Balance del conflicto en Electrolux

La represión perpetrada por la patota de la UOM contra los militantes que estaban haciendo el bloqueo en la puerta de la fábrica, se llevó toda la atención mediática, no solo porque los lúmpenes golpearon a mujeres, sino porque, además, falleció de un ataque cardíaco un elemento de la burocracia. La dirección de la UOM -con el despreciable abogado Pablo Cerra a la cabeza- salió a decir que producto del bloqueo en los portones, no pudo entrar la ambulancia para atender al convaleciente. Mentiras. Los militantes sí dejaron pasar al vehículo. Pero la política de la conducción de la burocracia era, en acuerdo con la patronal, desalojar a como dé lugar el bloqueo del portón. A pesar de lo espectacular de las imágenes y de la cobarde agresión de la patota, el conflicto en Electrolux estaba terminado hacía una semana; el bloqueo posterior al 1 de mayo, fue una política totalmente artificial llevada adelante por el PTS. 

Los despidos en la línea blanca y en toda la región 

El aumento constante de despedidos, suspensiones con pérdida salarial, y una inflación creciente que carcome los salarios y subsume al pueblo pobre en la miseria, se viene produciendo en la región conforme avanza la crisis económica. En 2016 hubo 400 despidos con el cierre de Ar Zinc en Fray Luis Beltrán, sumado a los despidos en Fabricaciones Militares. A principios de 2017, los 400 despidos en General Motors. En Villa G. Gálvez hubo 65 en Unilever y el cierre de la Clínica Gomara con 65 trabajadores en la calle.  Además de los 70 despidos en Cargill el año pasado. 

Pero si hay un sector que viene sufriendo una sangría extrema, ese es el metalúrgico en general y de “la línea blanca” en particular. Sin embargo, la dirección de la UOM ha sido el principal garante de la “paz social” ante el ajuste patronal. Al cierre de Mefro Wheells, (donde Donello y Gutiérrez habían montado con el PS -Lifschitz y Contigiani- un simulacro de apertura que terminó en la nada) se le suman miles de despidos o “retiros voluntarios” -que no son más que despidos con una mayor indemnización- en otras fábricas del rubro. En las de “la línea blanca” del cordón Ovidio Lagos, ya sea Briket, Bambi, Metalbo y otras, se produjeron cientos.  A pesar de esto la burocracia de la UOM no convocó ni siquiera un mísero paro. 

Otra pata para garantizar estos despidos y suspensiones fue el gobierno del PS –a través del Ministerio de Trabajo-. Lifschitz y cía se han hecho gárgaras en su campaña electoral, diciendo que hay que mantener los puestos de trabajo, pero como buen gobierno burgués que es, hizo todo lo contrario, ha mantenido la paz social a raja tabla, siempre del lado de las grandes patronales. 

Cuando hablamos de que la burocracia sindical ha garantizado los despidos, no nos referimos solamente a la UOM, sino a todas las burocracias sindicales de la región, como SMATA en General Motors en 2017, o como la misma Federación Aceitera en Cargill en el 2018 (la cual no fue capaz de organizar un plan de lucha, a pesar de las bravuconadas de su dirigente Dávalos acerca de que iban a organizar un “tercer Rosariazo” sino incorporaban a los despedidos el 1 de mayo del 2018). Es importante destacar que, en ambos casos, el Ministerio de Trabajo había fallado a favor de la reincorporación de los despedidos, pero ¿qué hicieron las patronales? Jamás acataron ¿por qué? Porque la pelea se da con acciones directas de lucha, no en los Ministerios, porque una institución del Estado burgués como es el Ministerio de Trabajo, nunca va a actuar contra las patronales, más allá de cobrar alguna multita simbólica. Sólo una lucha fuerte y tenaz puede obligar a las patronales a retroceder y al ministerio a darle forma de resolución a la relación de fuerzas impuesta por la lucha.

El grado de integración de la burocracia sindical con el Estado burgués y de estrecha conciliación con las patronales, puede advertirse claramente en el último “comunicado” de la UOM-Rosario, en donde califica al Ministerio de Trabajo como “la casa de los trabajadores”. En realidad, es la cueva donde la burocracia hace sus sucios arreglos con la patronal y el Estado contra los intereses de los trabajadores.

