Este 1° de mayo, día internacional de los trabajadores, debería ser un día de lucha, en donde la clase obrera y los trabajadores desocupados, unidos en una gran manifestación, rechacen el ajuste capitalista pactado entre el gobierno y el FMI, con el total respaldo de la oposición patronal de Juntos x el Cambio. Sin embargo, como en otros años, dada la complicidad de todas las alas de la burocracia sindical con el gobierno y su política de ajuste, que también le dio el aval al acuerdo con el FMI, este 1° de mayo solo habrá -a lo sumo- actos testimoniales, o misas a las que acuden los burócratas a sellar sus acuerdos con las cúpulas de la Iglesia Católica.
Una manifestación masiva de la clase trabajadora ocupados y desocupados, debería ser el puntapié inicial para un plan de lucha para derrotar la política de mayor explotación, miseria y desocupación que está implementando el gobierno peronista de Alberto y Cristina Fernández. Pero ese plan de lucha no va a nacer de la podrida burocracia sindical, ni de Daer ni de Moyano, ni de Yasky ni de Cachorro Godoy. Esa lucha solo puede nacer desde las bases, pero para eso los compañeros más conscientes y activos nos tenemos que organizar en agrupaciones “clasistas”, es decir, que no transen con ningún sector de la patronal, ni con sus representantes políticos, como hace la burocracia sindical.
Sin embargo, al organizarnos para preparar la lucha no debemos ver sólo el árbol de los problemas inmediatos, sino que tenemos que tratar de ver todo el bosque.
¿Hay que luchar contra la pérdida del poder adquisitivo del salario? Por supuesto que sí, pero ya vemos que conseguir un punto más en las paritarias no resuelve el problema. La inflación arrasa con cualquier aumento. Pero la inflación no es un fenómeno meteorológico. Es un producto del régimen capitalista. La inflación muy alta es un problema para el funcionamiento del capitalismo, pero al mismo tiempo al gobierno y a las patronales les sirve de herramienta para bajar los salarios. Así que el problema no es la inflación, sino el capitalismo. La inflación es la fiebre, pero el capitalismo es la enfermedad que la provoca. Hay que luchar por un salario que cubra la canasta familiar total e indexado mensual y automáticamente por el índice real de inflación. Una huelga general que consiguiera imponer esta reivindicación, inevitablemente agudizaría la lucha de clases al máximo y plantearía el problema del poder. O el gobierno derrota la huelga con represión o los trabajadores volteamos al régimen patronal e imponemos el nuestro.
¿Hay que luchar contra los despidos y los cierres de fábrica? ¡¡Claro que sí!! Cualquier compañero sabe que quedarse sin trabajo ahora es padecer las más graves penurias. El problema de los despidos y cierres de fábricas, y de los desocupados, en este marco de crisis capitalista, sólo se puede resolver “repartiendo” las horas de trabajo sin pérdida salarial, es decir, rebajando la jornada laboral hasta que haya plena ocupación. Pero la patronal jamás aceptaría esto, porque implica que desaparecerían sus ganancias. Sólo un gobierno de trabajadores podría imponerlo.
Es decir, cualquier reivindicación que se proponga resolver los problemas más acuciantes de la clase trabajadora, plantea una lucha firme y unificada de ocupados y desocupados, y al chocar contra el régimen capitalista, esa lucha se transforma en política. Y para llevar hasta el final esa lucha política por el poder necesitamos construir un partido de trabajadores revolucionario.
Es por eso que en este 1° de mayo los invitamos a discutir cuál es la situación actual, cuál es la perspectiva y las tareas que están planteadas.
En primer lugar, la actualidad y el futuro inmediato están marcados por la crisis capitalista mundial, la guerra en Ucrania como preparativo de una guerra mundial entre las potencias imperialistas y los levantamientos obreros y populares contra los gobiernos capitalistas. A los muertos y refugiados por las distintas guerras en el mundo debemos sumar los miles de millones de trabajadores y sectores populares afectados, entre otros efectos de la crisis y la pandemia, por una oleada mundial de la inflación, un ataque general al bolsillo popular en todo el mundo.
La inflación insoportable y la desocupación ocultada por el gobierno
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Seamos claros, ya nadie le cree a Alberto Fernández. Nadie tiene la más mínima esperanza de que este gobierno va a mejorar la situación de los trabajadores y el pueblo pobre. Las elecciones de octubre pasado mostraron esta tendencia que hoy es más marcada. Ante esto hay dos alas de los políticos patronales que se preparan para reemplazar a Alberto Fernández: la oposición externa del bloque Cambiemos+liberfachos y la oposición interna del kirchnerismo. Ambos consideran a este un gobierno muerto en vida, al cual ninguno quiere sepultar todavía, porque antes de darle la “extremaunción”, si puede, debe hacer el trabajo sucio: aplicar el plan de ajuste del FMI.
Los espejitos de colores de Macri-Milei y el kirchnerismo
El plan del bloque de derecha de cambiemistas y liberfachos de MIlei es muy claro: profundizar la flexibilización laboral en curso y el ajuste fiscal. Están tan envalentonados que hasta se dan el lujo de revivir al nefasto Felipe Domingo Cavallo en una campaña nostálgica del noventismo menemista más desenfrenado. Su fortaleza política reside en que prometen una supuesta solución mágica para la inflación, como la convertibilidad de los 90, que efectivamente liquidó la hiperinflación reinante a finales del gobierno de Alfonsín, pero en cambio impulsó la hiperdesocupación y desembocó en la crisis del 2001. Es la sábana corta característica de un capitalismo semicolonial. Y, sin embargo, a pesar de la experiencia vivida no tan lejana, la batalla “cultural” reaccionaria está haciendo pata ancha, no solo entre la clase media desesperada, sino también en sectores de la clase trabajadora.
