La Federación Aceitera y Desmotadora de Algodón (FTCIODyARA) había acordado con las cámaras empresarias un aumento del 25%, que llevaba el sueldo de la categoría más baja a alrededor de los 69 mil pesos, a partir del 30 de abril. También se firmó una cláusula de revisión a partir de septiembre. Pero cuando en el mes de agosto los dirigentes de la Federación plantearon la iniciación de conversaciones para establecer el monto de esa revisión que llevaba el salario de base a 82 mil, pesos la patronal no quiso aceptar ninguna posibilidad de acuerdo argumentando que según los datos oficiales entre mayo y septiembre todavía inflación no había superado el 25 % del aumento otorgado.
Obviamente que el argumento de la Federación es el que vale, ya que ellos toman en cuenta el valor del “salario mínimo vital y móvil”, calculado por el INDEC, que indica que para septiembre su valor estaba en los 82 mil reclamados por la Federación.
Pasó agosto, septiembre y octubre en fallidas negociaciones, hasta que la Federación lanza un paro el 15 de octubre, a sabiendas de que inmediatamente llega el dictado de la conciliación obligatoria por parte del Ministerio de Trabajo, lo cual efectivamente ocurrió y el paro duró apenas 24hs.
Pasó el periodo de conciliación obligatoria sin acuerdos, y la negociación se prolongó en varios tramos de conciliación voluntaria, sin ningún resultado.
Hasta que el 1 de diciembre comienza un nuevo paro, esta vez llamado en conjunto entre la Federación y URGARA (Unión de Recibidores de Granos). La huelga fue lanzada como si fuera a ser por tiempo indeterminado, pero se levantó a las 24 hs, sin ninguna explicación por parte de los dirigentes, provocando confusión en la base acerca de cuál era la “estrategia” en la cual se enmarcaba esta decisión, de la misma manera que tampoco hubo explicación del prolongado lapso de tiempo (de agosto a diciembre) en el que se extendieron las negociaciones, siendo que era evidente que no había voluntad de llegar a ningún acuerdo por parte de la patronal.
Evidentemente, los dirigentes de la Federación encabezados por Yofra estaban esperando a ver que hacía Reguera, como dijo Yofra en una entrevista radial.
Y efectivamente el 8 de diciembre comenzó un nuevo paro, esta vez realmente indeterminado, que ya entró en su decimos día.
Fortalezas y debilidades del paro aceitero
A los diez días se nota que el paro está muy fuerte, en los pocos lugares, puertas de fábrica, en las que se puede expresar el activismo y sectores de la base. Porque en realidad este paro es bien diferente del de 2015 de la Federación. En aquel momento, el paro se hizo con presencia permanente en las puertas de las fábricas, en asamblea permanente, y luego se garantizó con piquetes en los ingresos de las fábricas de San Lorenzo. Fueron intensos 25 días.
En cambio, ahora (salvo en algunas aceiteras como Cargill y Dreyfus) el paro se cumple con los trabajadores en sus casas, es decir, es pasivo. La única voz que se escucha tratando de desmentir a las patronales es la de Yofra siendo entrevistado por algunas radios de FM. Pero no hay ninguna movilización en la calle que ponga en evidencia la fuerza y la determinación de los trabajadores. No hay presencia rotativa de los trabajadores en los portones de las fábricas, lo cual le permitía a la base seguir más de cerca las alternativas de la lucha y evaluarla permanentemente.
Según los dirigentes de la Federación ahora están en mejores condiciones para ganar ya que en aquel momento la Federación estaba sola, y en cambio ahora son tres gremios los que están peleando juntos: la Federación, URGARA y el SOEA de San Lorenzo (Reguera). Y que, aunque partieron de reclamos diferentes, aparentemente habrían cerrado filas alrededor de un reclamo común, según los plasmado en el comunicado conjunto de los tres gremios del 16/12.