Párrafo aparte es la burocracia de la CTA Autónoma -con Teres y Daz a la cabeza- quienes “no tienen cara”. Vinieron a hablar a la puerta de Electrolux, a dar lecciones de cómo luchar cuando ellos desde ATE, no fueron capaces de llevar adelante un plan de lucha serio para parar los despidos y -casi cierre- en Fabricaciones Militares, Fray Luis Beltrán.  Aparte aparecen y hablan de dar el apoyo, y ni siquiera son capaces de arrastrar un sector de sus militantes del sindicato. Son literalmente figurones, que vienen a sacarse la fotito para las redes sociales. 

El conflicto

En Electrolux, a principios de 2015 había cerca de 900 trabajadores entre efectivos y contratados. A principios de este año 2019, apenas quedan 300 (contando administrativos). La patronal implementó una reestructuración que consiste en nueva tecnología robotizada, invirtiendo millones de dólares, dando como resultado que cientos de obreros queden en la calle. 

Durante el mes de abril 2019 la empresa despidió a fines de la primera quincena 14 trabajadores y en la segunda, el 29 de abril, 21 más. La diferencia entre los primeros despidos y los segundos es que los de la segunda tanda, se organizaron para pelear por su reincorporación. Hay que aclarar que unas semanas antes se había producido el paro en el sector de almacenes, por el despido de un compañero -muy respetado-, pero éste había sido un paro aislado que la patronal y la burocracia desarticularon rápidamente. 

Ese lunes 29, nuestra política era apuntar a conseguir el apoyo activo de los compañeros de adentro, los únicos que podían garantizar la reincorporación de los despedidos. O sea, nosotros planteamos decirle algo concreto a los compañeros, realizable, es decir: hacer una asamblea en puerta de fábrica y proponerles realizar un paro. Mientras tanto aceptamos mantener el bloqueo, y además alentar a los compañeros de adentro para garantizar el paro al día siguiente. Toda nuestra política se la planteábamos al grupo de los despedidos; jamás osamos puentear a los compañeros. Mientras que el PTS, si bien aceptó la línea del paro, hizo hincapié en los bloqueos de los portones.

A la salida de ese turno, los despedidos logran realizar una asamblea en la puerta de la fábrica, en la cual participan aproximadamente la mitad de los obreros de adentro. Ahí nuestra intervención fue que había que pelear por los compañeros despedidos, pero también por los que estaban adentro, porque no se le podía creer a las maniobras de la burocracia sindical. Aproximadamente a las 10 de la mañana Cerra (abogado de la UOM) y algunos elementos de la burocracia habían ingresado a planta a hacer una asamblea, en obvio acuerdo con la gerencia. Era la primera asamblea que hacía la burocracia en muchísimos años. Su objetivo era claro: por un lado, meterle miedo a los compañeros. Y por otro darle una cierta “garantía” de estabilidad diciéndoles que habían hecho un acuerdo para que no hubiera más despidos hasta fin de año, pero con la condición de que estos 21 despedidos había que “dejarlos pasar”, y que no podían hacer nada para impedirlos. Cínicos entregadores. 

En esa asamblea en puerta de fábrica, una minoría de trabajadores votó por parar. Ya se notaba un ambiente frío: una mitad no se había quedado a participar de la asamblea. Y a la otra mitad, si bien mostraba un cierto apoyo quedándose, -más todavía los que levantaron la mano-, les faltaba “la levadura”, es decir, quienes pudieran organizarlos, para garantizar efectivamente el paro del día posterior. Una cuestión que abona lo que decimos, es que ninguno de “los de adentro” habló en la asamblea. Durante todo ese día lunes mantuvimos el bloqueo de ambos portones junto con los despedidos y en conjunto con el PTS, mientras hablábamos con algunos de los compañeros más firmes de adentro para garantizar el paro del día martes. Ahí ya nos decían que el paro estaba difícil llevarlo adelante. 

El martes a la entrada estuvimos en puerta de fábrica, tratando de hablar con los compañeros para garantizar el paro. La línea en concreto era que los compañeros marcaran en los molinetes de adentro y que luego se acercaran al portón de salida. Enseguida vimos que eso era difícil, entonces les dijimos que realizaran el paro en el lugar de trabajo, pero esto tampoco lo pudieron garantizar. Para las 10 de la mañana no había más producción, porque los bloqueos de afuera no dejaban entrar los insumos, pero el paro realizado por los obreros, nunca cuajó

A la salida de ese turno del día martes 29, los que habían votado parar el día anterior se quedaron hablando con algunos de los despedidos, ahí nos decían que ellos apoyaban, pero que había mucho frío en la base, que no hubo fuerzas para parar. Como partido mantuvimos el bloqueo junto con algunos de los despedidos (una parte ya no participaba) durante todo el día martes, pero ya sacamos la conclusión de que el conflicto estaba terminado, los despidos habían pasado. Y que había que abocarse a reorganizar las fuerzas de adentro, forjar una nueva camada de activistas, que en perspectiva pudiera reagrupar las fuerzas de los trabajadores para hacerle frente a la patronal y a la burocracia.

