¿Porque decimos que la burocracia sindical deja correr el ajuste? Refresquemos algunos de los últimos y más importantes acontecimientos.
Para empezar, retrocedamos al anterior gobierno. La coalición del Frente de Todos con Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, en sus 4 años de gobierno acumularon más de 1000% de inflación. Y mientras los trabajadores hacíamos “magia” para llegar a fin de mes y las condiciones de trabajo empeoraban al ritmo de la inflación a las cúpulas burocráticas de la CGT y las CTAs no les pareció algo significativo como para realizar alguna medida de fuerza. Es decir, el gobierno peronista-kirchnerista terminó su mandato invicto de paro general y con la inflación más alta de los últimos 20 años. En su último año y pico de gobierno, con Sergio Massa como ministro de economía, pero presidente de hecho, el salario se fue cayendo a pedazos frente a la inflación, sin embargo, la burocracia sindical de todas las centrales brilló por su ausencia. No conformes con hacer la plancha esos 4 años, la CGT y las CTAs militaron activamente y le pidieron a los trabajadores que voten al “compañero Sergio” para que supuestamente venga a solucionar los mismos problemas que no pudo resolver siendo presidente de hecho avalado por Alberto F y CFK.
Cuando Milei gana las elecciones PASO, un sector de la burocracia se empieza a reubicar. Tras su reunión con el candidato a presidente, Gerardo Martínez (secretario general de la UOCRA, ex buchón de la dictadura militar y representante de la CGT ante la OIT, es decir, de estrecha vinculación con el imperialismo), en una entrevista con Infobae declara que “Milei quería interiorizarse de primera mano cómo es el sistema de indemnizaciones de la construcción”. Otro que siguió los pasos del líder de la UOCRA fue Armando Cavalieri el titular de Empleados de Comercio quién tras reunirse con Sandra Pettovello y Omar Yasin, ministra de “capital” humano y secretario de trabajo respectivamente, manifestó su “adhesión al nuevo sistema de indemnizaciones”, a cambio de lo cual el gremialista obtuvo la promesa de que se corregirá un artículo de la reforma laboral que repercutía sobré las cuotas solidarias. Es decir, un sector de la burocracia ya de entrada aceptaba la eliminación de las indemnizaciones con el régimen de la UOCRA promovido a nivel internacional por la OIT bajo el nombre de “mochila austríaca”, a cambio de mantener sus cuotas sindicales.
Milei representa los intereses de un sector determinado de capitalistas y del imperialismo mundial. La política que está implementando contra la clase trabajadora, beneficia de conjunto a la clase capitalista, pero beneficia más a determinados sectores y perjudica puntualmente a otros. En estos cinco meses frenéticos de iniciado el gobierno de Milei podemos decir que más allá de las tensiones discursivas entre la “casta”, y de los intereses de diferentes sectores de capitalistas que representan los partidos en general y sus parlamentarios y gobernadores en particular, que se expresan en los forcejeos por aprobar o rechazar tal o cual artículo, lo que prima es el acuerdo de todo el régimen político institucional capitalista de Argentina alrededor de un programa de ataque feroz al salario y a las condiciones de vida de la clase trabajadora y de las masas populares en general.
En este marco la CGT y las CTAs son parte de ese acuerdo general y por lo tanto cómplices y responsables por acción u omisión del “Ajuste más grande de la historia de la humanidad”. No hay que olvidar que tanto CFK como Massa, que tienen gran influencia en los sindicatos, llamaron a dejarlo correr. Sin embargo, al igual que los diversos sectores de capitalistas, los burócratas sindicales no tuvieron más remedio que hacer algunos paros y movilizaciones, presionando para negociar con el gobierno por mantener sus prebendas. Pero todo bien medido y dosificado, pidiendo permiso y respetando el protocolo de Bullrich, para no afectar la gobernabilidad: una movilización a tribunales el 27/12/23 contra el DNU/70 a la cual ellos mismos le ponían límites de asistencia. Al mes, un medio paro de 12hs con movilización al Congreso el 24/1/24, para “pedirle” a los diputados que rechacen la ley ómnibus. Después de la gran movilización en defensa de la Universidad y la Educación públicas y gratuitas 23/4, corrieron el acto del 1° de mayo, que originalmente habían anunciado en Plaza de Mayo, a un acto mucho más chico y fuera del centro político del país, en el Monumento al Trabajo. Una señal clara que bajaban la confrontación con el gobierno, dado que la negociación alrededor de la “Ley bases” había dado resultados satisfactorios para la burocracia sindical. Y aunque hubo discusiones internas para levantar el paro del 9/5, finalmente lo tuvieron que hacer para no agravar las diferencias internas, para no pagar el costo “político” frente a los trabajadores, y porque ya hay un sector de la burguesía principalmente las PyMes que está seriamente afectada por la política del gobierno, que para frenar la inflación ha provocado conscientemente tal caída de salarios y ajustes de todo tipo, que ha provocado una grave depresión económica. En nombre de esos intereses capitalistas y contra el RIGI (Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones) que afecta también a sectores capitalistas industriales grandes y medianos, se concretó el paro del 9/5.
