UOM: Acuerdo paritario de hambre y segunda ola

Se acaba de cerrar la paritaria de los metalúrgicos. Y si hay algo que sigue demostrado la dirección peronista de Caló, es que conoce las mil y una formas de satisfacer a las patronales, empobreciendo al trabajador metalúrgico.

Ahora, como sacando un conejo del sombrero, el mago Caló nos enseña nuevas formas de cerrar paritarias a la baja, en las clásicas y hambrientas 3 cuotas, y solucionando el pedido de las patronales de reducir sus aportes patronales, lujo que vienen gozando por la concesión del gobierno peronista de Fernández a todas las patronales que llorasen un poquito. Mientras tanto los trabajadores nos teníamos que conformar con un sueldo de hambre y arriesgando nuestra vida y la de nuestras familias en el trabajo, porque luego de 3 o 4 meses de comenzada la pandemia, lo que se volvió más “esencial” fue que las patronales no perdiesen ganancias, y los trabajadores industriales (como muchos otros que se expusieron), hicimos andar la producción del país.

Lo que queda claro es que las burocracias como la gran mayoría que integran la CGT huelen a cadáver podrido, nada se puede esperar de ellas. Lejos de pelear por conquistas para la clase obrera, se encargan de amarrarla y pisotearla, llevándola a límites en donde la situación da algunas explosiones como en Ternium Siderar, Arrebeef entre otras.

Estos agentes de la patronales nos quieren hacer conformar con salarios de pobreza (canasta básica) que a mediados de febrero rondaban los $60000 pesos. Y parecería que el valor de una canasta para satisfacer las necesidades de una familia trabajadora que es de alrededor de $90000 pesos fuera un oasis en el desierto, solo un lujo para pocos.

Se acerca el frío y suben los contagios

La llegada de la segunda ola de covid sumada a nuevas cepas como la de Manaos o la de Gran Bretaña (más peligrosas y contagiosas), vuelve a demostrar, como si no bastara, lo patronal que es el gobierno. Toma medidas leves para el cuidado de la población, y se apoya en el cínico discurso de que los contagios no se dan en el ámbito de trabajo, sino en las fiestas clandestinas, sin hablar del hacinamiento en el transporte público, ni de las grandes fábricas donde se comparten herramientas y espacios durante la mayor parte del día. Por ejemplo, en la Volkswagen de pacheco hay más de 200 contagios, y 130 aislados. Pero el Ministerio de Desarrollo que dirige Kulfas sigue sosteniendo, como Kicillof que: “Los contagios son siempre por el afuera, llegan contagiados. No hay casos de contagio dentro de la fábrica”. En los hechos aplican la linea politica de Macri: “que mueran los que tengan que morir”, pero las ganancias capitalistas no se tocan.  

El gobierno nacional y todos los provinciales, ponen a la clase obrera entre la espada y la pared: o se expone a morir por un virus (puesto en circulación por el mismo capitalismo), o a morir de hambre. Porque es una mentira que el pueblo “no soporta otra cuarentena”, una cuarentena se podría soportar si hubiese recursos, ¡pero resulta que están todos en manos de los capitalistas!

Los trabajadores metalúrgicos necesitamos empezar a organizarnos, debemos aprovechar el impulso antiburocrático que empieza a surgir para organizar a la base, con un programa clasista. La agrupación clasista puede servir de punto de apoyo para organizar la lucha, además de acelerar la conciencia política de las masas trabajadores, que hoy hacen política, solo para votar a los verdugos cada 2 o 4 años. Los trabajadores debemos tomar conciencia que la clase obrera debe lograr una unidad política contra la unidad política de los capitalistas, sus partidos, y sus lacayos en los Sindicatos.

Porque con los gobiernos de empresarios, es decir, con los capitalistas en el poder, los trabajadores seguiremos viviendo en el infortunio de la explotación, el hambre y la peste. Solo un Gobierno de los Trabajadores, expropiando a los capitalistas puede satisfacer las necesidades de las amplias mayorías de la población trabajadora y pobre, la necesaria.