El día miércoles 1° de mayo, el PTS impulsó una choriceada, nosotros como partido apoyamos. En la misma estuvieron todos los dirigentes de diferentes organizaciones que durante el día lunes y martes ni habían aparecido. El PTS invitó a todas las organizaciones, para poder tener respaldo a su política de continuar el conflicto a cómo dé. Ahí la intervención del dirigente local del PTS Crivaro, fue plantear que el conflicto recién empezaba. Nosotros, planteamos todo lo contrario, que había que levantar, reorganizarse y prepararse para una nueva ofensiva de la patronal. Que no se podía reemplazar con el aparato de ningún partido, lo que no hacían los trabajadores. Además, planteamos que generar expectativas en el Ministerio de Trabajo, llevaba a un callejón sin salida. 

El PTS: vanguardismo aparatista y legalismo 

El PTS siguió garantizando con sus militantes los bloqueos, con muy pocos compañeros de los despedidos, porque el resto, después de que no prosperó el paro del martes, decidieron agarrar la plata de la indemnización y abandonar la lucha. Mientras tanto hacían caracterizaciones tremendamente afiebradas acerca de un hipotético apoyo de adentro de la fábrica, para parar. Apoyo sí había, pero pasivo y de un pequeño sector de los que habían votado por parar el día martes 30. Pero aun suponiendo que ese apoyo del “activismo” fuera tal como decían los militantes del PTS ¿qué pasaba con la base? ¿Acaso el PTS no sabe que con el activismo solo (que además es débil e inexperto) no se puede garantizar ningún paro si en la base no hay predisposición a la lucha? Y la base, “quería trabajar”. Ese apoyo del “activismo” no alcanzaba a traccionar al conjunto de los trabajadores de la fábrica que no quería pelear. 

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Por eso, el PTS, con su política de bloquear sólo con la militancia del partido, quería forzar artificialmente una lucha que la mayoría de los trabajadores no estaban dispuestos a dar. De esta manera lo que crecía, no era el apoyo a la lucha por la reincorporación, sino todo lo contrario, entraba la línea de la patronal que buscaba ahondar la división entre los trabajadores que conservaban su trabajo y los despedidos, amenazando con descontar el premio y las horas de trabajo perdidas “por el bloqueo”.

El PTS, cuyos dirigentes han escrito “sesudos tratados” sobre Clausewitz, sobre la “la táctica y la estrategia”, no entendió lo más elemental en una pelea, que cuando no hay fuerzas para luchar, hay que retroceder en orden; y luego reagrupar las fuerzas, para que cuando la situación lo permita, se pueda pasar a la ofensiva o ante el ataque del enemigo estar en condiciones de defenderse y contraatacar. 

La aparateada del PTS (un burocratismo del aparato partidario en base a un voluntarismo vanguardista que no tiene ninguna relación orgánica con la clase obrera) provocó la peor de las derrotas, porque fortaleció a la burocracia de la UOM entre los trabajadores de base, fortaleció a la patronal de Electrolux, ya que será muy ardua la recuperación de esta derrota, y fortaleció a la burguesía en general, ya que creó una gran confusión sobre los métodos de acción de quienes se reivindican como “una izquierda de los trabajadores”. La derrota del PTS que luchaba suplantando a los trabajadores terminó en una desbandada, como realmente sucedió tras el ataque de la patota de la burocracia. Por culpa de la línea aventurera de su dirección, la militancia del PTS, sin una mínima preparación para enfrentar a lúmpenes de ese calibre, terminó en un desbande corriendo por Battle y Ordoñez, y con las compañeras golpeadas. El PTS pretendió enfrentar a una banda de lumpenes organizados, ¿con una sentada? ¿La dirección de Rosario del PTS habrá pensado, que estaba peleando en la puerta de un terciario o de la Facultad? ¿Realmente pensaban que, porque la patronal no había conseguido la orden de desalojo del juez iba a tolerar que un grupo de militantes de izquierda le bloqueara la producción? ¿Acaso creyeron que la burocracia de la UOM se iba a quedar mirando de brazos cruzados sin hacer nada? ¿O que el PS puede ser una garantía progresista a favor de los trabajadores?

