Recientemente se difundió la concreción de un “acuerdo marco” comercial entre la Argentina y EEUU. Si bien no está todavía la redacción final, ya se conocen los aspectos principales:
“Argentina y Estados Unidos cooperarán para facilitar la inversión y el comercio en minerales críticos”. “Argentina brindará acceso preferencial al mercado para exportaciones estadounidenses, incluyendo ciertos medicamentos, productos químicos, maquinaria, productos de tecnologías de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una amplia gama de productos agrícolas”.
El acuerdo está totalmente escrito para favorecer los intereses de EEUU y desplazar a la competencia china, objetivo que ya había quedado absolutamente claro como condición para el rescate financiero del Tesoro norteamericano.
En la parte agropecuaria, EEUU le compraría a la Argentina hasta 80 tn de carne y ésta recibiría de EEUU ganado en pie, además de una amplia gama de bienes agropecuarios. Estos últimos, incluyen los productos cárnicos, de pesca y los lácteos.
También acordaron trabajar para estabilizar el comercio global de soja, lo cual habrá que ver que significa.
En el sector industrial EEUU le vendería a la Argentina en una serie de rubros sin que haya ningún mecanismo que asegure reciprocidad. El acero y el aluminio, principales exportaciones de Argentina seguirían pagando arancel alto (50%).
También en el tema patentes y laboratorios medicinales el gobierno de Estados Unidos se asegura el pago de patentes a las empresas estadounidenses, un viejo reclamo contra las firmas locales de producción de remedios.
El objetivo de EEUU, además de hacer negocios a costa del pueblo trabajador argentino, es desplazar a China, bloquearle todos los accesos a la explotación de minerales y de negocios en general que vienen creciendo en Argentina, como lo muestra el aumento del 66% de las importaciones provenientes de China.

A pesar de lo descompensado de este acuerdo, Martín Rappallini el presidente de la UIA hizo declaraciones de apoyo: El acuerdo con Estados Unidos “abre una oportunidad de crecimiento muy importante” ya que “es un país netamente importador” remarcó que la industria argentina ya trabaja para “armar rondas de negocio” y aprovechar un escenario con “muchísimas oportunidades”.
En cambio, Macri dijo que no hay que descuidar la relación con China ya que su economía es más complementaria con la de Argentina. En eso parece coincidir con el kirchnerismo que -con el swap chino en el Tesoro- miró para otro lado mientras se desarrollaba la creciente penetración de inversiones chinas, la base de Neuquén o el puerto compartido en Ushuaia.
Y mientras la burguesía discute si conviene tener relaciones carnales con EEUU o dejarle la puerta abierta a China, la crisis de la industria sigue creciendo y dejando a miles de trabajadores en la calle.
El industricidio mileista sigue su curso y el peronismo no hace nada por evitarlo. En su bastión bonaerense, en el conurbano proletario, es donde más empresas han cerrado. Kicillof y su ministro de trabajo el sindicalista Walter Correa miran pasar los cierres de fábrica, los obreros acampando en los portones, como si se tratara de otro país. Pero es la provincia de Buenos Aires, ¡donde vive y trabaja el 40% de la población argentina! La única manera de responder defendiendo los intereses de los trabajadores es ¡Estatización por parte de la Provincia de todas las empresas que cierren o despidan masivamente, bajo administración de sus propios trabajadores! Todo lo demás es el mismo “relato” gastado del peronismo lamentándose sin hacer nada.
Frente a los acuerdos del gobierno de Milei con EEUU, el peronismo kirchnerista y el stalinismo estrechamente asociado, principalmente el PCR, agitan la bandera de la soberanía nacional. “La patria no se vende”.
Es verdad que Milei profundiza la colonización financiera y comercial con EEUU. Pero no es verdad que antes el país era “soberano” con Cristina. Seguimos siendo un país semicolonial. Lo que varía es la proporción de dependencia que tenemos de las distintas potencias extranjeras. Antes de 1810 eramos una colonia española. Desde 1824, cuando Rivadavia firmó un empréstito con el Banco Baring Brothers, fuimos una semicolonia inglesa. A partir de 1955 una semicolonia predominantemente yanki, pero junto con recuperación de postguerra fue creciendo la presencia de capitales europeos y japoneses.