La necesidad de agruparse y organizarse con una política clasista

Todas las luchas muestran que la organización previa es fundamental. Que se hace muy difícil recuperar el tiempo perdido en materia de organización clasista cuando ya se está en el medio del conflicto, del enfrentamiento abierto con las patronales, su Estado y sus cómplices de la burocracia sindical. Ese enfrentamiento abierto, la lucha del conjunto de la base obrera, no es algo permanente. La lucha de clases tiene avances y retrocesos, flujos y reflujos, que no dependen de la voluntad de los compañeros más conscientes o comprometidos. Pero la organización sí puede y debe ser permanente, sí depende de que esos compañeros, los activistas, tengan la voluntad de agruparse. A veces de manera clandestina, a veces (las menos) con algún margen para la actividad política y sindical abierta. No sirve de nada putear a la base porque no quiere pelear en determinado momento, o usar ese hecho de excusa para abandonarse al individualismo. Hay que comprender los ritmos de la lucha de clases y tener la paciencia para esperar el momento oportuno, preparando la organización mientras tanto.

Y cuando hablamos de organización no nos referimos solo a la división de tareas, el trabajo en equipo aceitado. Eso es muy importante, pero lo fundamental es la conciencia política de clase. Lo que puede y debe agruparnos es la conciencia de que los trabajadores somos una clase cuyos intereses son diametralmente opuestos a los de los capitalistas. Para que ese agrupamiento se fortalezca debemos entender que ellos, los patrones tienen una herramienta central para imponernos sus intereses de clase, su sed de ganancias a costa nuestra, de nuestra salud y de nuestra vida, como se ve claramente en la actual pandemia. Que esa herramienta es su Estado, ese aparato que administran de forma alternada los peronistas-kirchenristas y los radicales-macristas. Ese aparato que también componen los jueces, militares, policías.

 Y a ese aparato están atados firmemente los dirigentes burocráticos de los sindicatos. Ellos defienden el sistema social de explotación, el capitalismo, y el régimen político de la “democracia” patronal que les deja una silla en la mesa de los que viven de nuestro trabajo. Por eso es necesario echarlos de los sindicatos, arrebatarles la dirección de nuestras organizaciones y poner a su frente dirigentes clasistas que impulsen la democracia obrera como herramienta de lucha y sean independientes políticamente de todos los partidos patronales, empezando por el peronismo que dice representar a los trabajadores, pero es la columna vertebral del régimen patronal.

A entender la urgencia de esta realidad y de las tareas que de ella se desprenden le llamamos conciencia de clase, el clasismo. Pero esa conciencia de que somos una clase que debe luchar contra la clase enemiga y su aparato estatal, marca el camino de qué tipo de organización necesitamos. Si los capitalistas, a pesar de sus disputas e intereses diferentes, saben organizar su herramienta común, el Estado patronal, nosotros no podemos limitar nuestra organización solo a nuestra fábrica, ni siquiera a nuestra rama de actividad o gremio. Debemos organizarnos con todos los trabajadores, de todos los gremios. Y, como trabajadores organizados con nuestro propio programa, involucrarnos en las luchas de otros sectores sociales que también sufren la opresión de los capitalistas y su Estado. Para eso necesitamos un partido político propio, un Partido de Trabajadores. La organización política que necesitamos para arrebatarle la herramienta que los capitalistas hoy usan contra nosotros, el poder del estado.

1° de mayo de 2021:

¿Qué representa para los trabajadores este día?

El primero de mayo surge como día internacional de lucha de la clase obrera a partir del congreso de fundación de la II Internacional de 1889. Por eso los marxistas repetimos que se trata de un día de lucha, obrero, socialista e internacionalista.

Esa resolución del Congreso Obrero de París, se tomó considerando las grandes luchas que el proletariado norteamericano venía desarrollando por la conquista de las 8hs como jornada laboral legal.

