Desde hace unas semanas se viene preparando un recambio en la cúpula de la CGT. Además del sillón de camioneros, en el cual fue reemplazado Pablo Moyano por Octavio Argüello, puesto a dedo -como es costumbre- por su padre Hugo, habrían anunciado que abandonan la conducción Héctor Daher y Acuña. ¡que se vayan, son cómplices del poder de turno! Daher también deja su puesto en ATSA a un candidato puesto por él. Así es la transferencia del poder monárquico de la burocracia sindical. La burocracia es una verdadera casta que subsiste atornillada a sus sillones a través de décadas. Son los que garantizan el control de la clase trabajadora, para que no haya luchas o si las hay que sean aisladas y bajo el control del aparato de la burocracia.
¿A que se deben estos cambios? Este año se realizaría la elección de una nueva conducción de la CGT, y estos burócratas están muy quemados inclusive entre los cuadros medios de la burocracia que integran el Congreso Confederal.
Pero además de ese desgaste, se profundiza la grieta entre los dirigentes de la CGT que quieren negociar el ajuste con el gobierno y los que plantean la necesidad de una “resistencia”. Los primeros están representados por la presencia de Gerardo Martínez en la reunión del Consejo de Mayo que se realizó el 24/6 para empezar a tratar como punto central la reforma laboral. Los segundos, más vinculados a sectores empresarios que producen para el mercado interno, se agruparon en el Frente de lucha por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, una multisectorial que nuclea a gremios de sectores del transporte, portuario y agroexportador, entre otros, que hizo su aparición pública con una movilización el 25/6 en CABA, en defensa de la Marina Mercante y en contra de las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei. En la mesa dirigente de este frente sindical se notó la presencia de Daniel Yofra, que viene ascendiendo de la mano del veterano burócrata cegetista Juan Carlos Schimd (Dragado y Balizamiento), y está en plena campaña de postulación.

Daniel Yofra, se ubica como un ala “combativa” dentro de la burocracia sindical. Para esto, además de criticar la pasividad de la CGT, recordó -al cumplirse una década- el triunfo conseguido tras 25 días de paro, movilización y bloqueo de plantas con “la histórica huelga nacional que puso en jaque a la agroindustria argentina, la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines (FTCIODyARA)”. Esa lucha, que duró 25 días en 2015, logró imponer el Salario Mínimo Vital y Móvil “conforme a la definición constitucional”, y marcó un antes y un después para el gremio.
“Fue una lucha que paralizó todas las plantas aceiteras del país y dejó a más de 300 barcos esperando en rada. La fila llegaba hasta Uruguay y Brasil. Fue entonces cuando”, señalaron desde la Comisión Directiva del sindicato.
Luego continuando la nota de Enfoque Sindical, se le nubla la memoria y dice: “La huelga, impulsada tras asambleas en las puertas de las fábricas y ante la negativa patronal a reconocer el salario que exigía la Federación…La medida de fuerza ganó visibilidad nacional y obligó a las patronales y al Gobierno de entonces a ceder ante los reclamos.”
Militantes del PCO, La Causa Obrera, participamos junto a los aceiteros en los piquetes durante los 25 días que duró la huelga. Y recordamos muy bien algo que los dirigentes de aceiteros prefieren olvidar: que la huelga surgió cuando el ministerio de trabajo, en ese momento a cargo del “compañero” Tomada, no quiso homologar el acuerdo salarial al que habían llegado en las negociaciones paritarias la Federación con las Cámaras patronales. Ese gobierno “de entonces” que Yofra no quiere identificar, era el de CFK, cuyo ministro de economía Kicillof había devaluado en 2014 un 40%. El gobierno Nac & Pop estaba haciendo un ajuste al mejor estilo liberal y de la misma manera que ahora hace Milei, ponían un techo salarial a las paritarias, por encima del cual el ministerio no homologaba los convenios. Es decir, esa huelga fue contra la política de CFK-Kicillof-Tomada. Pero eso Yofra lo quiere esconder, porque en las elecciones de 2015 llamó a votar a Scioli y en el 2019 llamó a votar a Alberto Fernández-CFK.
