Triple crimen: El narco y el capitalismo son los culpables

En los últimos días todos los medios de información se vieron impregnados de datos escalofriantes, sobre el asesinato de tres jóvenes en Florencio Varela. El rastreo informativo y judicial está determinando que las tres muertes fueron producto de una venganza narco, por lo que se conoce, en la jerga, como «mejicaneada», es decir, que se habrían quedado con dinero o droga que era de otros. La conmoción social provocada por la brutalidad de los asesinatos pone sobre el tapete la cuestión del narcotráfico y sus terribles consecuencias. Todos saben que el tráfico y el consumo de drogas en el AMBA es tan importante como en Rosario, pero tanto el gobierno nacional (Milei-Bullrich) como el provincial (Kicillof) se hacen los distraídos. El narcotráfico no puede existir sin la cobertura cómplice de gobiernos, políticos, jueces y policía. El blanqueo de la plata del narco se hace a través de los grandes bancos. Cada tanto aparece un caso de narcotráfico implícito como cuando Martín Insaurralde, uno de los principales dirigentes kirchneristas de la provincia de Bs As, y ex jefe del gabinete de ministros de Kicillof, vacacionaba en un yate de lujo con la modelo Sofía Clericipor las costas españolas de Marbella. O más recientemente cuando se conoció que la campaña electoral de 2019 del “libertario” y principal candidato de Milei en las próximas elecciones de octubre, José Luis Espert fue pagada por el narcotraficante Fred Machado, actualmente detenido.

El narcotráfico, por lo tanto, como otros negocios ilícitos, sirve para financiar la política, pero también a los dueños de los grandes bancos lavadores y por su intermedio al conjunto de los grandes capitalistas. Entre el narcotráfico y el capitalismo hay una relación de mutua conveniencia. Y es por eso que ningún gobierno actúa contra los narcos, sino que tratan de arbitrar o regular su actuación, para que el negocio prospere, pero sin que haya enfrentamientos entre bandas que puedan provocar sobresaltos políticos.

Mientras la gran burguesía acumula capital asociada al narco, las víctimas hay que buscarlas entre los sectores más pobres de la sociedad. La sociedad dominada por la clase capitalista es una sociedad en descomposición. No puede garantizar una vida digna para todos sus miembros. Aun trabajando, no podés salir de la pobreza y muchos pibes y pibas jóvenes, sin trabajo o con trabajos que no les permiten la subsistencia mínimamente soportable, caen en la marginalidad. Cientos de pibes jóvenes caen en la tentación de ser “soldaditos” de los narcos. Muchas pibas como Morena, Brenda y Lara, buscan en la prostitución una salida a sus vidas miserables. Luego, los vasos comunicantes entre la prostitución y el narco hicieron el resto.

El movimiento feminista apunta al lugar equivocado en busca de una solución reformista. No se trata de un hecho de violencia machista. Ni tampoco es que el narco avanza porque retrocede el Estado. Los culpables materiales de estos brutales asesinatos están en el narcotráfico. Pero sus cómplices directos son parte del aparato estatal burgués. Y todos ellos son la consecuencia de este régimen social capitalista. Así es el capitalismo. No hay otro que sea mejor o más humano. Son solo distintos niveles de descomposición que se van profundizando. Que se puede esperar del capitalismo cuando Israel, con el apoyo explícito de EEUU y el gobierno de Milei, perpetra en Palestina un genocidio ante la vista de todo el mundo, mientras los gobiernos burgueses sólo hacen declaraciones para lavarse la cara ante los trabajadores que en varios países se han movilizado masivamente contra el sionismo genocida.

O cuando tras más de tres años de guerra en Ucrania con cientos de miles de muertos ucranianos y rusos, las grandes potencias se aprestan a llevar adelante una nueva guerra mundial, de impensables consecuencias.

Es por la clase trabajadora que se puede encontrar el cambio revolucionario a esta situación.  La única forma en que pueden ser evitados estos crímenes aberrantes y todas las lacras del capitalismo, es construyendo una nueva sociedad, empezando por conquistar un gobierno de trabajadores, que luche contra el narco y barra con toda la corrupción que no es otra cosa que un producto de las relaciones capitalistas.  Que les quite el poder a los grandes burgueses y banqueros expropiándolos para organizar la economía según un plan, que para empezar garantice el trabajo para todos con un salario que como mínimo cubra las necesidades de la canasta familiar. Y a partir de allí avance en la lucha por una sociedad socialista, sin explotados ni oprimidos.

Solo el pueblo trabajador tiene en sus manos la única salida, que no pasa por las urnas, sino por organizarnos en las fábricas, los barrios, en las escuelas y universidades, en los hospitales, en todas las estructuras donde haya trabajadores y una juventud pobre u oprimida. Organizarnos para luchar por nuestras necesidades más apremiantes, pero preparando al mismo tiempo la solución de fondo, que pasa por organizar un Partido que sirva para desarrollar la lucha de clases hasta el triunfo de la revolución socialista.

PCO-(GBA, zona sur)

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