Con la ayuda decisiva del imperialismo yanki, el gobierno de Milei logró ganar las elecciones legislativas de medio término y con ello afirmarse en el poder. Si bien el apoyo al gobierno desde el punto de vista numérico es pobre -apenas un 26% del padrón electoral-, el triunfo, por lo inesperado, produjo un mayor efecto político a su favor. No se puede establecer en que porcentaje, pero para ese resultado fue determinante el apoyo de Trump, además del fuerte rechazo de una parte importante de la sociedad al kirchnerismo, que no es solo de la clase media “antiperonista”, sino también sectores jóvenes de la clase trabajadora. Paralelamente al fortalecimiento del gobierno, hay una crisis en desarrollo dentro del peronismo, entre el sector que responde a CFK y Máximo Kirchner, y los que se alinean con Kicillof, que mutuamente se echan las culpas por la derrota. El peronismo de las provincias, agrupado alrededor de los gobernadores, negociación de por medio, va a apoyar a Milei en el Congreso. La clase trabajadora y la base peronista, acusó el golpe de la derrota electoral y políticamente se repliega “desensillando hasta que aclare”.
El respaldo político y el apoyo económico vía el FMI y el swap del Tesoro norteamericano, lograron aplacar la corrida cambiaria y estabilizar la macroeconomía, manteniendo en un punto relativamente bajo la inflación, pero al costo de inducir una dura recesión industrial como consecuencia del bajo nivel de consumo por la caída del salario, las altas tasas de interés que impiden el crédito y la apertura del mercado a los productos importados. La recesión implica suspensiones, despidos y cierres de fábricas. Según los datos de CEPA entre noviembre de 2023 y agosto de 2025 bajó en 276. 624 la cantidad de trabajadores registrados. El ajuste para alcanzar el equilibrio fiscal incluyó el despido de casi 60 mil trabajadores estatales. La desocupación se acerca al 10%, sin contar la encubierta por el cuentapropismo. En total el trabajo informal alcanza al 40% de la PA. Se impuso el trabajo precario de cadetería. Ver pibes y pibas pedaleando con una caja en la espalda era hasta hace poco inimaginable. Se extendió el “Uber” como un recurso para paliar la desocupación.
La caída del salario promedio tomando los últimos 10 años es del 20%. Y durante el tiempo que lleva Milei en la Rosada el salario público cayó 18% y 4% de los trabajadores privados.
Pero todo esto a la patronal local y al capital extranjero todavía no les alcanza. Para invertir quieren tasas de ganancia más altas. Quieren bajar el “costo laboral”, menos y más bajos impuestos. Eso es lo que el gobierno de Milei quiere implementar a partir de la reforma laboral y la impositiva durante la convocatoria a sesiones extraordinarias del Congreso posterior al 10 de diciembre. Con los diputados conseguidos en las últimas elecciones, más los que aporten sus votos en función del acuerdo con los gobernadores, con el apoyo del imperialismo yanki y las grandes patronales, Milei está seguro de que esas leyes se aprobarán.
La ofensiva del gobierno es en toda la linea. La reforma laboral y la limitación del monotributo serán un duro golpe para los trabajadores. La eliminación de los subsidios para la luz y el gas también golpeará a la clase media. La reforma educativa es un misil en la línea de flotación para la educación pública. Si todo esto pasa luego vendría la reforma jubilatoria con la suba de la edad a 70 años.
Como dicen los comentaristas políticos, Milei no tiene nada enfrente. El peronismo deja correr esperando resolver sus internas para el 2027. La burocracia sindical -también peronista- solo quiere “dialogar”, o sea rosquear para mantener sus prebendas materiales, entregando todo lo que haga falta. Y la izquierda, impotente, porque dirige algunas pocas estructuras laborales, insiste con la rutina sindicalista ya muy gastada, de “exigir” a la CGT que haga un paro.

La clase trabajadora, debilitada por las transformaciones estructurales que ocurren desde hace décadas, confundida porque una parte ha confiado o tiene expectativas en Milei, apretada por las amenazas de despidos, sin dirección ni programa político que refleje sus intereses de clase, está complicada para actuar de manera independiente de la burocracia. La ruptura de sectores jóvenes del proletariado con el peronismo y la burocracia sindical, políticamente se ha procesado hasta ahora por derecha, retrocediendo en preceptos elementales de conciencia de clase.
Pero según dice el proverbio chino “un camino de mil kilómetros empieza por el primer paso”. Hay que dar una batalla política para reagrupar al activismo alrededor de un programa clasista. Las luchas que hay son parciales dispersas y por objetivos puntuales, todos defensivos.
Pero en la acción, en la lucha, trabajadores jóvenes -incluyendo los que han votado por Milei- se unen desde la base para enfrentar los atropellos de la patronal. Lo hemos visto en las movilizaciones y reclamos de los cadetes de delivery de Rosario, los obreros del frigorífico Euro de VGG, los choferes de “la blanquito” (159) de Berazategui. Ahí se atalona la clase trabajadora. Pero a esa unidad para una lucha concreta le falta una organización independiente que sea capaz de ver el bosque, más allá del árbol contra el cual se lucha en lo inmediato. Ahí, en ese proceso tenemos que estar para intervenir, para organizar, para desarrollar la lucha y ganar a la vanguardia para la construcción del PCO.
Pero no es solamente en la lucha “sindical” en donde podemos encontrar trabajadores y jóvenes que se cuestionan el orden actual. La situación politica y económica que, a cada rato amenaza con llevarnos al abismo de las crisis y las guerras, debe provocar en algunos compañeros muchas inquietudes e interrogantes. A esos compañeros debemos dedicarles la explicación paciente -sea oral o escrita a partir del periódico- que les permita entender en qué consiste fundamentalmente la sociedad capitalista, adonde nos lleva sus crisis y porqué debemos luchar por la revolución socialista. Como escribió Lenin en 1902: “El revolucionarismo vulgar no comprende que la palabra es también un acto. Esta es una tesis incontestable, aplicada a la historia en general o a épocas de la historia en las que no hay acción política abierta de las masas, y esta acción no puede ser reemplazada ni creada artificialmente por ningún putch.”
5/12/25