La política de aparato del PTS le permitió a la burocracia hacer pie entre los trabajadores de base de la fábrica, haciendo correr la versión de que por culpa de un grupito de militantes de izquierda podía haber más despidos o inclusive provocar el cierre de la empresa. Sobre esta base, un grupo de alcahuetes y encargados, realizaron un pasamanos para descargar un camión que traía insumos, quebrando de hecho el bloqueo con el aval de un sector grande de la base de la fábrica. Ni siquiera este hecho hizo reaccionar a la dirección del PTS. Al contrario, quiso mantener el bloqueo con los autos de los militantes, y quedaron expuestos al ataque de la patota de la burocracia, que pudo actuar libremente porque había ganado con su posición a buena parte de la base de los trabajadores. 

La otra cara de la moneda de política vanguardista del PTS fue el legalismo. Es decir, a partir del jueves 2, mientras mantenía el bloqueo con los abnegados militantes de base y cuadros medios, le “rogaba” al Ministerio de Trabajo ¡¡¡¡y al mismo Lifschitz!!!!, que destrabara el conflicto, ofreciéndole a cambio que le reconocerían que en Santa Fe se aplica una política diferente a la de Macri y Bulrrich. Hasta el día viernes, posterior al desalojo, seguía diciendo su abogada Tidoni, por los medios de comunicación “que la llave del conflicto la tenía Genesini” (Ministro de Trabajo del gobierno provincial). Este “embrete” infantil, dicho sin ninguna crítica y con suma diplomacia, revela que el PTS no tenía en donde apoyarse para ejercer presión sobre el ministerio.  Porque, la única y verdadera llave que hubiera podido darle una solución favorable a los trabajadores al conflicto, reincorporando a los compañeros despedidos, la tenían los trabajadores que quedaban adentro de la fábrica!

Inclusive si el Ministerio de Trabajo, por razones electorales, hubiera dictado la conciliación obligatoria con los despedidos adentro como pedía el PTS, la patronal no hubiera acatado tal resolución, sin tener la presión de la fábrica parada por los trabajadores de adentro. Sin ir más lejos, ¿cuántas resoluciones hubo por parte del Ministerio para la reinstalación del compañero Lucas Castillo en Liliana? ¿Y que hizo la patronal de Liliana? Jamás acató, ¿por qué?, porque la base de la fábrica no peleó por su reincorporación. El PTS en todo momento generó expectativas en le legalidad del sistema burgués, y lo peor de todo es que reincide en el método que ya aplicaron en Liliana. 

La misma actitud de confianza en la legalidad burguesa sucedió después de que el juez Postman había desestimado las causas penales que quería imponer -la despreciable- fiscal Haurigot y los abogados de la empresa. El PTS festejó como un triunfo esta desestimación, cuando en realidad lo que estaba sucediendo era que el PS, o sea el gobierno burgués -en un marco de elecciones- no quería pagar el costo político de llevar adelante una represión con las Fuerzas de Seguridad y fue por eso que le tiró la pelota al PJ, es decir a la UOM, para que “resolviera el asunto”. Tal cual sucedió. 

Solo una cabeza totalmente adaptada a la legalidad burguesa, puede pensar que la patronal va a acatar una resolución del Ministerio de Trabajo -en el hipotético caso de que éste falle a favor- luego de semejante derrota y desbandada. Sin embargo, hoy lunes 13/5, el PTS realizó un corte en la Autopista a Santa Fe, garantizado por su militancia – ¡¡¡a 30 kilómetros de Electrolux!!!- pretendiendo impresionar a Lifschitz, para que “intervenga” contra los “despidos ilegales”. 

Conclusión

Queda bien claro que el PS tanto ahora Lifschitz como antes con Binner y Bonfatti, es un partido del régimen burgués, que administra en el gobierno provincial y municipal a favor de los intereses de las patronales. El PS nunca muerde la mano que le da de comer. Este conflicto también desnudó el papel nefasto de la burocracia de la UOM y del PJ, como dijimos en la declaración de repudio al ataque de la patota: el cinismo del PJ no tiene límites, Tonolli, había presentado sus listas el 20 de marzo, junto a Lucila de Ponti y el mismo Donello, planteando como eslogan de campaña: “en estos años difíciles para nuestra Patria, y para nuestra ciudad, apostamos al trabajo”. ¿Pero, cómo pueden ser tan cararrotas?, hablar de defender los puestos de trabajo cuando son ellos mismos los que garantizan los despidos de los compañeros. ¡Cientos de trabajadores en la calle hubo en toda la región en estos años y los traidores de la UOM, no fueron capaces de hacer un mísero paro! 

