Este 24 de marzo se cumplen 47 años del golpe de Estado que llevó al poder a la Junta Militar y su “Proceso de Reorganización Nacional”. La sangrienta dictadura militar que se mantuvo siete años en el poder dejando un saldo de 30 mil desaparecidos, es decir, el secuestro, tortura y asesinato de miles de personas, no fue el producto de la sed de sangre de un grupo de “milicos delirantes”. Las Fuerzas Armadas, como institución, son el pilar fundamental del Estado capitalista, por lo tanto, están al servicio de defender la propiedad privada y el orden burgués. El golpe militar fue la respuesta del imperialismo y sus socios menores, la burguesía local, a la lucha obrera y popular que desde fines de la década del 60, con el “Cordobazo” y principios de la década del 70 con las coordinadoras, había alcanzado una masividad y combatividad que ponían en peligro la propiedad privada burguesa y los privilegios de la clase dominante.
Ahora que ya pasaron 40 años de régimen democrático burgués, se puede decir sin ningún lugar a dudas, parafraseando a Alfonsín, que con la democracia capitalista no se come, no se cura, ni se educa.
El último informe de Unicef sostuvo que 8,8 millones de jóvenes y niños en Argentina, es decir más del 60%, vive en hogares donde hay una pobreza estructural “multidimensional” y en su mayoría son niños que viven en hogares, donde al menos un adulto trabaja. Sin embargo, la situación va a seguir empeorando, porque la inflación sigue su curso de una manera ascendente. Los índices de febrero dieron como resultado un 6,6 % que anualizado, resulta de 102,5 %. Para encontrar un índice así, hay que retrotraerse más de 30 años, hasta 1991. Estos son datos generales pero que se expresan en la tremenda descomposición social que se vive cotidianamente, siendo unas de las lacras sociales de este momento el narcotráfico y las adicciones. Esa tal “democracia”, que tanto nos venden que hay que defender a través del aparato de propaganda del capital, es cada más mas retaceada, por eso podemos decir sin dudas, que ya está agotada.
Mientras tanto tenemos que escuchar a CFK decir que la “persiguen” porque los trabajadores gracias a su gobierno habíamos recuperado la “felicidad”. Qué decir de estas palabras, ¿no? La hipocresía les brota por los poros y junto a ella a todos los dirigentes kirchneristas. Se “olvida” que, en el 2015, después de la famosa “década ganada” la pobreza terminó en el 33% y que no resolvió ninguno de los problemas estructurales que tiene nuestro país por su carácter semicolonial siendo que durante varios años de kirchnerismo el país llegó a tener gracias al “viento de cola” internacional, récord de reservas en dólares.
Pero además lo que más causa bronca es que pareciera que este NO es SU gobierno. En el 2019 cuando hizo el armado de la fórmula presidencial, todos sus chupamedias decían que era una “estratega”, una “estadista” pero ahora resulta que, cuando el barco se hunde, ¿el gobierno de Al-verso no es su gobierno? La capacidad de tergiversar las cosas que tienen los dirigentes kirchneristas es impresionante.
Por eso la clase trabajadora que los votó en el 2019, para sacarse al “gato” (Macri) cada vez los desprecia más. Por ahora esa bronca no se expresa en la movilización, es que la burocracia sindical y de los movimientos sociales es una loza muy pesada que todavía no podemos sacarnos de encima. Por eso es importante, sacar conclusiones a fondo de lo que fueron las coordinadoras del 75, por qué preocuparon tanto a la burguesía y al imperialismo. Es que la clase obrera por fin se organizaba por fuera del control y el aparato de la burocracia sindical, y desde las bases había obligado a la dirección de la CGT de aquellos años, con Lorenzo Miguel a la cabeza, a hacerle una huelga general con movilización al gobierno peronista, huelga que se llevó puesto el plan de ajuste de Celestino Rodrigo, el famoso Rodrigazo.
Por otro lado, en el frente opositor de Cambiemos la interna entre Macri-Bullrich, Larreta-Carrió y la UCR se desarrolla a los tortazos, mientras miran con preocupación el crecimiento de su hijo “rebelde”, Milei. La coalición de sinvergüenzas del macrismo-radicalismo salen por los medios vendiendo recetas sin ponerse colorados.
Como si los trabajadores no tuviésemos memoria suficiente de la miseria creciente que significó el gobierno de Macri. Para colmo nos quieren convencer que su política económica desbarrancó porque…los trabajadores no entregamos más derechos, que según ellos son “privilegios”. Milei y su banda, sigue el mismo discurso solo que más radicalizado. Nada bueno podemos esperar los trabajadores de estos representantes directos de la gran burguesía y el imperialismo. Ya desde ahora les están prometiendo que van a hacer “las reformas que hagan falta”, aunque se tengan que aguantar las huelgas y las protestas de los trabajadores, represión mediante.
¿Qué democracia pretendemos los marxistas revolucionarios?
Desde que la sociedad está dividida en clases antagónicas, en explotados y explotadores, la democracia pura no existe y no puede existir. La dictadura y la democracia son dos caras de la misma moneda, ambos regímenes burgueses. Obviamente que es mejor para desarrollar la organización y la lucha de los trabajadores un régimen en el que haya mayores libertades democráticas. Por eso estamos en contra de los golpes que imponen dictaduras y luchamos por la “democracia”, pero no como un fin en sí mismo, ni como una etapa necesaria, sino como un medio que permite mejor desarrollar las luchas. En el capitalismo la “democracia” es el régimen que encubre la dictadura del capital, ya que el pueblo -que cada dos años vota por el mal menor- no es el soberano. Es la gran burguesía y el imperialismo quienes tienen el poder económico, e imponen su programa y su política a los funcionarios políticos y judiciales de turno. El Estado no es neutro, es quien defiende la propiedad privada de los medios de producción en manos de la burguesía, y las FFAA son su brazo armado, las garantes de última instancia para sostener este régimen de explotación contra las luchas e insurrecciones obreras y populares.
Por eso, nosotros, los marxistas revolucionarios, planteamos que hay que luchar por otra democracia totalmente diferente: la democracia de los trabajadores, con una sola cámara parlamentaria de diputados obreros elegidos en las estructuras laborales y en los barrios obreros y populares, que ganarán en su banca lo mismo que un trabajador promedio y podrán ser revocables cuando la mayoría de sus electores lo decida. Con tribunales obreros y populares que resuelvan sobre la culpabilidad o inocencia de los acusados y establezca las penas correspondientes, y con un gobierno elegido en el mismo seno del parlamento entre sus representantes.
Ese régimen será para los trabajadores -que constituyen la gran mayoría de la población- el más democrático, más que la más “democrática” de las democracias burguesas. Será a la vez una dictadura de clase, una dictadura del proletariado, es decir, de los trabajadores contra toda la burguesía y todos los elementos contrarrevolucionarios y proimperialistas. Esta es una necesidad para sostener un Estado Obrero mientras esté aislado y rodeado de países capitalistas y potencias imperialistas.
Ante la crisis mundial del capitalismo que profundiza su curso, ahora con la caída de la bolsa en EEUU producto del colapso de Silicon Valley Bank amenazando con hacer quebrar a otros bancos de EEUU y Europa, y que nos arrastra a una nueva guerra mundial, empezar el camino para construir una sociedad socialista, es la única salida que tenemos los trabajadores. Por eso con el poder político y militar en nuestras manos expropiaremos a la burguesía y construiremos una economía planificada en beneficio de las necesidades de los trabajadores y no como ocurre ahora que solo beneficia a los burgueses, banqueros y al imperialismo.
Mariano López 16/3/23