(A continuación reproducimos nota de los compañeros FABRILES SOCIALISTAS REVOLUCIONARIOS de Bolivia)
En la antesala de unas nuevas elecciones, la burguesía, es decir, los ricos (terratenientes, agroindustriales, banqueros, petroleros, mineros nacionales y transnacionales, empresarios camuflados bajo el nombre de cooperativistas, grandes comerciantes contrabandistas, cocaleros con empresas constructoras vinculadas al Estado, intelectuales de esos ricos, y sus grandes medios de comunicación), nos dirán a los pobres que debemos asistir a votar por uno de sus candidatos. Nos hablarán del “derecho al voto”, de la “defensa de la democracia”, nos instigarán a decidir entre Carlos Mesa, Luis Arce Catacora, Luis Fernando Camacho, María de la Cruz Baya o Jorge Quiroga Ramírez, entre otros. Y en los hechos, miles de los trabajadores explotados y pobres de las ciudades y el campo lo harán… votarán por dichos candidatos con esperanza de que acaben con la explotación, miseria, desempleo, atraso del país y su dependencia al capital imperialista. Sin embargo, lo cierto es que votar por ellos, es votar por nuestros verdugos.
En principio, compañeros, es necesario decir que, en Bolivia, nunca ha existido democracia y, por ende, las elecciones que se avecinan no serán la excepción. Parafraseando a Lenin: la democracia burguesa (de los ricos) es la dictadura del capital, es la mascarilla que usa para engañar mejor a las masas. La democracia no puede ser la vía al socialismo porque si se volviera una amenaza para el capitalismo sería prohibida y reemplazada por una dictadura abierta.
Es la dictadura del capital (falsa democracia) la que permite con sus leyes que un puñado de familias de terratenientes tengan hoy centenares de miles de hectáreas, mientras millones de campesinos apenas cuentan con un terreno sin riego, o incluso no tengan ni tierra para producir. Gracias al voto de los pobres los empresarios pueden violar la Ley General del Trabajo y despedir a trabajadores las veces que les da las ganas, dejando a familias íntegras en la miseria. Además, tienen todo el poder judicial a disposición para perseguir a dirigentes que luchan por sus derechos, incluso amenazándolos con procesos penales.
También, la “democracia de los empresarios”, permite que grandes transnacionales expolien nuestros recursos naturales, generando devastación, contaminación y una vez más: pobreza. Nos creen estúpidos, nos dicen que sólo el capital de los empresarios extranjeros puede desarrollar el país y lo cierto es que lo único que generan es atraso. Los empresarios del país como Doria Medina, Luis Camacho, o sus intelectuales como Arce Catacora o Carlos Mesa, acumulan progresivamente capitales muy pequeños que les permite la industria liviana, el comercio, la inversión en bienes raíces o la acumulación de grandes extensiones de tierras para entregarlas, otra vez, al capital imperialista y que ésta desarrolle la mono-producción de cultivos transgénicos, con agroquímicos tóxicos que atentan con la vida de todas las especies. Entonces es evidente que los candidatos a presidente (burgueses o pequeño-burgueses) tienen fundidos sus intereses con los capitales de las potencias imperialistas. Es decir, su existencia como clase escuálida y mezquina depende de dicha fusión.
Dentro de la dictadura del capital, el régimen puede adquirir características “semi-democráticas” o dictatoriales. Esto depende de muchos factores, entre ellos la situación económica general y la correlación de fuerzas entre las clases. La clase obrera debe saber aprovechar y en su caso defender esas conquistas que dentro del régimen burgués le permitan la organización independiente contra el capital como la libertad de reunión, de organización, derecho a protesta, a prensa, etc. Sin embargo, cuando el sistema está en riesgo estos derechos son conculcados y el régimen asume rasgos cada vez más dictatoriales.
