Finalmente se conoció la letra del acuerdo firmado por el gobierno nacional -representado por Massa- y el “personal técnico” del FMI. Pero más que el “nuevo acuerdo” que se esperaba, lo firmado en realidad es una especie de tregua pactada a corto plazo, en un término medio entre las aspiraciones de uno y de otro lado. Tan provisorio es lo acordado será revisado y firmado por el directorio del FMI, cuando vuelvan de sus vacaciones de verano (boreal).
Así es que el desembolso del dinero acordado recién llegará en la segunda quincena de agosto después de que sea aprobado por el directorio, es decir no solo después de las PASO, sino después del vencimiento de los u$d 3500 millones que el gobierno tenía que pagar al FMI y vencían el 31 de julio. Este pago se haría la semana próxima con operaciones puente de otros organismos de crédito multilaterales, como el Banco Mundial y el BID, garantizadas por el Fondo.
La fecha del envío de la plata para aliviar la situación del Banco Central, evidentemente está pensada para que ese dinero no se gaste en la campaña antes de las PASO, pero que resguarde al gobierno de alguna posible corrida cambiaria posterior a las elecciones, lo cual puede ocurrir -en mayor o menor medida- según el resultado electoral del 13 de agosto. Los fondos que enviará -U$d 7500 millones- son suficientes para eso.
Explícitamente en su comunicado el FMI permite la intervención en los mercados para contrarrestar la posible corrida cambiaria: «la política monetaria seguirá siendo un instrumento clave para contener las presiones del mercado, con intervenciones en los mercados de paralelos y de futuros de divisas centradas en abordar situaciones de condiciones desordenadas»
Pero el FMI confirmó que se mantiene sin cambios la exigencia de llegar a un déficit fiscal del 1,9 por ciento del PIB. Esto significa -como el mismo documento del Fondo lo dice- que «el cumplimiento de la meta requiere un mayor endurecimiento de la política fiscal en el segundo semestre de este año».
Para lograr ese objetivo “recomienda esfuerzos para contener el crecimiento de la masa salarial, actualizar las tarifas de energía para reflejar mejor los cambios en los costos de producción, y fortalecer los controles de gasto a través de una asistencia social mejor focalizada y una mayor racionalización de las transferencias corrientes a las provincias y empresas estatales«. Es otras palabras, endurecer el ajuste. Esto es lo que han aceptado Massa CFK y Alberto Fernández.
Para conseguir este acuerdo Massa aceptó restringir aún más las importaciones, que se encarecerán al subir el valor del dólar destinado a las mismas alrededor de un 35% (10% de devaluación del dólar oficial + un impuesto del 25%). También pretende recaudar dólares pagando las liquidaciones de trigo y maíz con un dólar a $340, cuando el oficial está en $285. Completando estas resoluciones, se anunció la obligación para las grandes empresas de pagar ahora, por adelantado, el impuesto a las ganancias de 2024. Con esto piensa achicar en parte el déficit fiscal para acercarlo al compromiso pactado con el FMI que era de 1,9 del PBI pero que llegó a 2,6%.
A pesar de que Massa hizo muchas declaraciones tratando de calmar las aguas, el dólar blue cerró ayer (27/7) a $553, marcando un nuevo récord de su valor nominal, aunque está lejos todavía de los valores relativos a los que llegó en la corrida de abril. Hoy, ya conociéndose la letra del acuerdo apenas bajó a $551. Es decir, la corrida todavía no se produjo. Uno de los factores que la podrían impulsar, es un resultado de las PASO del 13 de agosto anticipe un salto devaluatorio antes de fin de año y que todos quieran cubrirse comprando dólares ahora. De ser aprobado el acuerdo por el directorio, el gobierno tendrá los dólares para hacer frente a esa corrida, por lo que, desde el punto de vista económico, es de esperar que puedan mantener la situación bajo control, aunque no sin algún sobresalto.
El gobierno seguirá metiendo parche tras parche a corto plazo y endeudándose a cuenta del próximo gobierno, para llegar con relativa calma económica y social al traspaso del mandato el 10 de diciembre, para lo cual faltan cinco meses que parecerán de goma. Como alguna vez se dijo: quieren llegar, aunque sea en muletas.
Más largo y cuesta arriba se hace todavía para aquellos trabajadores que hayan puesto expectativas en que un “cambio” de gobierno pueda mejorar su situación, entendiendo por “cambio” inclusive hasta un triunfo de Massa. Por lo pronto, las resoluciones que adoptó el gobierno le darán un nuevo impulso a la inflación que ya en estos momentos se calcula que puede llegar a entre un 120% y 140% anual y harán cada vez más difícil llegar a fin de mes.