Sin embargo, no solo el comunicado es confuso cuando dice “La suma de dinero necesaria para cubrir esas necesidades básicas a enero de 2021, es de $93.280 (conforme los estudios derivados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares, ENGHO, que publica el INDEC). Hoy nuestros básicos iniciales de convenio no llegan a los $70.000, estando pendiente el reajuste del 2020. Para ello pedimos un aumento para el año 2021 de 25%, menos de lo que el presupuesto nacional proyecta de inflación 2021.”
Es sabido que Reguera empezó a parar porque las patronales no querían otorgar un “bono Pandemia”, o lo querían poner en “un paquete” en el que rebajaban el bono de fin de año. Además de otras condiciones exigidas por la patronal, no especificadas, pero que evidentemente tienen que ver con la flexibilización laboral.
En un video el mismo Reguera dice que en un momento el Ministerio de Trabajo le propuso aceptar como revisión de la paritaria (2020) un 8%, a lo cual inmediatamente Reguera dijo que sí y que querían levantar. Y si Reguera no levantó en ese momento, fue porque la patronal no quiso ceder ni siquiera ese 8%. (https://www.youtube.com/watch?v=wBUHWxCOKg4&feature=emb_logo).
Cómo es posible jugar la suerte del paro a la única carta fuerte de la unidad con Reguera, ahora llamado compañero, pero que hasta hace poco (antes de que entrara en la misma corriente sindical a la que adhiere Yofra) era considerado y con justicia, un reverendo traidor.
¿Y si Reguera alcanza un acuerdo y decide levantar? ¿Va ser tan fácil, con la base desmovilizada repetir las acciones del 2015 en un periodo del año desfavorable?
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Yofra tiene complejo de culpa. Como llamó a votar por este gobierno del Frente de Todos y lo apoya, se siente culpable, porque los agroexportadores los acusan ante el gobierno, como los responsables de que no ingresan los dólares al país: “Estos voceros de las empresas más poderosas del país, hábiles y experimentados lobbystas que se muestran presionando abiertamente a los gobiernos elegidos democráticamente para beneficiarse con medidas impositivas, pretenden culpar a los obreros y obreras de su decisión de no liquidar los dólares y promover, como lo han hecho siempre, una salida devaluadora que incrementaría aún más sus extraordinarias ganancias y golpearía nuevamente a todo el pueblo argentino.”
En alguna medida, tanto tiempo esperando una negociación favorable, también se debió a la expectativa de contar con el apoyo del gobierno nacional en la pulseada de la Federación con las cámaras patronales. Pero estas cámaras, CIARA (Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina), CEC (Centro Exportador de Cereales), nucleadas en el Consejo Agroindustrial Argentino, mientras tanto estaban negociando con el gobierno y con la mismísima Cristina Fernández.
Ya quedó atrás el exabrupto de Vicentín, en el cual, Yofra llamando a una movilización junto con el moyanismo para apoyar la línea (que ya había bajado de expropiación a intervención) del gobierno nacional, quedó en falsa escuadra. Después de eso vinieron las rebajas a las retenciones y otras concesiones favorables a las aceiteras y agroexportadoras, cambiando el látigo por el guante de seda y los buenos modales, para que estas empresas que en su mayoría son de capital imperialista, liquidaran los dólares para estabilizar el tipo de cambio.
¿Que negocian las patronales agroexportadoras y el gobierno? El Consejo le ofrece al gobierno un plan de inversión para aumentar las exportaciones, que crearía 70 mil nuevos puestos de trabajo. Al gobierno le brillan los ojitos. Según el representante del Consejo, Gustavo Idígoras, a CFK le gustó el plan.
Será por eso que el Ministro de Trabajo del gobierno “popular” declaró que “El salario digno es el que estamos en condiciones de pagar y mantener”. Si bien esta declaración fue hecha en referencia al salario mínimo que está en el nivel de la canasta de la indigencia, es una filosofía extendida a los criterios de todas las negociaciones entre los obreros y las patronales. De allí que Yofra, ante la pregunta de un periodista sacó una lógica conclusión: que Moroni está en la vereda de enfrente de los trabajadores. Pero no fue a fondo en su razonamiento, o no quiso ir, porque Moroni es un ministro que ejecuta la política del gobierno.
