¡¡Abajo el ajuste!! ¡¡Salario mínimo igual a la canasta familiar completa!!
¡¡Basta de violencia contra la mujer y de femicidios!! ¡¡Por comités de lucha contra la violencia machista y por los derechos de la mujer trabajadora en las estructuras laborales y en los barrios!!
Aunque algunas organizaciones feministas le quieran escatimar el carácter de clase a este día, llamándolo solamente “Día de la Mujer”, se trata de una jornada de lucha internacional de la mujer trabajadora. Es la misma maniobra de algunos partidos políticos que llaman al 1° de mayo “Día del Trabajo”, en lugar de “Día del Trabajador”. Es el intento de algunos partidos burgueses y pequeñoburgueses que quieren conciliar con algún sector patronal y sobre todo quieren sostener el capitalismo.
El carácter de clase de ambos días, está indicado por el origen histórico de esas jornadas de lucha: El 1° de mayo fue convocado en el Congreso Obrero de París de 1889 que fundó la II Internacional Socialista (marxista). Y el Día de la Mujer Trabajadora se aprobó como jornada internacional de lucha durante la segunda Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, en 1910, por moción de Clara Zetkin, dirigente -junto a Rosa Luxemburgo- del ala marxista revolucionaria del partido socialdemócrata alemán.
Pero el carácter de clase del 8 de marzo está determinado no solo por su origen, sino porque la opresión y la explotación que sufren las mujeres trabajadoras es causada por el régimen capitalista. Esa explotación se impone en el trabajo asalariado, pero la opresión que sufren las trabajadoras por su condición de mujer se debe principalmente al lugar que el sistema capitalista le destina a la mujer en la familia, como productora y reproductora de la fuerza de trabajo, de la carne de explotación. Ahora hay muchas mujeres que trabajan en relación de dependencia, sobre todo en algunos sectores como la docencia y la salud, en los cuales las mujeres son mayoritarias en relación a los varones. Si bien esto les permite mayor independencia y mayor respeto de los varones, no las exime de cumplir la doble tarea de trabajar fuera de su casa y llevar la mayor parte de la carga en el seno familiar.
El Estado capitalista -apoyándose en las iglesias- es el que sostiene esta situación de desigualdad social porque le conviene a sus intereses económicos y políticos mantener ese “orden familiar”. En función de ese “orden”, también es el Estado el que sostiene y reproduce al machismo, que en un extremo llega hasta el femicidio. Porque, así como el Estado defiende la propiedad privada capitalista hasta con la represión más sangrienta cuando hace falta, así también mantiene las condiciones ideológicas que incitan al varón a considerar a la mujer como su propiedad privada, y la golpea cuando realiza alguna manifestación de independencia. Además, el capitalismo ha hecho de la mujer un objeto de consumo de todo tipo y sobre todo sexual, degradándola moralmente.
Divide y reinarás. La clase capitalista aprendió esta táctica de las clases dominantes anteriores a su época. Haciendo creer que la causa de la opresión de la mujer es el varón, los partidos capitalistas y sus corrientes feministas quieren dividir a la clase trabajadora por líneas de género, así como dividen por líneas raciales a los trabajadores entre blancos y de color, o los hacen enfrentar por líneas religiosas.
Por eso este día es para luchar, para manifestar por nuestras reivindicaciones como mujeres trabajadoras y por todas aquellas que implican romper con el sometimiento a la opresión machista. Pero no hay que confundirse acerca de cuál es el verdadero enemigo. Por eso este día también es para luchar por la unidad de la clase trabajadora, para que seamos más fuertes en esta lucha, así como para todas las que tenemos por delante.
Este 8 de marzo, cuando todavía están por resolverse la mayoría de las paritarias de los gremios estatales, como en docentes, estatales provinciales y municipales, reivindicamos que el salario mínimo tiene que alcanzar para cubrir la canasta familiar para todos los trabajadores.
Los trabajadores de todos los sectores tenemos que unirnos -coordinarnos- para luchar contra el ajuste que impone el gobierno nacional apoyado por todas sus fracciones internas (Massa-Alberto Fernández y CFK), avalado por Juntos por el Cambio en el Congreso y aplicado por sus gobernadores e intendentes. Ajuste cuya principal herramienta es la inflación que no solo se aplica para cumplir los acuerdos con el FMI, sino y fundamentalmente para sostener las ganancias de inversores imperialistas, banqueros nacionales e internacionales, industriales, la burguesía agraria y grandes grupos agroexportadores.
Pero además planteamos que si el Estado es el responsable, como dice el lema de muchas organizaciones feministas, no va a ser ese mismo Estado el que va a impedir que se sigan cometiendo los hechos de violencia que él mismo origina y sostiene. Debemos ser los trabajadores hombres y mujeres los que tomemos en nuestras manos la lucha contra la violencia de “género” (contra la mujer y las minorías sexuales) y el femicidio, que es la peor lacra del capitalismo que sufre la mujer trabajadora. Por eso, contra la violencia y el femicidio proponemos organizar comités de trabajadores en las estructuras laborales y en los barrios obreros y populares.
Finalmente, el capitalismo no es sólo fuente permanente de explotación, opresión y barbarie, sino que nos arrastra a calamidades climáticas y a una Tercera Guerra Mundial que llevará los sufrimientos de los trabajadores a límites impredecibles. Por eso no alcanza con luchar y movilizarnos por reivindicaciones parciales. Al mismo tiempo, en el calor de la lucha tenemos que construir un Partido de Trabajadores revolucionario para instaurar un Gobierno de Trabajadores que expropie a la burguesía. Recién ahí, con otras bases materiales, se podrán dar todas las batallas culturales necesarias en otro marco social.
3/3/23