Simuladores y gorilas
Mientras que las Pymes aparentemente se vieron favorecidas por las ultimas resoluciones adoptadas por el ministerio de economía, las grandes patronales (AEA) se quejan por tener que pagar impuestos adelantados. Aun así, no le quitan el apoyo a Massa como uno de sus candidatos preferidos. El “compañero Sergio” un día se disfraza de nacional y popular para no perder los votos kirchneristas. Otro día se abraza con Daer y demás burócratas recalcitrantes de la CGT. Luego va a la Sociedad Rural y se abraza también con su presidente Nicolás Pino. El acuerdo -aunque sea parcial, provisorio- con el FMI ratifica que es el hombre de confianza de Biden. En sus discursos de campaña en San Juan, en medio de la demagogia acostumbrada, Massa ratifica que -además- es un hombre de la megaminería.
¿Y Juan Grabois? por más que agite con discursos de izquierda, terminará votando la boleta en la que sus candidatos van en la lista de Massa. Es decir, las grandes, medianas y pequeñas patronales, los kirchneristas, la burocracia sindical, la Sociedad Rural, los yankis y la iglesia, todos ellos pueden ver representados sus intereses en el mismo candidato peronista, porque el peronismo (llámese PJ o UxP) es un partido que defiende y sostiene este regimen capitalista dependiente del imperialismo.
Mientras tanto, en la oposición hay una verdadera competencia para ver quién hace propuestas de campaña más de derecha. Los que compiten por el gobierno de la ciudad de Bs As (Jorge Macri, Lousteau; García Moritán) no se cansan de atacar a los piqueteros y prometen que si ellos ganan los piquetes se van a terminar.
También compiten por la mano dura -la que supuestamente sería implementada contra el narcotráfico- prometiendo dar mayor participación a las fuerzas federales. Larreta dijo que pondría a las FFAA a cuidar las fronteras y llevaría más gendarmes a Rosario. Mientras que Bullrich cantó retruco diciendo que directamente desplegaría a las FFAA para luchar contra el narco en todas las zonas que haga falta. Milei sigue mintiendo más que los políticos de “la casta”, declarando que “hacer la dolarización en la Argentina es lo más fácil que hay”.
A medida que se acerca la fecha de las PASO, crecen las promesas apuntando a la base electoral de la que cada uno quiere obtener sus votos. Hay preocupación en UxP tras la dura derrota para el peronismo por las elecciones de Santa Fe, un porrazo que el triunfo de Schiaretti en Córdoba Capital no alcanzó a amortiguar. También hay preocupación en JxC, porque la pelea tan agría entre Larreta y Bullrich los puede perjudicar en la segunda vuelta. Sin embargo, la preocupación más de fondo -que abarca a todos los sectores políticos, y que también es reflejada a través de los medios por todos los analistas políticos- es por el alto porcentaje de abstención en las elecciones provinciales adelantadas. En Santa Fe la abstención, más el voto en blanco y anulado, alcanzó casi un 50%. En el resto de las provincias -salvo en Tucumán- esa forma de manifestar bronca alcanzó alrededor de un 40%. Tucumán fue la excepción -aparentemente- por el gran despliegue del aparato peronista aceitado con mucha plata para los punteros que llevaban personas a votar.
El alto índice de ausentismo es una manifestación de rechazo a la situación actual, económica y social, a los «políticos» que “gobiernan mal” y mienten. Pero es una manifestación pasiva y confusa políticamente. Claro que peor es ir a votar por tus verdugos. En esa confusión una parte de esos votos pueden ser capturados por la demagogia anti-estatal de Milei. Por eso es muy probable que, en las PASO del 13 de agosto, la tendencia a la abstención disminuya.
La expresión política del votante sería más clara si hubiera un partido de la clase trabajadora con un programa acorde a las circunstancias, que no se quedara sólo en mencionar las necesidades de los trabajadores, sino que explicara como hay que hacer para resolverlas. Un voto por ese partido sería una forma más clara de manifestar una posición clasista e independiente de los partidos patronales, ya que en el ausentismo y en el voto en blanco está todo mezclado sin que haya una posición política definida. Sin embargo, ese partido no existe, porque la campaña del FIT-u con “levanta la izquierda” o la “izquierda que se planta” no dice nada. Ahora encima llaman a votar no por un programa definido sino por bronca, para que le duela a “los dueños del poder.” Esa propaganda es un menosprecio a la inteligencia de los trabajadores. Cualquier trabajador se puede dar cuenta que el 4 o 5% que pueda sacar el FIT-u en las elecciones generales contra un 80% de votos a la derecha o centro derecha no mueve la aguja en el regimen burgués. No sirve que repitan la consigna de “reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario”, o que hace falta un sueldo de $500 mil, si no explican cómo se pueden conseguir esas reivindicaciones. Si no dice que eso no se va a conseguir votando, ni proponiendo “proyectos de ley” en el Congreso, si no organizando una huelga general e instaurando un Gobierno de Trabajadores por la vía revolucionaria.