De allí que el 1° de mayo sea un día de lucha obrera en la que todos los años los trabajadores de todo el mundo se manifiestan por sus reivindicaciones más sentidas.

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Pero es además un día en el que se unen en la lucha todos los trabajadores del mundo, demostrando que la clase obrera es la única clase verdaderamente internacional. ¿Qué significa eso? Que los obreros no tenemos patria. La patria es de los burgueses que fundaron los estados nacionales para marcar el territorio en el que domina un determinado sector nativo de la burguesía, en el cual tiene a su disposición al proletariado para explotarlo “libremente”. La bandera es la que distingue a una burguesía de la otra, y nos llaman a la guerra para defenderla, pero los trabajadores solo defenderíamos las tierras, los bancos, las fábricas, etc., que es de los patrones. No son nuestras. Fíjense compañeros que cuando unos pobres trabajadores jóvenes expulsados de sus viviendas alquiladas por la imposibilidad de pagar, quisieron tomar tierras públicas para armar un pequeño ranchito de chapas donde meterse, y fueron violentamente desalojados en beneficio de los dueños de un country. ¿y adonde está el derecho a la vivienda digna? Solo en un papel.

Trabajadores en todo el mundo somos la misma clase que produce para patrones de distintas nacionalidades, que somos explotados por ellos que acumulan gracias a nuestro trabajo su capital, mientras nosotros solo tenemos nuestra fuerza de trabajo para volver día tras día a venderla a los burgueses a cambio de un salario. Por eso nuestra bandera no puede ser una bandera nacional sino la bandera internacional de la sangre derramada en dos siglos de lucha obrera.

Por eso también el 1 de mayo es un día socialista porque nació con el congreso de la internacional socialista y porque en la lucha de la clase obrera se desenvuelven parcialmente las banderas programáticas del socialismo. La lucha de un grupo de obreros contra su patrón es una lucha reformista, pero parte de la lucha de clases en la que se fundamenta la estrategia del marxismo.

Cuando de las luchas parciales se pasa a una lucha de toda la clase obrera contra las patronales ya es una lucha política contra el régimen burgués. La huelga general, como conclusión de la lucha consecuente no resuelve el problema del poder, pero lo plantea abiertamente.

Para que los trabajadores podamos plantearnos la conquista del poder necesitamos tener nuestra herramienta política, un partido político de la clase obrera, un Partido de Trabajadores.

La tarea de construir ese partido está en manos de la vanguardia es decir de los sectores de la clase obrera que, por su experiencia, son más conscientes de esa necesidad.

Este primero de mayo no solo es distinto como el de 2020 por la casi imposibilidad práctica de hacer actos multitudinarios. Pero no es toda culpa del virus. Hace mucho que no vemos un primero de mayo que sea una genuina expresión de un ascenso de las luchas de la clase obrera.

Para colmo hace 80 años que la clase trabajadora sigue a un partido patronal.

La clase obrera argentina que nació bajo la influencia de la emigración europea con una alta composición de militantes marxistas y anarquistas, al masificarse con la emigración de los trabajadores del campo a la ciudad, con su inexperiencia política, fue ganada ampliamente desde 1943 por el peronismo.

El peronismo surge justamente en un momento en el que la burguesía nacional podía hacer concesiones económicas al proletariado. La burguesía nacional, necesitaba apoyarse en el proletariado para negociar en posición de fuerza el reemplazo de la dominación inglesa por la dominación de EEUU. Perón era fuerte porque se apoyaba en la clase trabajadora, y para ganar su apoyo hizo concesiones desde la secretaría de trabajo. El 17 de octubre de 1945 es testigo de ello.

Perón le concedió a los trabajadores derechos conquistados por el proletariado mundial con sus luchas, con su sangre, y por los cuales tarde o temprano iba a plantearse la lucha también en Argentina. Pero Perón también fortaleció a una burocracia sindical peronista para que los trabajadores no escapen a su control.