La burocracia sindical de la CGT y las CTA es cómplice de la caída de nuestros salarios. Los salarios registrados tanto del sector privado cómo del público vienen cayendo desde el 2015, pero se profundizaron velozmente con este gobierno cuándo el 12 de diciembre (2 días de haber asumido el nuevo gobierno), el ministro de economía Luis Caputo pone en funciones la que es hasta el momento, una de sus mejores herramientas: la “licuadora”. Con ladevaluación del 118%, que hasta el momento nos expropió un poco más del 20% de nuestro poder adquisitivo, acercando a los salarios en términos reales al 2001.
Pero la licuadora es una de las patas del gobierno de Milei. La otra pata es la “motosierra”. La función de esta “herramienta” será la de “podar” una parte importante de derechos básicos conquistados, entre los más importantes:
- Como ya dijimos, la implementación de un fondo de cese laboral optativo donde los trabajadores tendríamos que pagar nuestra propia indemnización.
- El DNU prácticamente liquida el derecho de huelga para los trabajadores de la salud y docentes y otras actividades declaradas “esenciales”, y limita la posibilidad de huelga a un 50% de los trabajadores de un sinnúmero de actividades consideradas “trascendentales”.
- Reforma jubilatoria (que deja fuera del sistema, a cobrar después de los 65 años una pensión por debajo del nivel de indigencia a 9 de cada 10 mujeres, que no tuvieron trabajo en relación de dependencia y muchos varones que no completan sus años por haber trabajado en negro)
- Reforma del estado (lo que implica gran cantidad de despidos en el ámbito estatal nacional, provincial y municipal, al liquidarse la estabilidad laboral del empleado público)
Y aunque algunas de estas cuestiones fueron bochadas en diputados, si se aprueban la delegación de facultades al poder ejecutivo, lo que no salió por ley del Congreso, Milei lo podrá sacar por decreto. Por otra parte, aunque la ley bases salga con modificaciones en el senado y tenga que volver a diputados, una vez aprobada, la Suprema Corte estará liberada de fallar sobre el DNU. Y este no fue rechazado en diputados. Así que, si nos quedamos de brazos cruzados esperando lo que hagan los parlamentarios jueces y políticos “opositores” por un lado o por otro, el plan antiobrero y antipopular se podrá ir imponiendo.
Para terminar con la burocracia sindical y poder tener una verdadera salida favorable a los trabajadores tenemos que organizarnos en agrupaciones clasistas, es decir, independientes de todos los sectores de la patronal y de los partidos políticos que los representan, e independientes de todos los sectores de la burocracia sindical. Solo así podremos impulsar la lucha contra este gobierno antiobrero y antipopular, junto a nuestros compañeros de trabajo, basándonos en asambleas de base.
Pero no puede haber un sindicalismo clasista y combativo consecuente como la experiencia lo indica con extrema claridad, sin elevar la lucha al plano político, para resolver el problema principal sobre quien va a ser la clase dominante, si la clase capitalista como ahora o la clase trabajadora, para abrir una transición hacia una sociedad sin clases, sin explotados ni explotadores.
Por eso una agrupación clasista debe tener en su programa la necesidad de establecer un gobierno de trabajadores y por lo tanto también declarar la necesidad de organizar un Partido de Trabajadores.
Tincho, 15/5/24