Pero la derecha cambiemista y liber-fachista no es la única banda patronal que está vendiendo espejitos de colores. El otro mercachifle es el kirchnerismo que ha encontrado una ubicación política más cómoda como oposición al gobierno que la propia Cristina puso en la Casa Rosada. La derrota electoral encendió las alarmas del Instituto Patria y sacaron del cajón todo el repertorio del relato kirchnerista para despegarse de un gobierno nacional que en medio mandato ya quemó todo su “capital” político. Cristina y Máximo Kirchner hacen discursos sobre la “década ganada” tratando de demostrar que la diferencia con el actual gobierno está en el “coraje” de Néstor y Cristina que, a diferencia de Alberto, enfrentaban a los empresarios y al FMI. Lo que se cuidan de dejar bien escondido en el cajón es la verdadera historia. Porque allí se podría ver cómo la actual política económica ya había sido iniciada por Cristina Kirchner en 2014. Pretenden ocultar que fue Kicillof el que comenzó la política de rebaja salarial con la devaluación de 2014 y se arrodilló con el Club de París y el CIADI. Si hasta la propia Cristina Fernández se despachó contra la lucha de los movimientos piqueteros en su discurso de apertura de sesiones parlamentarias de 2014. Bullrich y Milei deberían pagarle derechos de autor a CFK por usar sus argumentos en la actual campaña antipiquetera. De fondo, el asunto es que en el marco de la actual crisis económica mundial los gobiernos capitalistas, sean «neoliberales» o «populistas», bailan la música que les impone el capital. Y esa música no es otra que la ofensiva contra el pueblo trabajador para sostener sus ganancias aumentando la explotación de los trabajadores y la expoliación de los recursos naturales.
Por un partido de trabajadores con el programa de la revolución socialista
La principal conclusión que queremos discutir con los trabajadores este 1° de mayo, es que no podemos seguir esperando alguna solución de las diferentes fracciones políticas cambiemistas y kirchneristas porque responden al capital y su régimen de explotación, solo que con diferentes discursos. Si queremos enfrentar con éxito esta ofensiva patronal, el plan de ajuste del FMI, necesitamos construir un partido de trabajadores revolucionario, que no capitule a ningún sector de la burguesía ni de la burocracia sindical.
Debemos impulsar la lucha por el salario y contra la desocupación sin esperar nada de los burócratas de los sindicatos y los movimientos «sociales» que están atados por lazos políticos y negocios comunes con el gobierno y las patronales. Es urgente la unidad de la clase trabajadora, ocupada y desocupada para luchar contra la rebaja salarial: por el salario mínimo igual al costo de la canasta familiar indexado mensualmente de acuerdo a la inflación; y contra la desocupación: por el reparto de las horas de trabajo entre los trabajadores, hasta lograr la plena ocupación.
Pero, como dijimos arriba, esta lucha por nuestras necesidades inmediatas choca con el régimen político que sostiene el sistema económico-social de explotación capitalista. Este sistema que no tiene para darnos más que miseria, guerras, destrucción del planeta. Por eso, como trabajadores, necesitamos construir un partido político propio de nuestra clase, que al ser independiente de la burguesía deberá ser también internacional. Pero este partido solo puede ser consecuente con los intereses, inmediatos e históricos de la clase trabajadora, bajo el programa de la revolución socialista, es decir, del gobierno de los trabajadores que expropie a los capitalistas. Mientras la izquierda parlamentarista del FITU se acomoda en los pasillos de un régimen “democrático” patronal, los trabajadores conscientes debemos construir otro partido, un partido para luchar por la revolución socialista. Solo así podremos combatir a los mercachifles políticos del capitalismo, tanto macristas-liberfachos como peronistas-kirchneristas.
Entiendo tienen un frente con Gustavo Burgos, de El Porteño de Chile. No entiendo como pretender formar un partido revolucionario de clase con este tipo de personas y este tipo de organización. Como ejemplo, pongo una cita de declaración firmada por el susodicho este 26 de abril último:
«La VIOLENCIA POLÍTICA ha marcado negativamente la historia de nuestro país y la profundización de la Democracia. Nos parece relevante usar todos los mecanismos de movilización social y actuación de distintas instancias Gubernamentales y del Estado, además de la Sociedad Civil, para evitar la repetición de la violencia política y también de la violencia policial»
(Carabineros ampara a fascistas del Rechazo y es cómplice de agresión a menor de edad, El Porteño, 26 abril).
Esta declaración es firmada por Gustavo Burgos representando a El Porteñp, junto a (entre otros) los siguientes:
– Federación Nacional de Pobladoras y Pobladores de Chile FENAPO. – Movimiento de Pobladores y Pobladoras en Lucha MPL.
[Frente de lucha poblacional que fue el primero el disolverse bajo el nuevo el gobierno, otorgando su apoyo a éste sin exigencia alguna]
– Radio WhatsApp Salvador Allende
– José Barrera (Dirigente Frente Estudiantil Convergencia Valparaíso)
[principal partido de gobierno actual, cuna y casa política del presidente Boric]
– Gregorio Mondaca C Dirección del Movimiento del Socialismo Allendista.
– Víctor Osorio (Ex ministro de Estado). Se desempeñó como ministro de Bienes Nacionales en el segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet entre 2014 y 2016.