Yofra plantea una discusión importante al movimiento obrero, el método de la huelga como herramienta de lucha: “Se logró el aumento que veníamos pidiendo y, más importante aún, demostramos que la huelga sirve, no la de un día ni de dos, sino la lucha hasta conseguir el objetivo” … “demostramos que la huelga no es solo un derecho, sino una herramienta poderosa de transformación”. Parece muy combativo, pero hasta acá nos está hablando de la huelga en un sector de la clase obrera.
Inclusive dentro de su propia Federación parece que hay trabajadores que tienen más necesidades que otros, ya que mientras para los aceiteros el piso salarial es de $1800000, para los desmotadores acaban de arreglar en la paritaria -tras tres días de huelga- un piso de $13000000. Sin embargo, Yofra dice que todos los trabajadores deberían luchar por lo mismo que los aceiteros. Y en ese sentido relaciona la fecha del triunfo de la huelga aceitera con el estallido del Cordobazo: “Estamos ante un gobierno que quiere prohibir la huelga, que impone topes salariales y reprime a quienes luchan. Necesitamos la unidad del Cordobazo, del Choconazo, del Rosariazo. Necesitamos desempolvar esas herramientas que nos dejaron quienes dieron su vida por conquistar derechos”.
Hablando del Rosariazo, es notable la distancia entre los dichos y los hechos. Más de una vez hemos planteado en volantes o en reunión de delegados de Amsafe, la necesidad de realizar un plan de lucha regional en Rosario, en donde los aceiteros son fuertes y hay otros sindicatos que se dicen democráticos, clasistas y combativos: Amsafe, ATE, COAD, Siprus, todos integrados en la CTA-autónoma. Todos estos sindicatos se juntan para actos simbólicos o manifestaciones que resultan impotentes. Marco Pozzi (miembro de la directiva y dirigente de Rosario) repite en distintos medios que están “construyendo el paro regional”. Pero nunca los aceiteros han ido a fondo convocando un plenario regional de delegados de base para organizar -no un paro sino- un plan de lucha regional. Como consecuencia, este sindicalismo en crisis retrocede frente a la ofensiva del gobierno de Milei-Pullaro, y debilita las bases y condiciones para realizar una lucha regional.
Otra idea de Yofra digna de destacar por su implicancia política es que “Los únicos explotadores son los que pagan menos de lo que vale nuestra fuerza de trabajo”.
“La actualización de ese Salario Mínimo Vital y Móvil de enero 2025 es de 2.037.220 pesos de sueldo bruto para cubrir esas necesidades. Eso es lo que debemos cobrar -como mínimo- los trabajadores para vivir dignamente. Cuando los patrones no pagan eso se quedan con la parte del salario que nos corresponde.”
Con estas afirmaciones que parecen muy favorables a los trabajadores, Yofra esconde que el capitalismo se basa en la explotación del trabajo. Si el patrón pagara todo lo que produce el obrero no obtendría ninguna ganancia. Por eso nunca el salario que le paga al trabajador es el producto íntegro de su trabajo. Aún si en aceiteros pagara ese piso de más de 2 millones, las empresas sojeras y cerealeras ganan fortunas, con una parte del producto del trabajo de los peones rurales y los aceiteros, los camioneros, etc., la plusvalía. Que el capitalismo se basa en la explotación del trabajo es una verdad irrefutable. Pero Yofra, como buen peronista quisiera mantener una conciliación armónica entre el capital y el trabajo. Y entonces agrega otra de sus “máximas”: lo que quiere el trabajador es ganar un salario que le alcanzar como mínimo para que la familia de un trabajador pueda resolver las nueve necesidades vitales.
Claro que, si todos los trabajadores pudieran trabajando en un solo empleo cubrir las necesidades vitales para su familia, seguramente el capitalismo gozaría de una sólida vitalidad. Ante la pregunta de porque no ocurre esto, la respuesta de Yofra es que los demás trabajadores no saben lo que tienen que ganar, lo que les corresponde, y porque los demás dirigentes sindicales no luchan por ese objetivo salarial.
