Cuando escribimos este artículo, la noticia de hoy es que “Un buque lanzamisiles de Estados Unidos, el USS Lake Erie, cruzó el Canal de Panamá del Pacífico al Caribe en el marco de un operativo militar cerca de las costas de Venezuela”. Efectivamente este buque junto a otros siete navíos que transportan además de importante armamento unos 4.500 marines, son la expresión concreta de las amenazas emitidas por Trump ya desde hace unas semanas, cuando -como en el lejano oeste- aumentó a 50 millones de dólares la recompensa por la cabeza de Maduro.
La fuerza naval militar movilizada es muy importante. El Financial Times la describe como una «inusual» acumulación de potencial naval a gran escala. Según RT: “Un funcionario de Defensa de EE.UU. dijo al Washington Post que los barcos forman parte de una «operación antinarcóticos reforzada» para llevar a cabo misiones de interdicción de drogas en Latinoamérica, en línea con el anuncio previo del Gobierno de Donald Trump de combatir el narcotráfico, el terrorismo y desmantelar bandas criminales.
Sin embargo, analistas creen esta concentración de buques de guerra podría tener alcances mayores, alimentando temores de que la Administración Trump estaría considerando acciones militares contra Venezuela.”
El cuento del combate al narcotráfico encubre la política norteamericana que busca disciplinar a los gobiernos de los países latinoamericanos que no les son afines. El petróleo y las riquezas minerales de Venezuela son importantes. Pero la aspiración de EEUU es más amplia. Se trata de controlar efectivamente, de conjunto el continente desde Groenlandia hasta Ushuaia. En alinearlo según sus intereses. Por eso presiona a Lula con altos aranceles, justo después de que se anunciara que en conjunto con China se propone encarar el corredor bioceánico que uniría la costa atlántica de Brasil con el puerto de Chancay en Perú. El mismo objetivo se hace explícito en las declaraciones del nuevo embajador yanki destinado a la Argentina, Peter Lamelas quién declaró como el principal objetivo de su misión, evitar que los gobernadores hicieran negocios con China. A su vez, el jefe del Comando Sur de los Estados Unidos, Alvin Holsey, en su reciente paso por Argentina advirtió que “el Partido Comunista Chino continúa su metódica incursión en la región” y “busca exportar su modelo autoritario, extraer recursos valiosos y establecer infraestructura de posible uso dual, desde puertos hasta el espacio”.
Y para justificar el establecimiento de una base militar naval en Ushuaia agregó: “Su presencia e influencia tienen consecuencias de gran alcance en todos los dominios, particularmente en el Cono Sur, donde líneas marítimas vitales de comunicación, como el Estrecho de Magallanes y el Paso Drake, funcionan como cuellos de botella estratégicos que podrían ser utilizados por el PCCh para proyectar poder, interrumpir el comercio y desafiar la soberanía de nuestras naciones o la neutralidad de la Antártida».
Y si bien la presión yanki es generalizada en todo el continente, parece haber encontrado un punto débil en el reaccionario régimen de Maduro, al que acusa de ser un presidente “ilegítimo” y de encabezar el cartel de narcotráfico de Los Soles, alrededor del cual se concreta esta amenaza.
Nos solidarizamos con los trabajadores venezolanos quienes en su mayoría repudian el régimen antiobrero y represivo de Maduro, que se mantiene con el apoyo de las FFAA. Sin embargo, una intervención del imperialismo yanki no es para beneficiar al pueblo venezolano, sino para imponer a otro gobierno igualmente antiobrero pero que actúe como su agente directo e incondicional, en lugar del gobierno de Maduro que “negocia” a favor de la boliburguesía, y su camarilla política y militar, oscilando entre los intereses yankis, que actúan sin problemas en Venezuela (como la Chevrón y la minera Gold Reserve) y los acuerdos con Rusia, China e Irán.
Reproducimos a continuación la posición de nuestros compañeros de El Topo Obrero – Corriente Socialista Revolucionaria de Venezuela, con los que coincidimos en rechazar todo ataque imperialista:
Ante la amenaza imperialista
Desde nuestra trinchera verdaderamente socialista-revolucionaria, rechazamos todo ataque imperialista y cualquier pretensión de imponer, a través de su ejército, el control sobre nuestro país. Dejamos en claro que no apoyamos al gobierno burgués venezolano, que entrega nuestro petróleo y recursos al imperialismo para fortalecer su dominación global.
Entendemos que solo el pueblo trabajador puede llevar a cabo una legítima defensa del territorio, basada en los intereses del proletariado venezolano, y no en los de la burguesía externa e interna. Por lo tanto, ante la embestida imperialista, solo la organización obrera y popular podrá enfrentarla.
Nuestra lucha es por conquistar un verdadero gobierno obrero que, junto a la clase obrera mundial, le arrebate el poder al capitalismo brutal que coloca sus crisis sobre nuestras espaldas.
El Topo Obrero – Corriente Socialista Revolucionaria