El momento de las concesiones pasó y en el 52 ya Perón negociaba y hacía concesiones, pero ahora ya no a los obreros sino a los yanquis, cediendo a la Stándar Oil el contrato “leonino” para la explotación del petróleo. Así lo describe John W. Cooke: “…el presidente Perón, poco antes de ser derrocado, cerró un acuerdo con la Compañía California Argentina de Petróleo, subsidiaria de la Standard Oil de California, en cuyo directorio figuraba Spruille Braden. El contrato fue firmado el 25 de abril de 1955, con enormes ventajas para la compañía norteamericana”.

Igual no alcanzo, los yanquis venían por todo. Perón cayo sin pelear en el 55 a pesar de que los obreros estaban dispuestos a dar la vida por Perón.

Ya la vuelta de perón, por la que lucharon –y murieron- muchos militantes peronistas, fue para frenar el ascenso de las luchas de la clase trabajadora que asustaba a la burguesía desde 1968, y no podían parar. Perón vino de la mano de Lanusse y Balbín a parar esas luchas, porque era el único dirigente burgués al que los obreros tenían confianza. Puso a su lado a la inmunda burocracia sindical encabezada por Rucci y Lorenzo Miguel, y a Isabel, López Rega y Lastiri. Es decir, un gobierno totalmente reaccionario, que lo primero que hizo fue organizar la triple A para matar activistas antipatronales y antiburocráticos. Luego de muerto Perón, siendo Isabel-López Rega, incapaces de derrotar a la clase obrera e imponer el programa económico que le exigía la gran patronal y el imperialismo yanki, abrió paso al golpe de estado de 1976.

Tras la “vuelta de la democracia” Menem, primer presidente peronista post-dictadura, implementó el mismo programa liberal que sostuvieron los militares y hasta quiso indultarlos. Kirchner se ganó un apoyo que no tenía al asumir la presidencia (con el 24% de los votos) bajando el cuadro de Videla, es decir, presentándose como antágonico a Menem, a quien había adulado hasta el cansancio cuando era gobernador de Santa Cruz, desde donde apoyó la privatización de YPF. El viento de cola lo favoreció y la recuperación económica post 2001, hizo del kirchnerismo como una segunda vida del primer gobierno de Perón.

Pero ya vemos. Los años de las vacas son flacas, son largos, es lo más permanente, y las recuperaciones son débiles y por poco tiempo. En ese marco, el kirchnerismo se comporta igual que cualquier otro partido patronal en la práctica, aunque por su relación de décadas con el movimiento de masas, aprendieron a mentir mejor que los demás.

La gran tradición que contiene el 1° de mayo es la independencia de clase. ¿Qué quiere decir? Que los trabajadores somos una clase explotada por la clase patronal o burgueses. Tenemos intereses opuestos, antagónicos. Si los obreros ganamos un aumento de sueldo la burguesía pierde ganancias. Con las ganancias que la burguesía extrae del trabajo del obrero, acumula capital e invierte en medios de producción. Todo lo que se produce y la riqueza acumulada en distintas formas por la burguesía surge del trabajo de los obreros. Si los obreros luchamos por lo que es nuestro, por el capital acumulado en las propiedades de los medios de producción, la burguesía desaparece como clase.

Es por eso que los obreros debemos organizarnos en partidos independientes, nuestros, partidos de trabajadores. Si los trabajadores seguimos y apoyamos partidos patronales estamos yendo detrás de nuestros enemigos de clase, y seguiremos yendo de derrota en derrota. Aunque despleguemos gran energía en “heroicas” luchas sindicales, mientras el poder político y militar lo tenga la burguesía, bastará un decreto para borra lo que conquistamos en meses de durísimas luchar.

Debemos luchar por defender nuestro nivel de vida y condiciones de trabajo. Esa resistencia a la ofensiva de la burguesía es indispensable. Pero debemos organizarnos para pasar a la lucha por el poder cuando las condiciones lo permitan. Para eso, ya a hora, hay que construir un Partido de Trabajadores, tanto en el plano nacional como internacionalmente, bajo los principios fundacionales de la IV Internacional.

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