Nuestras necesidades más urgentes, ni los compañeros presos: No se aguantan hasta la constituyente

(Nota perteneciente a manifiesto internacional N° 4, PCO-CSR TOPO OBRERO-FSR)

“No fueron 30 pesos, ni 30 años, fueron tres comunas”. Así expresaba un cartel aludiendo al triunfo de la opción Apruebo (78%) en el reciente plebiscito, figura que hace alusión a que al menos en 3 de las 52 comunas del gran Santiago la opción Rechazo se impuso: Las Condes 56.25%, Lo Barnechea 58.76%, Vitacura 66.88%. ¡Y cómo no!, estas comunas concentran a la gran burguesía y pequeña burguesía económica y política.  Figura que ejemplifica el grado de concentración del capital y de los sectores que se han beneficiado de este sistema. Es decir, fuera de todo eufemismo las causas del estallido social tienen su génesis en un enfrentamiento de clases y donde la ideología burguesa comienza a ser cuestionada.

El gobierno, sus partidos y la oposición, podrán jactarse de haber canalizado el estallido social desde las calles a las urnas a través de un plebiscito donde, independientemente del resultado, esta situación les permite recuperar el aliento y encauzar a los “insurrectos” a un terreno reglado y contemplado en la institucionalidad burguesa precisamente para ser utilizada como una válvula de descompresión, para preservar el sistema “democrático” burgués y a sus instituciones. De la misma manera, en el plebiscito de 1988, bajo la fórmula SI o NO a la continuidad del régimen dictatorial de Pinochet, se utilizó este mecanismo para evitar que Pinochet cayera por vía revolucionaria.

A más de un año del estallido social y el reciente resultado del Apruebo, cabe preguntarse si la situación cambió o si se han satisfecho las reivindicaciones económicas y políticas del pueblo que motivaron la protesta. ¿Podrá la clase obrera y popular llegar a fin de mes con salarios miserable, peor aún, un jubilado con una pensión de hambre, o los cesantes que aumentan cada día? Aquí debemos agregar el efecto del flagelo de la pandemia que agrava la constante disminución del salario real como consecuencia del aumento del costo de la vida. La respuesta, para la gran mayoría, es que no puede.  

Por lo tanto, debemos caracterizar que la crisis social sigue abierta y que esta no se cerrará con las pocas y cosméticas concesiones democráticas que se hagan a través de la Convención Constitucional cuyos resultados recién se podrán ver dentro de dos años o más.  

A pesar de lo que digan los sectores “democráticos” de todo pelaje y la prensa burguesa que hoy se enfocan en la elección de los convencionales más temprano que tarde se reconocerá la trampa y se repudiará el engaño, a sus autores, “y pagarán su culpa los traidores”. Al mismo tiempo y en la medida que se vaya terminando la paciencia de los sectores más explotados, subirá nuevamente la presión de la olla social que reventó en octubre pasado.

Y esto que decimos tiene que ver con los efectos de una recesión económica mundial y que Chile por ser un país semicolonial exportador de materias primas lo afectara significativamente. Los cierres de fábricas y los despidos ya los estamos padeciendo. Mientras tanto el gobierno de Piñera culpa a la pandemia, pero la verdadera razón es la crisis capitalista general y mundial, de la cual la misma pandemia es consecuencia y a la vez la agrava.

Por lo tanto, no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando los frutos de una nueva constitución que desde ya se sabe que serán poco dulces y muy escasos. Que no resolverán nuestras necesidades más urgentes, por aquellas que fueron la verdadera razón por la que se produjo el estallido. Estas necesidades no desaparecerán mientras se redacta una nueva constitución. No desaparecerán los salarios miserables, ni las magras pensiones, ni los despidos. Tampoco pueden esperar nuestros compañeros presos. Con ellos fuimos juntos a la lucha y con ellos libres, junto a nosotros, tendremos que volver a luchar. Pero ahora, del estallido espontáneo tenemos que pasar a la organización consciente para que nosotros mismos, levantando un programa, marquemos nuestro camino, en lugar de que el gobierno y los partidos del régimen nos lleven a una vía muerta. 

Coordinemos la unidad de acción de todas las organizaciones obreras y populares por la 

¡Inmediata LIBERTAD A LOS PRESOS del estallido y del pueblo mapuche!

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Que la CUT convoque a un paro general activo con movilización ¡¡por la libertad de los presos y por nuestras demandas más urgentes!!

Salario mínimo igual a la canasta familiar y Sueldo mínimo de $500.000.-

¡Plena ocupación! Reparto de las horas de trabajo con igual salario.

Condonación masiva e inmediata de las deudas relacionadas con derechos sociales, tales como la educación, la salud, la vivienda social y la alimentación básica. 

Plan sanitario nacional contra el Covid discutido por trabajadores de la salud y las asambleas populares. Fin al estado de excepción, fin al toque de queda. 

La renuncia de Víctor Pérez, no alcanza.

¡JUICIO Y CASTIGO CONTRA LOS QUE ASESINARON, MUTILARON, TORTURARON Y VIOLARON! Sólo con tribunales obreros y populares habrá Justicia.

¡PROMOVER LA AUTOORGANIZACION OBRERA Y POPULAR! Para retomar la lucha por el programa que levantó la rebelión de octubre y preparar la caída de PIÑERA y del régimen burgués, asesino y torturador

¡Por un gobierno provisional obrero y popular que convoque una Asamblea Constituyente libre y soberana!

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