Pero también se reveló, por la actuación política del PTS, ahora en Electrolux, así como antes en Liliana, que no se tratan de errores circunstanciales, sino de un método de aparato, vanguardista-voluntarista, es decir pequeñoburgués, para intervenir en las luchas de la clase obrera. Este método ha provocado una dura derrota en Liliana, y profundizado la derrota que ya había en Electrolux, agravándola hasta el punto de lograr la desmoralización de la parte más consciente de los trabajadores, y fortaleciendo a la burocracia y el control de la patronal.

Queda claro que se trata de un método también la orientación para actuar en la clase obrera como un aparato externo a la clase, y con ello se explica la línea que adoptó Lucas Castillo. Este compañero, siendo un despedido de Liliana, pudo ingresar a Electrolux, lo cual ya en sí mismo es un logro, porque la experiencia del compañero podía ser aprovechada para organizar a los trabajadores de la fábrica. Sin embargo, a tres meses de haber ingresado, el compañero firmó con su nombre y apellido una carta denunciando a la patronal por su responsabilidad en la muerte de un compañero. Obviamente, fue despedido, algo que cualquiera podía saber. Es decir, que la dirección del PTS, a sabiendas que Lucas iba a ser despedido, volanteo esa carta.

La conclusión es obvia. Al PTS no le interesa estructurarse y estructurar a los obreros de vanguardia en la clase, sino por el contrario, desestructurarlos para que luego sirvan como figuritas políticas electorales, externas a las estructuras del movimiento obrero. 

Pero también quedó en evidencia como progresa la adaptación al régimen burgués del PTS. Ya que una cosa es acompañar a los trabajadores que creen en las instituciones del régimen, con una política para que puedan hacer su experiencia, y otra muy diferente es que sean ellos mismos quienes generen esas expectativas, por ejemplo, en el Ministerio de Trabajo, cuando inclusive en el caso de Electrolux, a principios de año, en ese mismo ministerio, se habían rubricado los despidos en acuerdo con la UOM, y lo mismo había ocurrido el 2017, con la autorización por parte del Ministerio de Trabajo del descuento de los aportes jubilatorios para financiar a la patronal. 

Lo decimos claramente, el Ministerio de Trabajo es un brazo ejecutor de la política del estado capitalista, o sea, a los trabajadores debemos inculcarles CERO confianza, tanto en esa, como en todas las instituciones del Estado burgués. Sólo podemos tener confianza en nuestras propias fuerzas, en la fuerza de organización y la conciencia de clase de los trabajadores.

El primer paso para reorganizar a los trabajadores de Electrolux, es hacer un balance a fondo de los hechos acontecidos. Balance que será también importante para la vanguardia obrera de la región. Al escribirlo tenemos en cuenta las enseñanzas de las mejores tradiciones bolcheviques:

“El proletariado francés no es un novato. Tiene tras de sí el mayor número de grandes batallas históricas. Ciertamente, a cada paso la nueva generación deberá aprender de su propia experiencia; pero no desde el comienzo hasta el fin, sino por decirlo así, en un curso acelerado. Lleva en los huesos una gran tradición que lo ayuda a elegir el camino. Ya en junio, los dirigentes anónimos de la clase en su despertar, han encontrado con un magnífico tacto revolucionario, los métodos y las formas de lucha. Actualmente, el trabajo molecular de la conciencia de la masa, no se detiene ni una hora. Todo esto permite esperar que la nueva capa de jefes, no solamente permanezca fiel a la masa en los días del inevitable y verosímilmente, demasiado próximo conflicto, sino también sabrá retirar del combate, sin aplastamiento, al ejército insuficientemente preparado.

No es verdad que los revolucionarios de Francia estén interesados en que el conflicto se acelere o en que sea provocado “artificialmente”: sólo obtusos cerebros de policías pueden pensar así. Los marxistas revolucionarios ven su deber en esto: mirar claramente a la realidad cara a cara y llamar a cada cosa por su nombre. Extraer a tiempo de la situación objetiva las perspectivas para la segunda etapa, es ayudar a los obreros de vanguardia a no ser tomados de improviso y a aportar la mayor claridad posible a la conciencia de las masas en lucha. Es precisamente en esto en que consiste actualmente la verdadera tarea de una dirección política seria.” (León Trotsky en “Adonde va Francia”)

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