Durante un breve período, entre 1943 y 1952 el país mantuvo una relativa independencia, como consecuencia de que, debilitado por la guerra, el capital inglés se retiraba de sus colonias para concentrarse en la metrópoli. El gobierno de Perón ofreció resistencia a la semicolonización yanki. Pero ya en 1952 Perón firmó los acuerdos “leoninos” con la Standad Oil de Rockefeller y recibió con honores al hermano del presidente de EEUU Milton Eisenhower. Esto no se debió a la muerte de Evita -como relata la mitología peronista de izquierda- sino a que la propia burguesía nacional necesitaba del crédito internacional para renovar su maquinaria. Los gobiernos peronistas posteriores no cambiaron el carácter semicolonial del país si no que se fueron adaptando a la relación de fuerzas prevalecientes entre las potencias imperialistas, sin perder de vista su “pertenencia” al dominio yanki. Para no ir tan lejos digamos que Menem (admirado tanto por Milei como por Néstor Kirchner) se caracterizó por sus “relaciones carnales” con EEUU, sólo superadas por la dictadura militar del 76.
A pesar de su relato “nacional y popular” NK y CFK mantuvieron las relaciones prioritarias con EEUU, y los buenos negocios con Rockefeller y Chevron y otros poderosos grupos imperialistas. Cristina Fernández de Kirchner vetó la Ley 26.418 de Protección de Glaciares. Esta ley, impulsada por el diputado Miguel Bonasso -en ese entonces miembro del Frente para la Victoria- fue aprobada por unanimidad en 2008, buscaba preservar los glaciares como reservas estratégicas de agua dulce. El veto, conocido como «Veto Barrick», que provocó un amplio rechazo político, estaba en linea con los intereses que defendía el kirchnerismo. Muchos desconocen u olvidan que durante la presidencia de Néstor Kirchner se construyó en San Juan la mina de Veladero un megayacimiento de oro de la empresa transnacional Barrick Gold, y se abrieron minas en Santa Cruz, Chubut, Jujuy, a pesar de que son conocidas las consecuencias de contaminación de las mineras y del excesivo consumo de agua.
La tan mentada “reestatización” de YPF, que no fue tal ya que fue transformada en sociedad anónima con mayoría estatal, fue la banderita que agitaba el kirchnerismo para demostrar su “defensa de la soberanía nacional”. El mismo Bonasso, denuncia en su nota* publicada en la web de la revista digital “Sin Permiso” la maniobra de los Kirchner con YPF.
<<La expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF-Repsol, en manos de la corporación ibérica del mismo nombre, decidida por el gobierno en abril de este año y ratificada por el Congreso el 3 de mayo pasado, escondía un dato clave que anticipé en “El Mal” (1): el vínculo espurio de la Presidenta con el megamillonario David Rockefeller, fundador del Council of the Americas y socio mayoritario de José Alfredo “Joe” Martínez de Hoz, el superministro de la última dictadura militar.
Detrás de esa medida “nacionalista” se ocultaba la decisión de cambiar el imperialismo del chorizo cantimpalo por el verdadero imperialismo: el que controla desde hace más de doscientos años Wall Street y la City de Londres.
El miércoles 19 de diciembre último (2012), en Houston (Texas), Miguel Gallucio (CEO de YPF) y Ali Moshiri (CEO de Chevron para América Latina) cerraron un acuerdo por el cual se concede a esta última corporación el “derecho exclusivo” para explotar las áreas “Loma de la Lata Norte” y “Loma Campana” en Neuquén. Chevron, donde trabajaba la buena de Condoleezza Rice**, invertirá inicialmente mil millones de dólares para desarrollar cien pozos petrolíferos y gasíferos no convencionales. Pero si avanzan los acuerdos -como avanzarán, ley antiterrorista mediante- YPF le transferirá a Chevron dos áreas de 290 mil kilómetros cuadrados en la mítica Vaca Muerta, para obtener shale oil y shale gas, mediante el temible fraking, una nueva tecnología extractiva mucho más contaminante que la megaminería a cielo abierto.
Ahora bien: ¿qué es Chevron? Wikipedia lo revela sin ambages: “Es una empresa petrolera estadounidense constituida en 1911 en California, tras la disolución del trust (“Corpo”) Standard Oil, bajo el nombre Standard Oil of California. En un período de más de cuarenta años, John D. Rockefeller llevó a la Standard Oil a ser la compañía más grande del mundo por mucho tiempo”.

