Tehuel desapareció el 11 de marzo de este año cuando estaba yendo desde su casa de San Vicente a la localidad de Alejandro Korn por una entrevista laboral. Luis Alberto Ramos, un hombre que conocía, le había ofrecido un trabajo como mozo y le iba a prestar 500 pesos. Luego de llegar hasta su casa, se encontraron con Oscar Montes, un chatarrero de la zona. El último registro de Tehuel fue una foto encontrada en la nube de su celular, en el que está acompañado por los dos hombres, principales sospechosos en la investigación. Que se niegan a declarar. Además, en la casa de Ramos encontraron enterrados un teléfono incinerado y la campera que llevaba Tehuel antes de desaparecer.
Las fuerzas de seguridad de la pcia de Bs As de Berni y Kicillof esperaron más de una semana para comenzar su búsqueda. Está claro que como familias trabajadoras no podemos esperar nada favorable de ellas. Sin ir más lejos, la Bonaerense tiene en sus botas la marca del asesinato de Facundo Castro hace poco más de un año. Fueron los mismos vecinos quienes rápidamente se organizaron ante la desesperación por su ausencia y salieron a buscarlo, rastrillando con machetes y caballos en los campos de alrededor de la casa de quien lo iba a entrevistar.
Hoy los nuevos rastrillajes en una laguna que ya habían revisado volvieron a dar resultados negativos. La investigación sobre el paradero de Tehuel de la Torre parece no llegar a su fin, nos hace recordar que siempre los muertos los ponen las familias trabajadoras, que siempre los desaparecidos y asesinados son los jóvenes de la clase trabajadora y de los barrios humildes. Porque como dijo la hermana de Tehuel “sabemos que estamos buscando un cuerpo”.
Basta de opresión y precarización laboral para los jóvenes de la clase trabajadora
Vemos lo que le ocurrió a Tehuel como ejemplo de lo que el sistema capitalista le hace a la vida de millones de jóvenes laburantes. Se mezclan varias miserias sociales que una persona con toda una vida por delante puede sufrir: la precarización laboral exponenciada por la opresión y discriminación por ser un chico trans.
Cada vez a menor edad, jóvenes y adolescentes nos vemos casi acorralados a tener que aceptar trabajos precarizados, por fuera del trabajo formal. En la desesperación por conseguir un empleo para subsistir, para ayudar en casa o ya directamente para cargar sobre los hombros las economías familiares que han quedado destruídas por la crisis económica y la pandemia, pasamos por entrevistas de trabajo en las cuales se deben soportar todo tipo de abusos y violencias (maltratos, discriminación, ninguneos, violencia de género, abusos sexuales, por nombrar algunos)
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Esta situación la viven millones de jóvenes en el mundo. Tal es así que hace algunos años comenzó a utilizarse el término “precariado” a partir de juntar “precario” (inestable, que debe soportar gran debilidad de los mecanismos que garantizan su subsistencia) y proletariado (clase trabajadora). ¿Nunca te preguntaste por qué nuestros abuelos tenían trabajos que les duraban hasta que lograban jubilarse y hoy en día nuestra situación como trabajadores es completamente distinta? Cuando debemos salir a trabajar, tenemos que conformarnos con changas, contratos que no sabemos si pasan con suerte de los tres meses, nos encontramos con trabajos muy mal remunerados, de jornadas que superan las 8hs, sin poder realizar ningún tipo de aporte jubilatorio, obligados a pagar monotributos para que nos “tomen” y un largo etc.
Esta juventud está harta de la explotación, la opresión y la discriminación. Esta juventud es la que está gritando basta y organizándose en cada levantamiento popular que estalla en el mundo. Tenemos los ejemplos de la juventud precarizada colombiana y chilena quienes fueron capaces de armar su propia autodefensa para defenderse de la represión que cada Estado nos tiene preparada con sus policías y distintas fuerzas de seguridad cuando salimos a protestar y a reclamar justicia y por nuestros derechos, para mantener seguras las ganancias capitalistas. Porque para mantener segura su estabilidad, la burguesía debe cargar sobre nuestras espaldas cada vez mayor explotación, cada vez mayores miserias.
Nos están quitando derechos que ha conseguido la clase trabajadora y el pueblo con movilizaciones y luchas en el pasado. Esto es así porque el sistema capitalista está pasando por una de las más grandes crisis económicas y ya no puede ofrecernos nada bueno. Por eso debemos terminar con este sistema productivo, nuestra lucha como jóvenes precarizados debe ser la lucha por una revolución que sacuda de un golpe el poder de la burguesía que nos explota y nos oprime. Una REVOLUCIÓN SOCIALISTA. No nos creamos el verso del cambio en el poder de un partido patronal por otro. Hay que luchar por un gobierno propio, un gobierno de trabajadores que termine con nuestra precarización, y que nos permita terminar con las opresiones y discriminaciones que sufrimos la juventud trabajadora.
26/05/2021
JUVENTUD DEL PCO