(Nota perteneciente a manifiesto internacional N° 4, PCO-CSR TOPO OBRERO-FSR)
En el marco de la crisis mundial de capitalismo, acentuada por la pandemia del coronavirus y la confrontación comercial China-EEUU, se planifica la celebración en Venezuela de las elecciones de diputados a la Asamblea Nacional el próximo 6 de diciembre.
La actualidad venezolana debemos entenderla como parte del escenario de enfrentamiento entre los grandes capitales por el mercado mundial, las próximas elecciones reflejan este enfrentamiento, grandes contradicciones en el seno de la burguesía venezolana y la crisis de los partidos políticos que representan al derecha y aquellos que se reivindican de izquierda.
El gobierno de Maduro ha avanzado en la entrega abierta de los recursos venezolanos al capital extranjero, no solo estadounidense y europeo sino también al chino y a otras burguesías que aprovechan las circunstancias como la rusa e iraní. Esta situación ha hecho caer en contradicción a Maduro con el imperio norteamericano, que tiene una política de enfrentamiento hacia la penetración de capital chino en Latinoamérica. Este desacuerdo EEUU-Maduro, el imperialismo lo desea resolver con el cambio del gobierno actual por otro que le sea más afín a sus intereses y que se resista a la expansión del capital chino.
Los Estados Unidos han dejado clara su intención de salir de Maduro y sustituirlo por Juan Guaidó, actual presidente de una de las directivas de la Asamblea Nacional, quien ha fallado en sus intentos de acceder al control del Estado, pero sigue siendo señalado como la única figura reconocida por Trump; de esta manera, para el gobierno, retomar el control de la AN y a su vez quitarle el piso legal que sostiene a Guaidó, sería un golpe a las pretensiones de la potencia imperial.
Si bien la victoria electoral de Biden parece firme, de todas maneras, todavía no asumió, es decir de concretarse las elecciones en la fecha prevista todavía serían realizadas bajo el mando formal –, aunque muy debilitado, es verdad- de Donald Trump. Sin embargo, aunque pueden variar en la táctica, la política de sacar a Maduro y que asuma un gobierno de la oposición, aunque no necesariamente sea el de Guaidó, es una política “bipartidista”, es decir hay acuerdo sobre ella entre demócratas y republicanos, ya que ambos partidos quieren evitar el fortalecimiento de la presencia política y económica, tanto de China como de Rusia, en América Latina.
Pero la victoria en las elecciones de la AN no solo sirve a Maduro para quitarle un peón al imperio, también sirve para garantizarse una oposición con la que pueda negociar y pactar el control del país, superar el clima de inestabilidad institucional que se generó con la perdida de la AN y que ha traído como consecuencia la suspensión de sus funciones mediante decisión del TSJ (Tribunal Supremo de Justicia), la existencia de dos directivas y una Asamblea Nacional Constituyente, en la tentativa del gobierno de retomar el control de la Asamblea. Maduro espera pasar a una situación de “normalidad” política con el control pleno de los 5 poderes del estado y así facilitarse la aplicación de los ajustes económicos y su plan de venta del país.
La victoria del PSUV en unas próximas elecciones de AN también les permite utilizar el escenario legalmente establecido para modificar leyes que le faciliten el acceso a capitales internacionales a los recursos del país. Leyes como las de hidrocarburos, pesca y la legislación del trabajo, son obstáculo para las ambiciones de las transnacionales; otras leyes y hasta la misma Constitución se hacen insuficientes para garantizar los intereses de capital extranjero en Venezuela.
La realización de las elecciones por supuesto le sirve también al gobierno para mostrar una imagen de legitimidad al mundo. Para esto ha estado avanzando en tener el aval al menos de la Unión Europea, a quien ha buscado congraciar, por ejemplo, con la liberación de una cantidad importante de presos políticos, mientras que Estados Unidos –bajo la presidencia de Trump- se ha mostrado contrario a cualquier legitimación y presiona a otros países y organismos como la OEA para que desconozcan las elecciones. Y no parece que esta orientación vaya a cambiar con Biden.
Maduro está decidido a celebrar las elecciones en un momento que considera que el escenario internacional le favorece, la victoria del gobierno de Fernández-Kirchner en Argentina, del MAS en Bolivia y las dificultades internas de gobiernos pertenecientes al grupo de Lima, como el de Duque en Colombia, Piñera en Chile, le hace pensar que irá contando con más apoyo, además de que la crisis de la gasolina y las medidas sobre la pandemia le dan excusa para aumentar el control sobre la población y contener el descontento social. Sin embargo, la posibilidad de la suspensión de las elecciones, siempre ha estado presente como una carta a negociar en caso de que EEUU o la UE planteen un escenario diferente. Es por esta razón que el gobierno en tiempo record se apresuró en redactar y aprobar una Ley Antibloqueo, que sin necesidad de la AN, le da la posibilidad de crear un marco jurídico favorable para la venta del país, la devolución de las empresas expropiadas y armas represivas en caso de que su ejecución provoque un levantamiento popular.
