El “mal menor” es NO VOTAR…Lo mejor es ORGANIZARSE PARA LUCHAR

El kirchnerismo al desnudo

Finalmente, se conoció la fórmula presidencial de “Unión por la Patria”, sorpresiva para muchos pero que, para los militantes y simpatizantes kirchneristas, cayó como un balde de agua fría.  No solo porque Wado de Pedro ya había difundido el video en el cual se presentaba como el candidato a presidente, sino por el rechazo que genera Massa en el “núcleo duro” kirchnerista, hasta hace poco tiempo atrás considerado un “traidor”. Es decir, cuando todavía no habían digerido la ubicación de Manzur como vice de Wado, los que todavía creen que los Kirchner representan el “progresismo” nacional y popular, se vieron atragantados con la noticia de que su propia “jefa” había puesto el “dedo designador” sobre Massa, y aceptado a Rossi, el candidato de Alberto Fernández.

Es sabido que Massa es el político que hoy en día mantiene las mejores relaciones con el gobierno de EE-UU, y que los medios lo definen como un político “pro-mercado”, con estrechos vínculos con empresarios que han hecho negocios y engordado sus ganancias gracias a sus vínculos con el Estado, como José Luis Manzano ex ministro del interior de Menem. Luego de dejar el ministerio, Manzano se radicó en EE-UU donde se asoció al grupo económico estadounidense del anticastrista Mas Canosa, vinculado a la CIA y al narcotráfico.  En sociedad con Daniel Vila del Grupo América (antes Grupo UNO) y con el empresario (ex diputado del PJ) Francisco de Narváez, actualmente controlan el segundo multimedios más importante del país (luego de Clarín) abarcando 49 medios gráficos, radiales, televisivos y digitales, entre las que se destacan América TV y A24, Radio La Red, FM Blue y los diarios El Cronista, La Capital (Rosario), UNO de Santa Fe y Entre Ríos. Vila y Manzano además tienen negocios petroleros en Vaca Muerta, en el litio del noroeste, y Edenor la mayor distribuidora de energía del país. Es decir, de Nac & Pop Massa no tiene nada. Y encima va como vice un candidato de Alberto Fernández. Menos todavía.

Tanta decepción causó la designación de estos candidatos que Cristina FK tuvo que dar explicaciones políticas a su base militante durante un acto que supuestamente giraba alrededor de los derechos humanos y la “generación diezmada”. Allí llamó a la militancia a entender el contexto, es decir, las exigencias políticas que impusieron una candidatura unitaria.

Pero la lectura del contexto que en el 2019 le permitió al Frente de Todos volver al gobierno llevando como presidente designado por CFK a Alberto Fernández, le había valido a la “jefa” un amplio reconocimiento a su habilidad política. En cambio, ahora CFK tiene que explicar que el gobierno de Alberto Fernández fue “un mal menor” al que hubiera sido si hubiera vuelto a ganar Macri. Pero esta segunda dosis de la misma amarga medicina de 2019 cada vez resulta más difícil de tragar y de votar para la militancia kirchnerista. ¿Cómo hacen para votar a un candidato que unos pocos años atrás La Cámpora lo llamaba traidor? Por un lado, la explicación del contexto, la reafirmación de que si había interna el candidato del kirchnerismo era Wado de Pedro, y la habilitación a Juan Grabois para presentar en las PASO su lista como candidato a presidente contra la de Massa, para que los jóvenes militantes K puedan hacer su catarsis, antes de tener que votarlo a Massa en las elecciones generales.

El objetivo de dejar correr la lista de Grabois es evidente retener el voto “progresista” dentro del Frente (ahora llamado Unión por la Patria). Sin embargo, no les evitará tragarse el tremendo escuerzo de tener que votar a su “enemigo público” Sergio Berni. Es que las dos listas que van a las PASO de UxP llevan solamente diferentes candidatos a presidente, pero comparten el resto de la boleta, y “el trompeado por los colectiveros” encabeza la 3era sección dentro de los senadores de la provincia de Buenos Aires. Eso sí, el servicio que le hace Grabois al kirchnerismo, se lo cobra poniendo en los puestos más altos de las listas a diputados a integrantes de su propia corriente. Hasta ahí llega todo el cacareo de los progresistas. Garantizan que no haya sangría de votos por el flanco izquierdo del kirchnerismo, siendo furgón de cola de un candidato del imperialismo como Massa.

