Quienes vienen haciendo un seguimiento de las noticias internacionales, estarán al tanto de como recrudecen las tensiones político/militares entre las diferentes potencias. Si bien todavía la mayoría de la población, permanece indiferente, muchos trabajadores y estudiantes ya se preguntan si las guerras en curso, Ucrania/OTAN contra Rusia, o en Medio Oriente, puedan seguir escalando, o que también, puedan surgir otros conflictos, principalmente en el sudeste asiático, alrededor de Taiwán, y, si eso sucediera, que consecuencias podrían tener, no solo para la vida cotidiana, porque una guerra produciría inmediatamente el incremento del costo de vida, sino directamente, las consecuencias que podrían acarrear para el todo el planeta Tierra, ya que como es sabido, un enfrentamiento militar, entre las principales potencias, llevaría sin dudas a una guerra nuclear, con consecuencias imprevisibles, y de la cual, ningún país podría salir indemne.
También algunos otros, por ahora los menos, nos empezamos a preguntar si los trabajadores y estudiantes, podremos hacer algo para impedirlo.
Todo indica que la guerra mundial puede estallar a corto plazo
Tal vez muchos piensen que la guerra es algo imposible. Será que los 79 años transcurridos desde el final de la última guerra mundial ha hecho creer a muchos, que una guerra mundial es algo del pasado. Pero nosotros somos marxistas y nos basamos en una afirmación de Lenin que dice “…las guerras imperialistas son absolutamente inevitables bajo este sistema económico, mientras exista la propiedad privada de los medios de producción.” Pero no es solamente lo que aparece en un folleto escrito hace más de 100 años. En realidad, son los hechos los que confirman, esa afirmación de Lenin. Y es por eso que vemos como el mundo parece un gran tablero de TEG, donde las principales potencias no solo colocan sus fichas, sino que ya empiezan a realizar sus movimientos.
China produce un movimiento inaudito de tropas en Bielorrusia, a las puertas de la Unión Europea y de Ucrania. Es decir, que no solo amenaza con invadir Taiwán, en su frontera más próxima, sino que su ejército sale de su continente por primera vez, estrechando aún más sus vínculos con Rusia. Además, busca fortalecerse al darle más peso a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), un bloque de países que fue fundado en 2001 por impulso de China y Rusia, en principio con foco en promover la integración y el alineamiento de intereses estratégicos en Asia Central, una región clave para ambas potencias. Originalmente, adhirieron como miembros plenos Kazajstán, Kirguistán, Tayikistán y Uzbekistán, pero también son parte del mismo la India y Pakistán que, si bien son enemigos históricos entre sí, se sientan en la mesa de negociación que propone XI Jinping. China también juega fuerte en América Latina, apoyando al gobierno de Maduro, y recibe de ese país el 60% de sus exportaciones de petróleo. Es importante este elemento porque muchos creen que nuestro continente no va a ser afectado por la guerra.
Por otro lado, EEUU, que tiene graves problemas internos y una carrera electoral que será decisiva para los próximos años, amenaza con poner misiles en Alemania; ante eso Putin declara que tienen la suficiente capacidad para contener esos misiles, alertando que las potenciales víctimas pueden ser las capitales europeas. Cuando todavía no terminamos de escribir esta nota, bombarderos nucleares rusos y chinos realizan una incursión aérea sobrevolando algunas islas cercanas a Alaska, siendo interceptados por aviones de caza de EEUU y Canadá.
Ahora la guerra parece a punto de estallar en todo Medio Oriente. Es que, al genocidio cometido por las tropas sionistas en Gaza, y el acicateo de los hutíes contra barcos que van rumbo a Israel en el mar Rojo, se suma la creciente tensión entre Israel e Irán. Israel asesino hace pocos días a un general de Hezbollah en territorio del Líbano. Pero en una provocación sin precedentes liquidó con un misil al jefe político de Hamás Ismail Haniyeh, en Teherán capital de Irán. El ayatolá Alí Hoseiní Jamenei (máxima autoridad de Irán) ha ordenado lanzar un ataque directo contra el Estado sionista. EE-UU desplazó a la región buques de guerra y cazas F-22, y mientras que Israel dice que podría atacar primero “preventivamente” a Irán, Donald Trump está diciendo x TV que Irán va a atacar a Israel «esta misma noche» (5/8). Habrá que ver que desarrollo tiene estas amenazas y los continuos ataques entre Israel y Hezbollah. Pero esto es una muestra de que a nivel internacional la guerra se plantea como algo más cercano.
Por ahora, parecen perfilarse dos bandos, por un lado, Rusia y China y sus aliados, y por otro lado EEUU y los suyos, que mantiene la tradicional OTAN europea y una “OTAN del Pacifico” con Japón, Australia, Nueva Zelanda, Corea de Sur, Filipinas. Decimos por ahora, porque esas alianzas no necesariamente son permanentes, y pueden modificarse en función de algunos intereses que son contrapuestos, lo cual no permite definir claramente la alineación de todos los Estados. En el periodo próximo seguramente habrá cambios y nuevos realineamientos, habrá que ver qué sucede con las potencias imperialistas europeas, Francia y Alemania, que tienen grandes contradicciones internas. Lo mismo habrá que ver qué sucede con el nuevo gobierno en EEUU, ya que, de ganar Trump, el imperialismo yanki, pueda cambiar su política pretendiendo ir directamente contra China, dejando a los países europeos que resuelvan ellos solos el problema de Ucrania con Rusia. Estará por verse.
Las crisis generan guerras, pero también revoluciones
Nosotros hemos caracterizado desde su inicio esta crisis del 2008 como una crisis general de sobreacumulación, y en el mismo sentido que Trotsky hemos planteado que se trata de una “crisis sin salida” por medios económicos “normales”, y es por ello que esta crisis general del capitalismo imperialista conduce a una nueva guerra mundial.
Desde el comienzo de la crisis han pasado ya 16 años, con una economía prácticamente estancada. Pero el capitalismo no puede funcionar indeterminadamente sin acumular capital. Necesita que las crisis o la guerra abra el camino para que algunas grandes corporaciones sucumban, para que otras sobrevivan y puedan continuar con su acumulación. Es la lógica del capital. Ahora ya no hay más lugar para que puedan expandirse las inversiones imperialistas. El mercado mundial ya está todo repartido para el capital. “Habrá que repartirlo de nuevo”, dicen para sí las potencias imperialistas. Por eso, no es el mecanismo económico “normal” de las crisis inherentes al propio funcionamiento del sistema el que puede darle una salida a esta crisis, la guerra aparece como la única e inevitable salida, tal como ocurrió en 1914 y 1939.
Sin embargo, la época imperialista no es solo de crisis y guerras, también es una época plagada de revoluciones, y basta para constatarlo observar buena parte del siglo XX y también lo que va de este siglo XXI. Nosotros decimos que sólo una revolución socialista que liquide al imperialismo en los principales países podría evitar la guerra. Y si no logra evitarla, que es lo más probable por el retraso histórico del partido revolucionario, será posible forjarlo en el curso de las luchas que inevitablemente provocarán las calamidades de la guerra, siguiendo la estrategia leninista, de transformar la guerra imperialista en guerra civil, es decir, en insurrección y lucha revolucionaria de la clase obrera y el pueblo pobre contra la gran burguesía. Construir un partido leninista y luchar por la revolución socialista: esa es la única esperanza para salir de la barbarie capitalista, para un nuevo resurgir de la humanidad.
Mariano López, 5/8/24