Para llevar a cabo el evento electoral, el gobierno comienza a asomar la posibilidad de levantar completamente la cuarentena, con el objetivo de generar el mayor ambiente de normalidad y facilitar el acceso de la población a los centros electorales, aunque esto implique mayor aumento del número de contagios de COVID19 y la muerte de venezolanos. Tales medidas de levantamiento de cuarentena no tienen ninguna justificación científica, en un momento donde los contagios y las muertes aumentan en todo el país. Esto pone en evidencia el falso discurso de Maduro de gobernar al servicio de los intereses del pueblo, cuando realmente su prioridad es retomar el control político de la AN para avanzar en su plan de venta del país.
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En el próximo escenario electoral, el principal partido a obtener la mayoría de diputados es el PSUV, que con el control del gobierno ha ido allanando un camino que le permita obtener esa mayoría como, por ejemplo, con el desconocimiento de las directivas de varios partidos de oposición como AD, Primero Justicia, partidos disidentes como PPT y Tupamaros. El PSUV representa hoy los intereses de la pequeña burguesía roja y de la boliburguesía, la burocracia del Estado y los intereses de las trasnacionales chinas, rusas, iraníes y también gringas y europeas con quienes continúa buscando congraciarse. En el otro extremo aparece la oposición encabezada por Guaidó, cuya posición es de no participación, lo que es consecuente con la posición del gobierno estadounidense al cual representan. Sin embargo, hay un sector opositor disidente que ha estado participando en las mesas de dialogo con el gobierno y que presentan figuras como Luis Parra o Henry Falcón, que ven la opción de participar -en acuerdo con el PSUV- de la repartición que hacen del Estado venezolano. Estos, dado que representan a sectores de menos peso dentro de la burguesía nacional, accederían a puestos en la AN gracias a su habilidad para negociar con Maduro. También existen sectores disidentes del Polo Patriótico, que critican al gobierno desde una posición oportunista, en reclamo por haber sido excluidos de la repartición del aparato burocrático del Estado.
En esas opciones puestas sobre la mesa, no hay ninguna que esté del lado de la clase obrera. Todos, de una manera u otra, son defensores de los intereses de la burguesía nacional y extranjera en contraposición a los del pueblo trabajador; de esta manera no tenemos ningún candidato al cual votarle en las elecciones, no hay ninguna opción con carácter e independencia de clase. La clase debe optar el día de las elecciones por votar nulo, para que podamos expresar en forma activa nuestro rechazo a las propuestas de todos los candidatos, no podemos darle el voto a los verdugos de la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Pero para combatir esta política entreguista, votar nulo no es suficiente, nosotros los trabajadores necesitamos de la construcción de una opción que luche por nuestros intereses, un partido de los trabajadores que presente un programa de combate a todas las medidas que implementa Maduro y que a su vez allane el camino para construir un gobierno de los trabajadores y para los trabajadores, que avance hacia el verdadero socialismo, expropiando al conjunto de la burguesía y al imperialismo.
Necesitamos un gobierno obrero que proponga la recuperación de la empresa petrolera, principal fuente de ingreso del país, y cuya venta al capital extranjero está siendo acelerada por Maduro con la implementación de la Ley antibloqueo. Un gobierno obrero deberá anular esta venta y proponer la recuperación de la misma en base a planes de trabajo e inversión.
Un gobierno obrero que avance en el control de las exportaciones e importaciones del país, para controlar todo lo que se exporta e importa y el uso de cada dólar que nos ingresa.
Un gobierno obrero la distribución y venta de alimentos con participación de todos los trabajadores para evitar el contrabando y la corrupción que ejercen los que hoy tienen esta responsabilidad tanto del gobierno como los empresarios.
Un gobierno obrero que nacionalice todo el sistema bancario y los monopolios, bajo control de los trabajadores constituidos en poder estatal y social para realizar una verdadera planificación económica de emergencia, de la producción de bienes, entre ellos alimentos, que beneficien al pueblo y no a los empresarios y burócratas.
Mientras el Estado lo dirija la burguesía a través de las distintas variantes de gobiernos, nada podemos esperar, no importa la cara que nos pongan, independientemente de quien gane las venideras elecciones. Eso sólo lo usarán para exigir mayor peso en la repartición que hacen de los recursos del Estado, o en aprovechar la oportunidad de mejorar sus negocios y lazos de dependencia con el capital extranjero. Sus intereses están muy claros, los representantes políticos y militares del capital sólo gobiernan para el sector que se ha hecho multimillonarios a costa de la explotación de los venezolanos.
13 de noviembre de 2020
Corriente Socialista Revolucionaria – El Topo Obrero