Los trabajadores esperan en boxes
La cuestión es que en las elecciones no se puede resolver nada. Pero la inquietud o discusión política que se pueda generar en este momento sirve para explicar pacientemente cuál es el programa que beneficia a los trabajadores y que cualquier partido o candidato que sea sostén del regimen capitalista, que es un regimen de explotación del trabajo, o se adapte a él de manera oportunista o reformista, no puede dar ningún resultado favorable a los trabajadores.
Los candidatos que son los que tienen posibilidad real de llegar a la presidencia: Massa Larreta/Bullrich o Milei ¿Uds creen que van gobernar a favor de los trabajadores? Votar por alguno de ellos, aun considerándolos un “mal menor”, es como cuando te roban: te conformas porque, aunque te golpearon un poco, no te mataron.
Mientras esto pasa en el plano económico y político general, la lucha de clases por ahora transcurre “bajo control”. Un amague de conflicto salarial de la UOM con posterior dictado de la conciliación obligatoria, rápidamente se arregló con un magro “aumento”. También suspendieron las medidas de fuerza en el sindicato del neumático. El gobierno quiere llegar a las PASO del 13/8 en un marco de paz social. Por eso también dictaron conciliación obligatoria al sindicato del neumático, que seguramente se extenderá hasta después de las elecciones primarias.
Donde la burocracia se ha visto un poco apretada como en Jujuy, el frente del ajuste en el que están ambos bandos político-electorales, con la burocracia sindical de todos los colores y las iglesias, actuaron cada uno cumpliendo su papel y entre represión y engaños lograron, si no derrotar, por lo menos contener el movimiento.
Mirarse en el espejo de Jujuy adelanta la situación que viene
En Jujuy empezó a funcionar el acuerdo que está buscando la burguesía y que fue aconsejado por el embajador de EE-UU. Para imponer el ajuste que se viene que va a ser más profundo que el actual y las transformaciones estructurales que la clase dominante necesita para mantener y aumentar sus ganancias, necesitan un acuerdo entre las principales fuerzas políticas resultantes mayoritarias en las próximas elecciones. Allí solo se va a dirimir quien dirige ese acuerdo.
Gerardo Morales (UCR en JxC) que gobierna la provincia fue el que lanzó la ofensiva de la reforma constitucional que no solo pretende impedir prácticamente cualquier manifestación de los trabajadores y el pueblo, sino que pretende arrebatar las tierras de las comunidades originarias para destinarlas a la explotación minera y del litio en particular. Está muy claro que esta reforma se hizo en beneficio de las empresas megamineras de capitales imperialistas y nacionales (patrocinadoras de Massa), a las que van colgadas las empresas del estado provincial. Y al mismo tiempo sirve para maniatar las luchas de los trabajadores por salarios y contra el ajuste (ver en nota sobre Jujuy). Pero el gobierno radical no actuó solo, sino apoyado por el peronismo provincial, no solo porque votaron la reforma, sino porque hicieron lo posible para evitar las protestas y los cortes de ruta. El ala kirchnerista de este peronismo colaborador, a través de las burocracias de los sindicatos que controla, esperó a que el vapor de la bronca se disipara un poco, y empezaron a arreglar cada uno por su lado dejando solos a las maestras y a las comunidades originarias cortando rutas. Entonces ahí volvió a actuar el gobierno descontando los días de huelga a las maestras y enviando grupos de provocadores para amedrentar en los cortes. Y por último sacando a los originarios de la ruta para que vayan a manifestar a Bs As. Con Represión, alguna mínima concesión y engaños, el frente ajustador de JxC y el Peronismo logró controlar y dispersar la lucha de los trabajadores y el pueblo jujeño.
De acá los trabajadores tenemos que sacar una conclusión: con los dirigentes políticos y sindicales peronistas y kirchneristas no se puede luchar por nuestro salario, ni evitar que empeoren nuestras condiciones de laburo y nos vayan quitando cada vez más conquistas lo que hará cada día más difícil y amarga nuestra existencia.
Nuestros problemas no se van a terminar “desplegando las FFAA” en el territorio nacional como quiere Bullrich, pero tampoco a través de las urnas, como lo demuestran 40 años de “democracia” patronal. Hace falta una nueva dirección política y sindical. Hace falta la organización del activismo en la base de la clase trabajadora, de los compañeros más conscientes en base a un programa clasista, tanto en agrupaciones sindicales, como en un Partido revolucionario que luche por conquistar un Gobierno de Trabajadores y expropiar a la burguesía y al imperialismo.
28/7/23