Es la radicalización de la lucha de clases la que desnuda la esencia del Estado burgués: un cuerpo armado en defensa del capital. Cuando la clase obrera o los campesinos y pobres de las ciudades nos revelamos somos reprimidos, encarcelados o incluso asesinados impunemente. Para eso han creado a las fuerzas represivas de su Estado. A la policía y fuerzas armadas, todos los años les incrementan sus salarios, les entregan bonos, les entregan patrullas, municiones, armas livianas, los entrenan con rigor con especialistas extranjeros o los capacitan en técnicas de represión e inteligencia. Pero, también, les regalan empresas, fábricas, les crean universidades, o les favorecen con licitaciones de obras de construcción. Todos esos beneficios son importantes, ya que éstas fuerzas mantienen el orden establecido.
La realidad que describimos, es ignorada por grandes mayorías de la población, por eso nos usan como carne de cañón en sus enfrentamientos. En las elecciones venideras no hay un partido de los trabajadores que pueda usar el parlamento como palestra revolucionaria, que denuncie la alianza de los partidos burgueses en beneficio del capital y los atropellos a los explotados. Claro que reconocemos que estos partidos son diferentes: no es lo mismo el MAS que se apoya en organizaciones de masas mediante cooptación sindical a otros que tienen menos vínculo con esos sectores. Ahora bien, en lo esencial, todos los partidos que se presentan son variantes políticas al servicio de la burguesía, esto significa, que en el contexto de crisis económica que atravesamos, todos ellos se encargarán de gestionarla -cada uno a su manera- a favor de esa clase, es decir, que salvarán sus negocios a costa de las mayorías empobrecidas.
El MAS, al que muchos votarán como el “mal menor” no escapa a este análisis, de hecho, ya ha venido gestionando la crisis contra los trabajadores los últimos años. Por ejemplo, reprimiendo sistemáticamente protestas sociales, (Chaparina, Achacachi, Asunta, sólo por nombrar algunas). Por eso, la idea del mal menor es peligrosa ya que podría mal interpretarse y que genere ilusión en que podrían defender posiciones antagónicas a las otras variantes. Pero ya quedó demostrado que no es así. Incluso tras el golpe que recibió, se apresuró a negociar con el nuevo gobierno. Le ayudó desde el Parlamento a co-gestionar la crisis de estos meses. Y la vez que movilizó a campesinos y trabajadores en agosto, fue por intereses electorales, traicionándolos cuando asumían posiciones más radicales.
Muchas personas dicen “gracias al MAS tengo esto o lo otro”, sin darse cuenta que se subestiman así mismos, porque esas migajas han sido gracias a que han dado la vida en 2003, plasmando una agenda de transformación del país (agenda de octubre) que el MAS, como partido burgués subordinado al imperialismo, nunca cumplió. Es decir, para contener la radicalización de masas producto de la guerra del gas y salvar al régimen capitalista es que se vio obligado a dar algunas concesiones, pero eso es todo. El MAS es la nueva variante de derecha en el país, que se apoya en sectores de masas para impulsar su proyecto burgués. No es de izquierda, ni de los pobres, y mucho menos socialista.
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¿Qué significa VOTAR NULO?, significa no darle nuestro apoyo a ninguna de las variantes que nos ajustarán y reprimirán nuestra protesta. Significa no sembrar la más mínima ilusión en ninguna de ellas para prepararnos a resistir, organizándonos con independencia de clase. Para ello, es urgente recuperar los entes matrices que han sido usurpados por burócratas que responden a esas variantes burguesas. Por un Congreso de la COB con delegados de base.
Significa también que debemos crear nuestro propio partido revolucionario, que funda la alianza estratégica de los trabajadores con los campesinos y demás sectores empobrecidos y excluidos del país, recuperando los recursos naturales (expropiación de grandes medios de producción) para planificar la industrialización con generación de fuentes de empleo dignas, con control de los trabajadores y el pueblo; establecer una reforma agraria que elimine a los terratenientes y la producción tóxica y transgénica poniendo esas tierras bajo control colectivo de los campesinos, así como la creación de haciendas estatales que generen productos agrícolas para el consumo humano y de otros seres vivos, y finalmente consolidar la soberanía alimenticia en equilibrio con la naturaleza, preservándola y no explotándola como mera mercancía (como los capitalistas).
