El gobierno de Kicillof/Berni y ambos Fernández, son los responsables
Hace unos días se confirmó que los restos óseos que aparecieron el 15 de agosto en un cangrejal de Villarino Viejo pertenecen al cuerpo de Facundo Astudillo Castro.
Lamentablemente todos conocemos la historia de Facundo, el joven de 22 años que se dirigía desde su casa en la localidad de Pedro Luro a Bahía Blanca, situada a poco más de 100 km, en la provincia de Buenos Aires y que fue desaparecido por la bonaerense a fines de abril. Los policías implicados en el caso dieron declaraciones contradictorias entre sí tratando de sembrar confusión sobre lo que pasó ese día, justificando los hechos con un acta que se le hizo por transitar sin permiso de circulación. Fiscales, policías, jueces, gobiernos y medios de comunicación buscan desacreditar la denuncia de desaparición de Facundo Castro en manos de la policía bonaerense y ponen trabas en el esclarecimiento del caso.
Berni y la bonaerense
Ya desde el comienzo la investigación presentó irregularidades y contradicciones. Tres personas atestiguaron que vieron a Facundo a bordo del móvil policial en la localidad de Mayor Buratovich. De la comisaría de allí son las fotos de espalda del joven y el acta labrada. A estos testigos, la bonaerense nunca quiso tomarles la declaración.
El 19 de junio (recién luego de catorce días de la denuncia y a más de un mes de la desaparición) la oficial Xiomara Flores, pariente de uno de los dos agentes que detuvieron a Facundo y que lo trasladaron a la comisaría, aseguraba haber levantado y trasladado a Facundo, en su auto particular y vestida de civil, hasta la localidad de Teniente Origone, 24 kilómetros más hacia el norte.
Aquello les sirvió para que se modificara la zona de rastrillaje en el último lugar donde estos tres testigos habían visto a Facundo. A pesar de estas maniobras y encubrimientos, recién tras 70 días se desplaza a la bonaerense de la “investigación” y se realiza el allanamiento a la comisaría de Mayor Buratovich y más de una semana después aparecen los libros de guardia de la comisaría. Esta dilatación continua fue afectando el acceso a posibles pruebas y evidencias.
Además, los policías bonaerenses implicados borraron el 80% de la información de sus teléfonos celulares. Tanto los efectivos de Mayor Buratovich como los de Teniente Origone (donde fue encontrado en un antiguo calabozo de la comisaria un artículo personal que Facundo llevaba en la mochila que tenía cuando desapareció) dijeron que lo dejaron seguir, que le hicieron la infracción por circular sin permiso en violación de la cuarentena y aseguraban que no llevaba DNI.
Sin embargo, en los pocos mensajes rescatados en la investigación, queda en evidencia la contradicción y su implicancia en el caso. Por ejemplo, en uno de los mensajes que envía, Mario Gabriel Sosa a otra policía, Jana Curuhinca: “Bueno quedate tranqui Janita nadie sabe que fuimos nosotros, aparte es como dice el jefe nosotros hicimos nuestro trabajo”. Ambos son de la comisaría de Mayor Buratovich y son quienes detuvieron al joven en la ruta 3 a las 10 de la mañana del 30 de abril, cuando se dirigía a dedo hacia Bahía Blanca. Además, en el celular de ésta última se encontraron las fotos del DNI de Facundo.
Otra inconsistencia es la aparición de restos óseos y una zapatilla en la localidad de Villarino, zona en la que ya habían realizado rastrillaje y no habían encontrado nada. ¿No es mucha casualidad que haya en un lugar una huella de camioneta que termina donde está el esqueleto enterrado boca abajo y la zapatilla a 30 metros para el costado, intacta? Además, el cuerpo sin suciedad ni restos de sal a pesar de que el sitio es parte de una ría que se funde a pocos metros con el mar. Como dice el abogado de la familia Leandro Aparicio: «Plantaron el cuerpo y hubo encubrimiento» “No es una casualidad, eso es un mensaje” porque no quedan dudas de que al muchacho «lo desapareció la policía de la provincia de Buenos Aires» y aseguró que dos testigos que declararon en la causa dijeron haberlo visto «tirado» en la ruta nacional 3 «muerto o inconsciente».