Al revés, Yofra se dedica a justificar al gobierno, a decirle a los trabajadores que como las dos huelgas importantes que tuvo que hacer la Federación fueron durante gobiernos kirchneristas, mientras que durante los cuatro años de macrismo se arregló con las patronales sin problemas, esto se explicaría, porque hay un fin político de las patronales nucleadas en el Consejo, de perjudicar al pero-kirchnerismo, y de provocar una devaluación, favorable a sus intereses.
Yofra “se olvida” de un detalle muy importante. En el 2015 durante el gobierno de CFK, la Federación había llegado sin problemas a un acuerdo con las patronales, y fue el Ministro de Trabajo, “el compañero Tomada”, y el Ministro de Economía, “el compañero Kicillof”, es decir, el gobierno de CFK, quienes se opusieron a homologar ese acuerdo porque perforaba el techo salarial que el gobierno kirchnerista quería imponer a las paritarias de los trabajadores. La huelga del 2015 fue hecha directamente contra el techo salarial del gobierno. Yofra cambia la versión de la realidad para decir justo lo opuesto de lo que pasó, para lavarle la cara al pero-kirchnerismo.
Y este problema que parece secundario y de simple “politiquería”, es muy importante para mantener firme la huelga. Para ganar hay que saber y todos los trabajadores deben saber, no sólo quienes son los aliados circunstanciales muy poco confiables (Reguera), si no quienes son los enemigos. Y está claro que el gobierno está jugando con la patronal del Consejo Agroindustrial, de lo contrario el gobierno ya debería haber actuado, dando un fuerte respaldo a la huelga y rompiendo las negociaciones con el Consejo, denunciando sus presiones públicamente. Porque, cómo puede ser que, si tres gremios pueden enfrentar a esas cámaras patronales, el gobierno nacional apenas sea una víctima impotente de sus presiones ante las cuales no puede responder, como lo pinta Yofra.
Pero la realidad, que en cuentagotas, al calor de alguna entrevista radiofónica, le brota a Yofra, pinta claramente la ubicación del gobierno, y se expresa en esta respuesta ante la pregunta de cuál es la posición del gobierno: <Nosotros no necesitamos que el gobierno nos diga “Uds tienen que aceptar”>. (Fuera de Tiempo, 28/11, radio CUT)
Finalmente, ante la evidencia de que no cuenta con el apoyo del gobierno, Yofra, en lugar de denunciarlo, lo llama a la “reflexión”, como si el gobierno de F & F no supieran lo que hacen.
“Nosotros seguiremos luchando por lo que nos corresponde y ellos negociaran con el gobierno y veremos cómo termina esta historia. Ojalá que termine bien para el gobierno, para el Estado nacional, pero el gobierno tiene que prestar atención porque hoy vienen por los trabajadores y mañana van a ir por el Estado, son grandes derrumbadores de gobiernos. (8/12, “Trabajo y vida cotidiana” radio CUT).
Lamentablemente la huelga entra ahora en un período desfavorable para los trabajadores ya que se termina la temporada fuerte de ingreso de las semillas y granos y entramos en el período en el que normalmente las plantas hacen sus paradas “técnicas”, por lo cual el paro afectaría menos. Esperemos que los trabajadores no terminen pagando el error de los dirigentes que perdieron tantos meses esperando que el gobierno les “tirar un cable”.
Por otra parte, el criterio sindicalista de los dirigentes de la Federación que sólo negocian la venta de la fuerza de trabajo y su valor según el mínimo vital y móvil, dejando “la política” en manos de los dirigentes peronistas para que se mantenga la explotación capitalista, los inhibe ahora, como los inhibió antes de postularse como eje de una restructuración clasista del movimiento obrero, y por lo tanto, mantienen la línea burocrática de no involucrar al resto de la clase obrera en la movilización en su apoyo y en transformarse en el puntal de la movilización contra el ajuste del gobierno nacional. En ese sentido ya han elegido su ubicación al postularse en el bando del moyanismo a ocupar algún cómodo sillón de la CGT.
18/12/20