca de que hay que defender a CFK para que la justicia y el gobierno no ataquen a los partidos de izquierda o a las organizaciones obreras. Ni la justicia ni el gobierno necesitan tener como antecedente a CFK presa para actuar sobre el activismo obrero y popular. Inclusive, durante el kirchnerismo era una política habitual impulsada desde el gobierno la persecución judicial, llegando a haber más de 6 mil causas judiciales contra luchadores obreros, entre ellos la Junta Interna de Htal Garrahan y a los petroleros de Las Heras, que llegaron a ser condenados por la justicia de Santa Cruz ¡a cadena perpetua!!

En realidad, se trata de un seguidismo político al “mal menor”, dentro del campo burgués. Es la continuidad de la posición electoral en la segunda vuelta al llamar a votar contra Milei, es decir llamar a votar por Massa con vergüencita.

La política siempre se ordena a partir del principio de la independencia de clase. Para enfrentar a la ultraderecha e inclusive al fascismo, el trotskismo impulsa el frente único obrero, nunca el apoyo político a un sector de la burguesía.

Estas capitulaciones, que son como tomar una curva a alta velocidad, siempre alguno derrapa demás y se va al pasto. En las últimas elecciones fue Izquierda Socialista, quien llamó a votar directamente por Massa.

Ahora el que derrapó fiero fue el PTS. Si la vamos a hacer hagámosla bien, deben haber dicho sus dirigentes. No solo capitularon de palabra, también respaldaron esa capitulación con hechos. Fueron a visitar a CFK a su depto a llevarle personalmente su apoyo. Muy viva, la “Cris” los invitó a pasar ¿habrán tomado un cafecito? Después dos dirigentes del PTS participaron en una reunión del PJ junto con partidos aliados.
Y finalmente fueron firmes y entusiastas convocantes a la concentración de Plaza de Mayo, que fue un acto político del PJ. Eso sí antes se concentraron en el Obelisco para marchar a la Plaza en una columna que según ellos era independiente. Bueno, lo único que faltaba era que fueran juntos en las mismas columnas de La Cámpora.

Tanta vertiginosa capitulación provocó algunos mareos.

En el PO, Solano salió a aclarar que ellos estaban contra la proscripción, pero sin dar apoyo político a CFK. Como ya argumentamos estar contra la proscripción es en sí mismo dar apoyo político. El martes 17, el PO convocaba a un acto en el Obelisco porque “Nosotros somos una fuerza independiente del peronismo y nuestro acto es para rechazar el fallo, no para apoyar políticamente al peronismo que es cómplice de Milei y que le ha votado muchísimas leyes en el Congreso”. Pero esa independencia les duro las pocas cuadras que hay hasta Plaza de Mayo, adonde marcharon para integrarse al acto peronista.

El PO hizo lo mismo que el PTS, un actito previo en el Obelisco para justificar su participación en una concentración politica del peronismo en la que se apoyaba a CFK incluyendo su decisión de acatar a la justicia, aceptar ir presa e inhabilitada, para poder posar de víctima popular perseguida.

Lo mismo hizo el N-Mas. El día 16, su principal dirigente Roberto Sáenz anuncia por X que “NO marchará el miércoles junto al PJ. Lo que podría ser una movilización popular en contra de la proscripción política de CFK, de la que sí participaríamos, se ha transformado en cambio en un acto de apoyo político al peronismo. Y esto en el marco de que Cristina Kirchner ya ha aclarado que “acatará la decisión de la Corte”. Somete así la circunstancia a un cálculo electoral: en el 2027 la campaña del PJ se dedicará a proponer el indulto a su persona”. Al otro día su principal candidata electoral Manuela Castañeira, anuncia el cambio de posición: “Ante la convocatoria del PJ para mañana a las 14hs en Plaza de Mayo, el Nuevo MAS ha resuelto movilizar críticamente para apoyar el reclamo contra la proscripción de CFK”, apoyo “crítico”.

En otras palabras, en lugar de echar “hiel y vinagre” a la fraseología democrática como indicaba Lenin, van como furgón de cola de “las masas” kirchneristas, a lo Kamenev (**).

Esta política oportunista se condice con su adaptación al parlamentarismo, con sus campañas electoralistas vacías de contenido revolucionario y su acción parlamentaria basada en denuncias y proyectos que no van más allá del plano democrático y reformista. PTS y PO llegaron al colmo de integrar un interbloque con el kirchnerismo (interbloque “Frente de Izquierda-Nacional y Popular) para tener representación en la comisión que estudia el caso Libra. Cada vez más el principio marxista de la independencia de clase es pisoteado por el centrismo.

Estos partidos centristas que renguean de oportunismo no pueden ser la base para construir una dirección revolucionaria. Hará falta que en el proceso de la lucha de clases y la lucha política se vaya forjando un reagrupamiento revolucionario de cuadros que rompan con el centrismo y el oportunismo y se fusionen con la vanguardia obrera y popular que vaya surgiendo en el ascenso. De allí surgirá un nuevo embrión de partido revolucionario del que esperamos ser parte.

(*) Gabriel Solano, dirigente del PO, escribió en X: “Prefiero el MAL MENOR de que una persona que cometió hechos de corrupción se presente a elecciones al MAL MAYOR de avanzar en un régimen de persecución y proscripción en manos de fuerzas políticas que cometieron hechos tan o más graves de corrupción”.

(**) <<El camarada Kámenev contrapone a un «partido de masas» un «grupo de propagandistas». Pero las «masas» han sucumbido ahora a la fiebre del defensismo «revolucionario». ¿No es más apropiado que los internacionalistas, en este momento, demuestren que pueden resistir la intoxicación de masas que «querer permanecer» con las masas, es decir, sucumbir a la epidemia general? ¿No hemos visto cómo, en todos los países beligerantes de Europa, los chovinistas intentaron justificarse alegando que deseaban «permanecer con las masas»? ¿No deberíamos ser capaces de permanecer, durante un tiempo, en minoría frente a la intoxicación de masas? ¿No es la labor de los propagandistas en este momento la clave para desentrañar la línea proletaria de la intoxicación de masas defensista y pequeñoburguesa? Fue esta fusión de las masas, proletarias y no proletarias, independientemente de las diferencias de clase dentro de ellas, lo que constituyó una de las condiciones para la epidemia defensista. Hablar con desprecio de un «grupo de propagandistas» que defiende una línea proletaria no parece muy apropiado.>> (Lenin, Cartas sobre tácticas, Primera carta)

<<Esta peculiaridad de la situación exige, en primer lugar, «echar vinagre y bilis al agua dulce de la fraseología democrático-revolucionaria» (como tan acertadamente expresó mi compañero del Comité Central de nuestro Partido, Teodorovich, en la sesión de ayer del Congreso Panruso de Ferroviarios en Petrogrado). Nuestra labor debe ser de crítica, de explicación de los errores de los partidos socialistas-revolucionarios y socialdemócratas pequeñoburgueses, de preparación y consolidación de los elementos de un Partido Comunista conscientemente proletario, y de curación del proletariado de la intoxicación pequeñoburguesa «general».>> (Lenin, Las tareas del proletariado en nuestra revolución)

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