Ni hablar de las amenazas por parte de un subcomisario a los abogados de la familia durante el transcurso de uno de los rastrillajes en que efectivos de la bonaerense querían intervenir a pesar de haber sido apartados: «Me estoy guardando todos los links de los medios donde hablaste, cuando esto termine yo sé lo que tengo que hacer». O la amenaza a la ex novia de Facundo y su hermano para forzar una confesión sobre un delito que Facundo nunca había cometido, o a los mismos testigos que vieron el cuerpo al costado de la ruta.
Este caso (a diferencia de la gran mayoría) logró notoriedad pública, principalmente por la lucha que vienen dando sus familiares y amigos. Es por esa presión que tuvo que salir a hablar Sergio Berni al comienzo del caso diciendo que “aunque no hay absolutamente ninguna evidencia en contra de la policía bonaerense, por pedido de la familia la investigación queda a cargo de fuerzas federales”. Pero Berni es un cínico, ¿qué garantías puede haber que haya fuerzas federales tratando de resolver la desaparición del joven? De hecho, cuando se les toma declaraciones a los federales, decían desconocer quiénes eran Flores y Sosa, dos de los policías más implicados en el caso y de público conocimiento.
Hace unas semanas, la perito de la familia, Virginia Créimer, tras la autopsia, ya había establecido que se trataba de un masculino, joven, de aproximadamente 20 años, como es la edad que tenía Facundo y que había grandes indicios de certeza jurídica y científica que hablarían de una muerte violenta, por asfixia y con participación de terceros. Sin embargo, Sergio Berni, reiteró su convicción de que «la realidad va para otro lado» y que lo sucedido «no es lo que cuentan los abogados”. A pesar de todas las pruebas que lo desmienten, para encubrir a la bonaerense, sigue sosteniendo que Facundo tuvo un accidente.
No nos olvidemos que Berni fue secretario de seguridad de Cristina Fernández, con la Policía Federal, Gendarmería y Prefectura como fuerzas represivas a su cargo. En aquel momento ejecutó el Operativo Centinela, con el despliegue de la Gendarmería Nacional en el conurbano bonaerense. Fue la primera de muchas iniciativas orientadas a aumentar la cantidad de fuerzas de represión en los barrios populares de todo el país. Así la presencia de gendarmes y prefectos, sumados a las policías federal y locales se multiplicaron bajo el argumento de la “guerra contra la inseguridad”, que nunca fue otra cosa que control social y disciplinamiento sobre la clase trabajadora. En efecto, nunca se desintegró a ninguna gran banda narco bajo esa gestión.