Una cosa es el relato y otra la realidad

Para utilizar una expresión repetida por el peronismo, podríamos decir que “la realidad es la única verdad”. O también que “contexto” mata relato. Lo que está muy claro es que el kirchnerismo no es ninguna corriente revolucionaria, ni tampoco tiene como objetivo ninguna liberación como quizás alguna vez habrán creído “los pibes” de La Cámpora y otros, sino un ala del peronismo que se acomoda según se lo indique el contexto, en función de la defensa del capitalismo que CFK no se cansa de repetir, es para ella el único sistema eficiente. En ese marco común de defensa de los intereses de los capitalistas están todos: J x C, el FdT (ahora U x P) y Milei. Pero como es sabido, el que parte y reparte se queda con la mejor parte, y entonces, aunque todos sostienen al régimen capitalista, cada uno quiere mantener el poder para hacer el reparto según los intereses del sector empresario al que están asociados y también para alimentar su aparato político, y a su vez son los que le permiten mantener una cuota de poder estatal.

Así es que CFK ha dado una nueva demostración de pragmatismo peronista, renunciando al relato, a cambio de tratar de mantener la mayor cantidad de posiciones posibles en la gobernación de la provincia de Buenos Aires y en el Congreso Nacional. Importa poco que esto se haga a cambio de aceptar los acuerdos con el FMI y de reconocer en los hechos que el ajuste que ya está aplicando Massa tiene el aval y el sostén político de CFK y todo el kirchnerismo. Y de reconocer con la candidatura de Rossi y Tolosa Paz, con los abrazos con Scioli, que el gobierno de Alberto Fernández fue un fruto de ese acuerdo de 2019 que nunca se rompió, a tal punto de que, a pesar del cambio de nombre, se sigue sosteniendo ahora en las listas de U x P.

A los militantes kirchneristas honestos o a los miles de trabajadores que alguna vez tuvieron expectativas en CFK y su corriente política y sus agrupaciones sindicales, queremos explicarles que esto va más allá de una cuestión de candidaturas.

Lo que queda demostrado es que ni siquiera los que se reivindicaban como nacionales y populares pueden sacar al país de la crisis y mejorar la situación de los trabajadores y los pobres, sino que es al revés, CFK dejó su gobierno en el 2015 con el 33% de pobres y ahora terminará su mandato junto a Alberto Fernández con un índice de pobreza superior al 40%.

¿Por qué? Porque en épocas de crisis capitalistas no hay lugar para conciliar los intereses de las patronales y las necesidades de los trabajadores. O se está con los capitalistas o con las luchas de los trabajadores. Y CFK ha dicho muchas veces que está del lado del capitalismo, y lo ha demostrado con hechos. Si entre el 2003 y el 2008 hubo una recuperación económica fue porque habíamos caído tan profundo en el pozo de la crisis, que volver subir unos escalones (devaluación del 300% de por medio) le pareció a una gran parte de los trabajadores y el pueblo como volver a respirar. Los años siguientes el kirchnerismo se mantuvo fuerte entre la clase trabajadora por el recuerdo de esos años de recuperación. Pero la realidad es que -crisis de 2009 mediante y nueva recuperación- ya desde el 2011 la economía está estancada, los salarios caen, aumenta la cantidad de pobres y la desocupación encubierta por la changa o el rebusque y el trabajo informal. 

Sin embargo, no hay que dejarse engañar con la promesa vacía de que a los “años de vacas flacas” le seguirá una época de bonanza gracias a la soja, el litio y el gas de Vaca Muerta. Las ganancias de esos recursos irán a parar a los bolsillos de los empresarios nacionales y extranjeros y saldar la deuda con el FMI y otros acreedores.

La crisis actual del capitalismo mundial no da ningún lugar al optimismo. No solo porque cada momento que pasa empeora las condiciones del cambio climático que ha traído -por ejemplo- la sequía cuyas consecuencias económicas ahora estamos sintiendo o, para nombrar un ejemplo cercano, como sufren los trabajadores y el pueblo uruguayo que casi no tienen ya agua potable.  Y por si el calentamiento global y la guerra en Ucrania fuera poco, una nueva guerra mundial está en ciernes, alrededor de los intereses contrapuestos entre EE-UU -que quiere seguir siendo la potencia hegemónica- y China.

Es por eso que no hay lugar para reformas, ni para emparchar un sistema basado en la explotación. Lo que hace falta es una verdadera revolución. No como la prometida por CFK que se queda solo en el relato falso. Hace falta una revolución que imponga un gobierno de trabajadores y expropie los medios de producción hoy en las manos privadas de los capitalistas, para devolverles el carácter social que deben tener para organizar y planificar la economía en beneficio del pueblo trabajador. Esa revolución cambiará todas las relaciones sociales y “los derechos” que hoy solo viven en el papel se harán carne con otras condiciones materiales de base. Una verdadera revolución abrirá paso a la unidad latinoamericana en el marco de la construcción de una sociedad socialista. La burguesía y aun sus representantes políticos más “radicalizados a la izquierda” ya demostraron su impotencia. Para luchar por una revolución socialista hace falta que la vanguardia de la clase obrera y los jóvenes nos organicemos en un Partido de Trabajadores revolucionario.  Unite a La Causa Obrera para llevar adelante esta lucha.

4/7/23

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