En “El Mal” dejé plasmada y hasta fotografiada la amistad entre Cristina y David Rockefeller. Tanto The Americas Society como el Council of the Americas, los dos poderosos lobbies de inversión y saqueo fundados por el petrobanquero han actuado como plataformas de apoyo a la mandataria argentina, a pesar de todas sus nacionalizaciones (tanto las genuinas como las falsas). En ese foro, regenteado por Susan Segal (amiga personal de la mandataria argentina y alta ejecutiva del Grupo Rockefeller) Cristina muestra una cara menos “nacional y popular”. El 26 de setiembre de 2007 dijo en el gran salón del hotel neoyorquino Waldorf Astoria: “Este país que hoy ofrecemos gustosos a todos los que vengan a invertir, con la concepción y la comprensión, por parte de quienes estamos allá que la rentabilidad no es un pecado, que ganar dinero no es pecaminoso”.
En ese escenario, el 22 de setiembre de 2008, tuvo lugar el afectuoso encuentro que ilustra esta nota: Cristina, emocionada, admirativa, toma con sus dos manos la diestra de David Rockefeller, el banquero que apoyó los golpes militares de los generales Juan Carlos Onganía y Jorge Rafael Videla.>>
Nada que envidiarle a Javier Milei.
A lo que escribe Bonasso se podría agregar el apoyo de los Kirchner a la privatización de YPF durante el gobierno de Menem y los negociados del matrimonio presidencial con los Eskenazi. Pero quedará para otra oportunidad. Ahora para completar esta saga de concesiones al imperialismo se puede leer la nota de LPO*** -que es una página peronista- del año 2013:
<Ahora se entiende. Miguel Galuccio no puede exhibir el contrato del acuerdo que firmó con la norteamericana Chevrón por una sencilla razón: Es impresentable. El entendimiento que firmó el CEO de YPF con el apoyo pleno de la presidenta Cristina Kirchner y el economista de supuesta orientación nacional Axel Kicillof, contiene una cesión de soberanía sin antecedentes…
El acuerdo incluye una cláusula secreta que establece la creación de una “escrow account”, es decir de una cuenta bajo custodia de terceros.
En esa cuenta, ubicada en el exterior y bloqueada, la petrolera argentina se obliga a depositar dólares que quedarán en “garantía” y que sólo Chevrón podrá retirar.
Se trata de un formidable “seguro” ofrendado a la petrolera norteamericana contra la posibilidad de algún inconveniente futuro a la hora de girar al exterior los dividendos que genere la explotación de Vaca Muerta.
Una excepcionalidad, un privilegio, una discrecionalidad que ensambla de manera perfecta con el decreto 929 que firmó la Presidenta a medida de Chevrón y que le permite libre giro de divisas al exterior y cero retenciones…
Esta “escrow account” de la que Chevrón podrá servirse a gusto dólares generados en la Argentina -aún en posibles escenarios futuros de graves restricciones de divisas-, fue calificada ante LPO como “una claudicación ante poderes económicos, sin antecedentes”.
Si acaso el kirchnerismo hiciera el ejercicio de buscar el modelo ideal de sus demonizadas corporaciones, le costaría encontrar un mejor ejemplo que Chevrón. Esta petrolera es la continuidad de la Standard Oil de Rockefeller, símbolo global de imperialismo empresarial.
“Los acuerdos de Perón con la Standard Oil son un juego de niños al lado de lo que está cediendo Galuccio a Chevron”, había anticipado a LPO una fuente que estaba al tanto de los detalles de la negociación.>>
Asi es que el alineamiento de Milei con EEUU es una profundización de la política mantenida por todos los gobiernos desde hace más de 70 años. La tan mentada soberanía nacional en boca de los gobiernos o partidos burgueses es tan hueca como la democracia y la justicia social. Todo gobierno que sostiene al régimen capitalista en Argentina mantiene más o menos la política de sometimiento al imperialismo dominante. Es una cuestión de clase. La burguesía local es socia menor de los negocios de la burguesía imperialista. Ambos obtienen sus ganancias de la explotación de la clase obrera.
Por eso la única clase que puede ir hasta el final en la emancipación nacional, esto es, no sólo el desconocimiento de la fraudulenta deuda externa, sino en la expropiación del imperialismo y la ruptura de todos los pactos económicos, políticos y militares, es la clase obrera conquistando el poder y dirigida por un partido revolucionario.
Pablo D Varela, 1/12/25
1) Bonasso se refiere a su libro “El Mal-El Modelo K y la Barrick Gold. Amos y servidores en el saqueo de la Argentina” de 2011
*Argentina: El discreto encanto de Rockefeller; Miguel Bonasso 30/12/2012; Revista Sin Permiso
** Condollezza Rice: Secretaria de Estado de EEUU durante el gobierno de GW Bush.
***Primicia: “Escrow account”, la cuenta del escándalo del acuerdo de YPF con Chevrón. LPO, 10/08/2013