Este personaje nefasto tiene un largo prontuario de la mano de los gobiernos kichneristas. En el 93, en Santa Cruz, pasaba información sobre los huelguistas mineros al entonces gobernador Néstor Kichner. De la mano de Alicia Kirchner, en el 2003, su tarea central fue desarticular el movimiento piquetero, a partir de la cooptación de los sectores que caracterizaba como “dialoguistas”, y el aislamiento de los definidos como “duros”. En enero de 2019 manifestó su apoyo a la decisión de Cambiemos de comprar pistolas Taser y autorizarlas para su uso en lugares públicos, como estaciones de tren o subte. Estos son algunos ejemplos que dejan al descubierto cuál es el rol del ministro de seguridad, y explica, en parte, el silencio por parte del gobierno “nacional y popular” durante todo este tiempo, y sobre todo por parte de Cristina, “su jefa”. Es que, como dijo el mismo Berni, en uno de sus sinceramientos públicos, “que su jefa política era la misma CFK. Más claro, echale lavandina…
Con respecto a Axel Kicillof, nos preguntamos, al igual que Cristina (mamá de Facundo), cómo es posible que cuando fueron a hablar con él haya expresado que no tenía la más pálida idea de cómo opera la policía en la provincia, si como bien lo planteó su abogado “Espían a todo el mundo, nos meten micrófonos hasta en el inodoro y este salame no sabe lo que está hablando su Policía.” Esto no es otra cosa más que más silencio para encubrir a Berni y la bonaerense. Ahora el mismo Berni en otra de sus frases lo dijo que “Kicillof piensa igual que él, porque si no ya lo hubiera echado a patadas”
Párrafo aparte, es la actitud del mismo Alberto Fernández, quién con todo el cinismo del mundo le regaló un cachorro de perro a Cristina, la mamá de Facundo, y le dijo que “no iba a encubrir a nadie”, intentando quitarse responsabilidades del caso ¿pero se puede ser tan mentiroso? Es él uno de los principales responsables, él es quien maneja junto con todo el gobierno el aparato represivo, a ellos responden todas las Fuerzas de Seguridad y las FFAA.
Es cierto que el caso de Santiago Maldonado durante el gobierno de Macri es distinto, porque la desaparición y asesinato ocurrió durante una persecución política. Pero, así como ante la desaparición forzada de Santiago Maldonado, Patricia Bullrich dijo que no iba “a tirar a ningún gendarme por la ventana”, ahora Berni dice que “en la justicia no hay ningún elemento para culpar a la policía”. Y esto se debe a que gobiernen “neoliberales” o “populistas”, a los gobiernos patronales no les interesa lo que ocurra con la vida de los jóvenes trabajadores y del pueblo pobre, ya que una y otra vez sale en defensa de su brazo armado para mantener a sus gobiernos en el poder.
Es que todas las fuerzas, provinciales o federales, cumplen la misma función, reprimir los reclamos del pueblo trabajador (como hicieron en junio en Mendoza con empleados estatales) o los estallidos sociales (como en Chile o EEUU). Si bien pedimos por el esclarecimiento del crimen, no se puede confiar únicamente en los medios legales para obtener justicia. Sabemos que los jueces y fiscales son quienes retrasan las causas y las dejan sin resolver (demasiados ejemplos ya tenemos, como el de Maxi Zamudio, cuya causa se intentó archivar dos veces por la fiscalía y luego del juicio se absolvió al prefecto que disparó dos veces al joven que estaba desarmado y solo). En esta misma causa se retrasaron peritajes, pruebas de ADN, rastrillajes, a pesar de haber muchas pruebas que ameritan una investigación más profunda.
El rol del aparato represivo del Estado
Este accionar de la policía es algo que se repite constantemente y tiene como principal víctima a la juventud trabajadora. El hostigamiento de la policía y las fuerzas de represión en los barrios es moneda corriente. Los obligan a robar para aumentar sus “recaudaciones” y cuando los pibes se niegan a robar u otras actividades delictivas, entonces los amenazan. Cuando se niegan a hacer los trabajos sucios, los secuestran y los revientan a trompadas dentro las comisarías. En algunos casos, los asesinan y después desaparecen los cuerpos, ejemplo de eso fue lo de Luciano Arruga. También están los casos que, si bien son diferentes por el móvil de asesinato, involucran a las fuerzas de represión, como policías retirados o policías que hacen adicionales, es el caso en Rosario de Carlos Bocacha Orellano y de Pichón Escobar.
Además, están los ejemplos de gatillo fácil, como los de Luis Espinoza y Walter Ceferino asesinados por la policía de Manzur, el gobernador tucumano, peronista ex funcionario de Alberto Fernández y Cristina. O los casos de los jóvenes Qom reprimidos por la policía del ex jefe de gabinete de Cristina, ahora gobernador de Chaco, “Coki” Capitanich.