En definitiva, para que un partido cumpla la agenda de octubre, tiene que ser revolucionario, tiene que ser obrero y debe lograr aliarse con el campesino pobre. También deberá expropiar a la banca usurera, que lucra con los pequeños ahorros de las masas de trabajadores o con los créditos leoninos al pequeño productor. En términos económicos, crear una economía planificada, que en primera instancia resuelva las necesidades fundamentales de todo el pueblo, y que en perspectiva libere al hombre del trabajo y le permita vivir como ser humano, desarrollando todas sus cualidades y potencialidades.
¿Por qué votar nulo no es suficiente?
Como hemos dicho reiteradamente, la democracia burguesa es la dictadura de la clase dominante. El MAS al ser un partido burgués que representa los intereses de la burguesía nacional y transnacional -de la burguesía tradicional y la emergente-, simplemente dará continuidad a su carácter policiaco represivo que ya tenía al dejar el poder ejecutivo, y cargará sobre las espaldas de los trabajadores la crisis económica en la que se encuentra Bolivia, y para ello utilizará las fuerzas represivas sin ningún tapujo si es necesario. Lo mismo pasa con Mesa y Camacho, que también representan los intereses de los empresarios, y le darán continuidad al carácter reaccionario con el que ha venido gobernando Añez, utilizando también las fuerzas represivas para imponer la crisis a las clases empobrecidas del país. Y vale aclarar que, la diferencia entre el MAS y las otras variantes son secundarias. Unos y otros perpetúan nuestra supeditación al imperialismo, y sus ansias por tomar el poder y repartirse las migajas que les deja el imperialismo, están dispuestos a llevarnos a los trabajadores y clases empobrecidas, como carne de cañón, a un fratricidio sin precedentes.
Si bien votar nulo es una forma de expresar en las urnas el rechazo y repudio a esta dictadura de las clases dominantes y su Estado, consideramos que queda en el marco de la democracia burguesa ese tipo de expresión y termina siendo una flecha sin punta que no le hace ni cosquillas a los explotadores y sus politiqueros que nos gobiernan. Entonces votar nulo no es suficiente. Lo que es urgente y necesario es organizarnos desde las bases, expulsar a los dirigentes burócratas vendidos a la patronal y a los gobiernos de turno, recuperar los entes sindicales y ponerlos al servicio de los trabajadores; organizarnos y construir juntos un partido revolucionario de los trabajadores, en la cual el proletariado sea la vanguardia junto a campesinos pobres, indígenas, clases medias radicalizadas, juventud rebelde y demás sectores empobrecidos. Este partido se debe forjar en la lucha diaria que hoy más que nunca debe ser en las calles contra los ataques del gobierno y empresarios nacionales y transnacionales. La justicia burguesa ya ha demostrado a quién representa y en favor de qué intereses actúa, ya no se puede confiar más en quienes serán los que tomen la posta después del 18 de octubre. No necesitamos un cambio de actores que utilicen y manipulen las mismas herramientas de la burguesía, lo que necesitamos es un cambio de sistema social y económico, una verdadera revolución social.
Compañeros, votar nulo es importante, pero tanto más importante es luchar por nuestro partido clasista, revolucionario y socialista. Votar nulo no es suficiente, luchemos junto a FSR, MSR, JSR, contra el capitalismo y su falsa democracia, luchemos por instaurar nuestro propio Estado Obrero, que destruya al Estado burgués y en su desarrollo el ESTADO como tal se extinga así mismo en pos de crear una sociedad de hombres y mujeres plenamente libres: una sociedad comunista.