Pasaron las elecciones, pero quedaron los problemas. Y todavía falta lo peor

“Contala como quieras”, podría ser la frase que describa mejor la pugna de cada sector político por imponer el “relato” que más le conviene respecto del resultado electoral. La realidad indica que el gobierno de Milei (LLA) ganó a nivel nacional con el 40% de los votos emitidos, pero eso representa apenas un 26% del padrón electoral total, ya que la abstención (no concurrir, voto en blanco o nulo) fue del 35%.  Y es por eso que el 31% que obtuvo el peronismo, es apenas un 20% del total.

El llamativo vuelco a favor de Milei, aun en la provincia de Buenos Aires -a menos de dos meses de haber perdido por 14 puntos-, estuvo marcado por dos cuestiones claves: El rechazo al kirchnerismo como “mal mayor” movilizó a un sector de descontentos con el gobierno de Milei que en las elecciones provinciales de septiembre no fue a votar. La participación pasó de 61% a 68%. Junto con esto es evidente que los que volvieron a votar por Milei -aunque no estén conformes con su gobierno- estuvieron también impulsados por el temor a caer en una crisis mayor si Milei perdía. Es decir, que el apoyo y a la vez la extorsión de Trump -que dijo que solo apoyaría a Argentina si Milei ganaba- tuvo un efecto importante.

Todo este operativo imperialista de rescate al gobierno de Milei, que consistió en el préstamo adicional de 14 mil millones de dólares de abril, las dos reuniones públicas con Donald Trump, más la intervención financiera directa del Tesoro de EEUU anunciando 20 mil millones de dólares, indica que es una realidad lo que el propio gobierno norteamericano declara: que la Argentina con el gobierno servil de Milei, se ha transformado en una cuestión vital para ellos. Pero ¿por qué? ¿Qué quieren los yankis de nuestro país? Como dijo Milei, un alineamiento incondicional para la guerra que preparan contra China y Rusia. Quieren poner bases militares (ya se está construyendo una en Ushuaia) y que aceptemos sin chistar lo que ellos digan. Pero, además, a cambio del apoyo, Milei debe entregar los recursos naturales (uranio, litio, cobre, tierras raras), favorecer a las empresas y bancos yankis, y “echar a China” de todos los negocios, salvo de las exportaciones de soja. Es parte de la política de alineamiento del gobierno de Trump en América Latina. Al gobierno lacayo de Milei lo premian con el salvataje financiero, mientras ejercen presión militar directa contra el gobierno de Venezuela, le quitan subsidios al gobierno de Colombia, le aumenta aranceles a Brasil y ahora también ataca dos botes enfrente de Acapulco en México, todo con la excusa del combate al narcotráfico. Es la política imperialista de EEUU expuesta abiertamente para controlar la región.

Reforma antiobrera y más ajuste

Por otra parte, está claro que la “ayuda” no es en beneficio de “los argentinos”, la plata no va al bolsillo de los trabajadores, sino que está destinada a que puedan cobrar la deuda los bancos acreedores y con el FMI. Pero los dólares que tanto este gobierno como los anteriores pidieron prestados y después los capitalistas y banqueros “fugaron” del país, esos sí los tenemos que pagar nosotros. ¿Cómo? Trabajando más y ganando menos, reforma laboral mediante. La mayor explotación a la que nos quieren condenar con la reforma laboral y los nuevos convenios que pacta la burocracia sindical de la CGT-CTA y los sindicatos con las cámaras patronales, no es solo para pagar la deuda externa en dólares y la deuda “pública” en pesos, sino también para aumentar las ganancias patronales (ellos le llaman bajar el costo laboral). Para invertir los empresarios quieren que sea facil y barato despedir, arreglar salarios por fábrica o individualmente más bajos que las paritarias, hacerte trabajar las horas que ellos quieran y como quieran y limitar todo lo que puedan el derecho de huelga. En una palabra, quieren quebrar a la clase trabajadora, reducirla a individuos indefensos frente a los intereses de las patronales.

Con la reforma laboral está muy claro que la única libertad que avanza es la de los capitalistas para aumentar la explotación de los trabajadores.

Nos quieren hacer pagar la plata que se fugaron los banqueros y empresarios

Bessent y el FMI le ordenan a Milei-Caputo “acumular reservas” para pagar las deudas. Para eso dejarán subir el dólar, con lo que volverá a aumentar la inflación. Milei va a aceptar de buena manera. Si antes no lo hizo fue por la necesidad de pasar las elecciones de medio termino con baja inflación.

Lo concreto es que el gobierno -tras zafar de una catástrofe financiera y electoral- fortalecido con este resultado electoral, con el apoyo del imperialismo yanki y el respaldo de los gobernadores, se prepara para apretarnos más las clavijas y hacer pasar en primer lugar la reforma laboral reaccionaria, pero ni bien puedan van a querer meter la reforma previsional, que vendrá con un aumento de la edad jubilatoria.

Los trabajadores no podemos esperar nada del peronismo que con su pacto de paz social ha dejado pasar gran parte del ajuste de Milei. Los dirigentes peronistas son el sostén principal del régimen capitalista.

En la provincia de Bs As la situación es la misma que en todo el pais. Siendo el 40% de la población, y una provincia rica por la producción agroganadera de la pampa húmeda, Kicillof mira a los trabajadores cómo quedan en la calle cuando los echan o cierran las fábricas, como si gobernara en otro planeta. ¿Gobierna al 40% del país y no puede hacer nada diferente?

Menos podemos esperar de la traidora CGT y de sus fotocopias seudo-progresistas las CTA. Las centrales sindicales estuvieron apoyando la campaña electoral peronista en lugar de impulsar la lucha por las necesidades de la clase trabajadora. En los hechos estuvieron sosteniendo al gobierno de Milei, ya que como lo reconoció Barrionuevo, si “salían a la calle ¿Cuánto iba a durar el gobierno?”

Organizarnos para luchar es también construir nuestro partido

Si no queremos seguir retrocediendo en el salario y las condiciones de trabajo, perdiendo conquistas que costaron 100 años conseguir, tenemos que organizarnos y luchar.

La relación de fuerzas no se define en las urnas, sino en la lucha de clases.

Las elecciones no serán nunca un medio adecuado para cambiar de raíz la situación a favor de los trabajadores. La clase dominante que maneja el aparato estatal se asegura que así sea mediante el engaño o la represión.

En situaciones en las que la economía crece mucho -por ejemplo, del 2003 al 2008- pudieron mantener ciertas concesiones porque igual los capitalistas “la levantan con pala”. Pero desde el 2008 el capitalismo ha entrado en una crisis general, que lleva a las grandes potencias a enfrentarse en una guerra mundial para dirimir quien va a ser el amo dominante. El capitalismo no está en su juventud progresista, sino en una decadencia que ya en algunos países -por las guerras y las hambrunas- se ha transformado en barbarie. El capitalismo en su fase imperialista es reaccionario en toda la linea.  Por eso el capitalismo no se puede reformar en el Congreso. Solo queda derrocarlo mediante una revolución obrera y socialista. El Fitu, la izquierda parlamentarista y otros grupos que aspiran a serlo, no explican esta verdad, solo llaman a votar para tener más diputados, y por eso son una correa de transmisión del mismo sistema que dicen combatir.

Tenemos que luchar, pero no solo para defendernos del ataque de las patronales y el gobierno. Sino que tenemos que organizarnos políticamente. Construir un partido revolucionario para luchar por un gobierno de trabajadores y barrer a toda esta lacra que sostiene el poder a favor de la clase dominante.

30/10/25

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