El gobierno nacional y los gobiernos provinciales, aprovechándose de la pandemia les han dado piedra libre a las fuerzas de represión para actuar de manera “preventiva” en caso de que la situación social se desmadre, es por eso que la situación “normal” de represión se ha acrecentado en estos últimos meses. Son innumerables los casos de razzias y detenciones en los barrios obreros y populares.
Actualmente son más de cien los casos registrados por gatillo fácil en lo que va de la cuarentena y ya se habla de un “Plan Centinela 2”. Con esto, bajo la excusa nuevamente de “combatir la inseguridad”, destinarán 12 mil millones de pesos desde Nación a los municipios para la compra de 2 mil nuevos patrulleros, la formación y reclutamiento de 10 mil nuevos efectivos, la refacción de 100 comisarías y la construcción de 6 nuevas cárceles. Además, se sumarán 4 mil nuevos gendarmes a los que ya recorren los barrios, entre otros puntos. Pero como ya sabemos esto implica que las fuerzas de seguridad se refuerzan y se arman hasta los dientes en los barrios populares para reprimir en cuanto haya algún tipo de iniciativa de movilización popular contra la crisis económica y miseria que nos están haciendo soportar sobre nuestros hombros.
Algunos datos
Desde 1983 se registraron 7093 asesinatos causados por las fuerzas de seguridad del Estado capitalista. En 2019 se contaron 400 muertes. Es decir, el aparato represivo (policías provinciales, policía federal, prefectura, gendarmería) asesinó en promedio una persona cada 19hs y como muestra el gráfico, estos casos existen esté quién esté en el gobierno, sin importar de qué partido patronal sean.
Durante la famosa “década ganada” del Kirchnerismo hubo más de 3.500 asesinados por las diferentes fuerzas de represión. Por eso, como decimos siempre, por más que se vistan de progresistas y populares, son capitalistas y defienden la sacrosanta propiedad privada, y como tal, se apoyan en el aparato represivo del régimen para gobernar.
El caso de Facundo debe unirnos como juventud de la clase trabajadora exigiendo justicia. No queremos que haya más muertes ni hostigamientos por parte de las fuerzas represivas del Estado. Porque los que mueren o desaparecen en manos de los aparatos de represión no son los “niños ricos”, son los jóvenes pobres y laburantes.
¿Y cómo hacemos para defendernos entonces?
Tenemos que organizar comités de autodefensa en los barrios y en los lugares de trabajo para poner en práctica formas concretas de defensa ante todo tipo de represión, ya sea estatal o paraestatal (patotas de la burocracia sindical).
Pero principalmente saber que, a medida que se vaya agudizando la crisis económica, se va a profundizar más la represión sobre los jóvenes y trabajadores. Y eso será así hasta que no terminemos de una vez y por todas con este sistema putrefacto y todos los gobiernos capitalistas que lo sostienen: peronistas, kirchneristas, macristas, etc.
Cuando esta situación de miseria no se aguante más y las masas obreras y populares vayan al enfrentamiento directo con las fuerzas de represión, como empezó a pasar en Chile y EEUU, vamos a tener que orientar la lucha hacia la instauración de un gobierno de trabajadores que expropie a los capitalistas, y luego de derrotarlas en el curso de la revolución, disuelva las FFAA y de represión, reemplazándolas por milicias obreras y populares.
GOBIERNO | DÍAS DE GOBIERNO | CASOS | PROMEDIO/CASOS | UNA MUERTE CADA X HORAS: |
Alfonsín | 2038 | 157 | 0.08 | 311.5 |
Menem | 3805 | 693 | 0.18 | 131.8 |
Alianza | 741 | 483 | 0.65 | 36.8 |
Puerta/R.Saa/Duhalde | 520 | 270 | 0.52 | 46.2 |
Los Kirchner | 4580 | 3.658 | 0.80 | 30.0 |
Macri | 1159 | 1.303 | 1.12 | 21.3 |
TOTAL | 6.564 |
(Fuente del gráfico al pie): correpi.org