Gaza o la deshumanización

¿Qué sentimos cuando estamos en presencia de un genocidio a puertas abiertas, con total impunidad? ¿Es necesario, a estas alturas del conflicto, explicar lo obvio?

            La respuesta es sí, y habrá que debatirlo aún miles de veces, porque los que tienen el poder de los medios, los encargados de difundir las mentiras que se vuelven sentido común (aunque la lógica más elemental lo evidencie como hipocresía), los voceros del régimen, no descansan para instalar al menos la duda frente a lo evidente. Y entonces nos hablan de guerras, de conflicto en Medio Oriente, de lucha contra el terrorismo, etc.

            Pero el mundo no es estúpido y comienza a despertar. Se va cayendo el velo con cada bomba que cae sobre los hospitales, las escuelas, los centros de refugiados, con cada vez que se prohíbe el ingreso de ayuda humanitaria, o cuando deliberadamente se le da paso a la hambruna para cometer los crímenes más atroces y demostrarnos que el capitalismo, a fin de cuentas, siempre termina mostrando su verdadero rostro cuando las crisis lo obliga a ello.

            Una vez más advertimos que para solucionar un problema de raíz, hay que ir justamente a las raíces del problema, ¿Y dónde se encuentran? En el centro del imperialismo y sus influencias, pues el estado sionista es el gendarme de los EEUU en Medio Oriente, que desata el caos en la región, para sostener a Netanyahu en el poder como socio estratégico, luego de la crisis política en la que su gobierno incurrió tras la reforma judicial y el ataque recibido el 7 de octubre como respuesta a tantos años de sometimiento del pueblo palestino, ataque producido por el grupo HAMAS. Todo esto, en el contexto de una lucha geopolítica como preludio de la tercera guerra mundial, que ya viene dando señales de alumbramiento hace tiempo, y es que el capitalismo entra en una crisis sin salida, o mejor dicho, mostrando que la salida que el sistema capitalista quiere imponer es la que el estado de Israel quiere aplicar en Gaza, la “solución final”, el exterminio de un pueblo, la deshumanización, la peor de las barbaries. Apenas contenida hoy, para que no escale a nivel regional, porque los EEUU no quieren estar en dos frentes bélicos en simultáneo, puesto que sus esfuerzos ahora se dirigen a China y la creciente tensión con el país asiático. 

            ¿Y por qué el Mundo Árabe (y también el resto del mundo) no responde frente a estas atrocidades? Porque para las burguesías árabes, como para cualquier burguesía, las vidas humanas no importan demasiado, en este sistema donde las personas son una mercancía más, parece que prescindir de ellas cuando no resultan indispensables es una moneda corriente. Los hechos nos demuestran que sólo una revolución proletaria que se deshaga de todo tipo de explotación, podrá ponerle fin a estos conflictos, sólo una misma causa que pueda unir tanto a las personas y trascender las fronteras, para liberarlas del yugo de los gobiernos burgueses, puede ponerle fin a lo más terrible del ser humano.

            Es muy evidente que, como la explotación está dada desde una minoría hacia una enorme mayoría, y que estas minorías no podrían estar de acuerdo con tal injusticia, se van edificando mentira tras mentira para sostener la aceptación de la población sobre el régimen, pero si se observa con criterio, se pueden ver las grietas, como el hecho de que muchos gobiernos se pronuncien en contra del accionar de Israel pero al mismo tiempo sigan vendiéndoles armas para continuar con el genocidio, tal como lo hace Pedro Sánchez en España. Hemos llegado al origen de los males que azotan al mundo globalizado, todo se reduce a producir ganancias, la Dignidad ha muerto frente al todopoderoso Mercado. Por eso nada podemos esperar de nuestros gobernantes. Menos aún de los defensores a ultranza del imperialismo estadounidense, como el gobierno de Milei que fue a recibir el premio Nobel judío.

            ¿Qué podemos hacer? ¿Resignarnos frente al dolor de miles de personas, entre ellos niños inocentes que deben morir producto de las oscuras ambiciones de unos pocos?

            ¡Por supuesto que no! Tenemos como ejemplos de acción directa las recientes movilizaciones en apoyo al pueblo palestino, para presionar a nuestros gobiernos para que dejen de apoyar al estado genocida de Israel. Hoy el dilema es Gaza o la deshumanización. Las acciones de cada día definen nuestro destino, juntos podemos ser más fuertes que cualquier gobierno o corporación, cuando la clase obrera entienda que es la que hace funcionar al mundo, y disponga de sus herramientas elementales de lucha, como son la organización y la huelga general, podrá traer de regreso la dignidad perdida de la que somos testigos frente al genocidio. Pero sólo podrá hacerlo si entiende que, más allá de las diferencias que puedan existir entre los pueblos, la misma causa nos reúne en la misma lucha contra la explotación, para reemplazarla por una sociedad sin clases, nacionalismos o castas, donde la guerra pierde todo sentido, y esa causa es La Causa Obrera.

Pablito N 11/6/25

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