Yofra esconde la verdad que articula al régimen capitalista. Al capitalista solo le interesa la ganancia. No tiene “vocación” por producir. Sólo invierte en la producción cuando tiene asegurada una determinada tasa de ganancia, mayor a la que puede obtener colocando su capital en la especulación financiera. Es por eso que en períodos de crisis el capitalista utilizará su control del Estado a partir del gobierno de turno para aumentar sus ganancias, bajando los salarios y el costo laboral, reforma laboral mediante. Si vemos cualquier gráfico que indique la evolución de los salarios revelará que viene cayendo desde hace 12 años, abarcando desde el último período del gobierno de CFK como presidenta, pasando por Macri, otra vez por el gobierno peronista (Alberto Fernández-CFK-Massa) y ahora el de Milei.
Pero si analizamos un período más largo podemos ver que efectivamente, los movimientos de la clase obrera, apoyados por estudiantes, durante la década de los 70 impidieron los recortes salariales que pretendía imponer la dictadura de Onganía. Y la huelga general de junio del 75 abortó el Rodrigazo, es decir el intento del gobierno de Isabel Perón de imponer un tremendo ajuste al mejor estilo Milei. Como dice Yofra, efectivamente, la huelga “hasta conseguir el objetivo”, la huelga general impulsada por las coordinadoras zonales, fue una poderosa arma esgrimida por la clase obrera contra los capitalistas y su gobierno peronista. Sin embargo, el sindicalismo y la visión de conciliación de clases de Yofra no le permite ver claramente el objetivo. Como todos sabemos la crisis de junio del 75, cuando la huelga general obligó a renunciar al ministro Rodrigo y a López Rega, también dejó a Isabel colgada de un pincel. El poder quedó en el aire y hacía falta tomarlo. Si no lo tomaba la clase obrera lo tomarían los militares, como finalmente ocurrió, con el trágico saldo que todos conocemos.
El trasfondo de esa situación histórica fue que en la década del 70 se agotó el boom económico de post-guerra y la crisis mundial también afectó a la Argentina, crisis estructural que todavía arrastramos. La crisis mundial de 2008 indica que el capitalismo ha entrado en un camino sin salida, de decadencia general y de disputa internacional entre las potencias imperialistas por el control hegemónico del mercado mundial. Este camino nos lleva a la tercera guerra mundial a corto plazo.
Ante esta situación, Yofra y otros sindicalistas como él, gritan en el lugar equivocado, sumergen la cabeza con antiojeras burguesas, en el “mundo” sindical, que limita la lucha de los trabajadores a pelear el por el salario, es decir, el precio de venta de la fuerza de trabajo, cuando cada vez con más fuerza la situación le reclama a la clase obrera ¡Toma el poder!!, de lo contrario el capitalismo nos arrojará al fondo del abismo.
Los trabajadores necesitamos dirigentes clasistas en las comisiones internas y en los sindicatos. Cualquier obrero sabe que es muy dificil sacar a un burócrata. Algunos creen -en la lógica del mal menor- que para sacar a un burócrata hay que apoyar a otro. Es un error que no conduce a nada. Pero la experiencia de la clase obrera argentina hubo una organización capaz de impulsar la huelga general. Esa organización fueron las coordinadoras zonales de comisiones internas combativas. Esa organización permitió derrotar al Rodrigazo, pero no tuvo a su cabeza una dirección revolucionaria capaz de luchar por un gobierno de trabajadores. Los dirigentes “clasistas” de la década del 70, eran clasistas contra las patronales, pero nunca terminaron de romper con Perón y el peronismo. Esa lección histórica es omitida por todos los burócratas reformistas, stalinistas o peronistas de izquierda. Tras la huelga general que volteó a Rodrigo-López Rega había que organizar la insurrección para voltear a Isabel y conquistar el poder. El clasismo (JTP; PC; PCR; PRT; etc.) en lugar de avanzar retrocedió ante esta tarea y dejó el terreno libre para el golpe militar. Por eso es que es indispensable construir un partido revolucionario capaz de dirigir a los trabajadores a la conquista del poder. Dejamos planteada esta discusión tan importante a los compañeros de vanguardia o más conscientes.
Pablo D Varela, 26/6/25