Si bien todavía no hay un proyecto oficial han trascendido cuales son los principales objetivos del gobierno y las patronales a imponer con la reforma laboral:
- Limitar el derecho de huelga. El gobierno volvería a insistir con el intento de establecer en una cantidad importante de actividades laborales (como salud, educación, transporte marítimo y fluvial, actividades industriales continuas (como la siderurgia) la calificación de “servicios esenciales”, por lo que en caso de huelga deberán garantizar una cobertura del 75 % de la prestación normal del servicio, y en el caso de las actividades o servicios calificados como de “importancia trascendental”, la cobertura no podrá ser menor al 50 %. Es decir, en los hechos es una liquidación del derecho de huelga en un amplio sector de la clase trabajadora. El intento anterior de imponer esta norma estuvo contenido en el DNU 70/23 (Ley Bases), pero el artículo 97 que contenía estas normas fue rechazado el 30 de enero de 2024 por la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo declaró la inconstitucionalidad de todo el Título IV (artículos 53 a 97), dedicado a las normas laborales.
- Aunque el gobierno lo niega, la reforma podría contener la extensión de la jornada laboral a 12 horas, aunque formalmente se mantendría la semana laboral de 48hs. Pero eso solo significa que las horas demás que trabajes en la semana se pagaría normales (no como hora extra) y se acumularían en un banco de horas que la patronal te devolvería cuando la empresa tenga menos trabajo. La patronal dispondría así de tu vida personal, tendrías que estar siempre a disposición de la empresa sacrificando cualquier plan familiar o de cualquier otro tipo, ya que de hecho cumplir la jornada de 12hs sería obligatorio, porque sabemos que decir que no significaría el despido.
- Salarios por empresa e inclusive arreglados individualmente. El gobierno y las patronales pretende que se puedan negociar por empresa y/o individualmente salarios menores a los establecidos por el convenio negociado en las paritarias. Estos llamados “salarios dinámicos” estarían vinculados a la productividad y a la situación económica de la empresa. Sabemos que la patronal siempre llora diciendo que las cosas le van mal. Todas las patronales (sobre todo las Pymes) se quejan diciendo que por el costo laboral no pueden competir, y que antes de cerrar la fábrica los obreros deben aceptar que les rebajen el sueldo. Esto ahora estaría respaldado por la ley. También pretenden que una parte del sueldo se pueda pagar en Ticket Canasta”, que no es remunerativo (es decir no aporta ni a la jubilación ni a la obra social) y en el comercio te lo reciben a menor valor.
- La patronal quiere tener las manos libres para poder echar trabajadores pagando poca plata de indemnización. Están discutiendo dos variantes para conseguirlo. Una es el llamado “fondo de cese laboral” similar a lo que en la UOCRA es la libreta de desempleo. La patronal y el trabajador aportarían un porcentaje del salario mensualmente a un fondo gestionado por una aseguradora, y esa sería la indemnización al momento del despido. Otra variante es limitar el monto del despido que es un sueldo por año a una determinada cantidad de años como máximo, por ejemplo 10 años. Asi quedaría limitado el monto indemnizatorio para los trabajadores de mayor antigüedad, el que además podría pagarse en 12 cuotas.
El gobierno está buscando los acuerdos con los gobernadores y otros sectores que defienden los intereses capitalistas -que con mayor razón los aceptarán después de que Trump respaldó al gobierno de Milei- para presentar el proyecto de Reforma Laboral en las sesiones extraordinarias del Congreso a partir de que asuman los nuevos legisladores electos el 26 de octubre.
El argumento del gobierno es que con la reforma se beneficia a los 6 millones de trabajadores informales (en negro), cuentapropistas, porque crea las condiciones para que las patronales tomen más trabajadores formales. Pero en realidad de lo que se trata es de liquidar los pocos derechos laborales que quedan para los 8 millones de trabajadores formales (en blanco) y garantizar mayores ganancias para las patronales y volver más de 100 años atrás en las condiciones laborales.
En una palabra, quieren quebrar a la clase trabajadora, reducirla a individuos indefensos frente a los intereses de las patronales.
Con la reforma laboral está muy claro que la única libertad que avanza es la de los capitalistas para aumentar la explotación de los trabajadores.
Gerardo Martínez -hablando en nombre de la CGT- reclama diálogo, pero “reiteró la disposición de la CGT a ser parte de la solución a los problemas estructurales”, lo que en otras palabras quiere decir que van a dejar pasar la reforma siempre y cuando no pongan algún artículo que afecte los intereses de la burocracia.
No se puede descartar algun paro o movilización para descomprimir y a la vez contener, pero está muy claro por la actitud de la CGT desde hace mucho, pero en particular de los últimos dos años, que no podemos esperar nada de esos burócratas repodridos. Y lo mismo vale para las CTA, aunque seguramente se cubrirán con un discurso más combativo.
Para que haya una lucha real, esta debe arrancar desde las bases, con la organización de los compañeros más activos y conscientes, con asambleas de base, con coordinación entre los trabajadores de distintas empresas para ganar fuerzas con esa unidad. Si nos quedamos esperando que la burocracia sindical haga algo estamos perdidos.
Si el gobierno con el apoyo del Congreso -con la vista gorda de la CGT y el peronismo- impone esta ley será una derrota de gran magnitud para la clase trabajadora, después de la cual vendrá la reforma jubilatoria. ¡Por eso hay que impulsar con fuerza la lucha desde la base contra la reaccionaria reforma laboral!!
La solución a la precarización laboral y a la desocupación disfrazada de cuentapropismo que afecta a tantos jóvenes, no es la eliminación de las condiciones laborales que los trabajadores hemos conquistado con más de un siglo de lucha. La reforma laboral beneficiará a las patronales, pero no mejorará en nada la situación de los trabajadores “informales” o desocupados. Para terminar con la desocupación en lugar de aumentar la jornada laboral hay que reducirla a 6hs, hasta que se pueda imponer -en base a un plan de obras públicas y de reindustrialización- el reparto total de las horas de trabajo entre todos los trabajadores disponibles para que haya plena ocupación, con un salario que cubra como mínimo la canasta familiar total, hoy arriba de 2 millones. Pero esta solución no se puede conseguir bajo el capitalismo con ningún gobierno, porque el capitalismo está en su fase histórica de decadencia. Solo se puede conseguir si los trabajadores tomamos posesión de lo que es nuestro, porque todo el capital acumulado por la burguesía es un producto de nuestro trabajo. Los miles de millones de dólares que todos los años se “fugan”, el capital financiero, los medios de producción, las fábricas, las tierras, el transporte, las grandes cadenas comerciales, son un producto del trabajo social, de la explotación de la única clase que produce, la clase trabajadora. Solo con un Gobierno de Trabajadores, impuesto por la movilización revolucionaria, que expropie a la clase capitalista, los trabajadores podremos crear un nuevo régimen social, planificar la economía en beneficio de la mayoría del pueblo, terminar con la explotación laboral, la desocupación, la miseria y con todas las lacras propias del capitalismo.
4/11/25
