Estamos a mitad de noviembre, entre el fin de año y con la baja (relativa) de contagios muchos de nosotros nos preguntamos qué tipo de aplanadora nos pasó por encima durante el 2020.
Para principios de noviembre la cifra de trabajadores de la salud fallecidos en la provincia de Santa Fe superaban los 20, a ese número todavía faltaba contabilizar la muerte de la compañera enfermera del HECA, Marleni Monzón, y hoy mientras escribimos estas líneas también falleció Norberto Rodríguez enfermero del PAMI I. Si bien no hay datos oficiales precisos, a principios de septiembre, en Argentina, los trabajadores de la salud contagiados representábamos aproximadamente entre el 13 y el 15 % del total (uno de los índices más altos del mundo) cuando había 750.000 contagiados en total.
Nosotros entendemos que las muertes de los compañeros/as son tremendas, pero no podemos dejar que sean en vano, toda la congoja no nos tiene que paralizar, la tenemos que transformar en organización, porque lamentablemente la pandemia continua y vamos a tener que enfrentar una segunda oleada de contagios ya que la vacuna para toda la población, siendo muy optimistas, estaría disponible el año que viene y tal como pasa ahora, no vamos a poder contar ni con el gobierno ni con los dirigentes de los sindicatos.
Del gobierno no podemos pretender nada, ¿qué se puede esperar de gobiernos que en el pico de contagios abrieron la economía? Decenas de informes presentados por científicos del CONICET y médicos diciéndoles a Fernández, Perotti y a Javkin de que era necesaria una cuarentena intermitente (o que se aplicara el Botón Rojo) y ¿qué hicieron? Los ignoraron, mantuvieron la apertura indiscriminada. Otra demostración despreciable contra los trabajadores de salud fue el arreglo paritario ¿Cómo puede ser que después de dejar la vida en la sala de terapia intensiva nos hayan dado unas míseras monedas de aumento? ¿No éramos los héroes para el gobierno?
Todos sabemos que el sueldo bajo resiente la atención sanitaria, ya que provoca que tengamos que hacer más horas extras o tener un segundo empleo para poder llegar a fin de mes, exponiéndonos en mayor medida al contagio, esto a su vez genera un mayor cansancio y stress lo cual produce una baja en las defensas.
A todo esto hay que agregarle la falta de personal. Los recortes presupuestarios vienen de años anteriores, pero ahora con la Pandemia pudimos constatarlo de la peor manera. Esta es una de las principales causas (a lo que hay que sumarle los déficit en insumos e infraestructura) de que hubiera tantos casos de contagios entre nosotros. Por eso la conclusión que debemos sacar es que a los gobiernos no les importa la vida de las personas (ni la de los pacientes ni las nuestras), para ellos la propiedad privada de los grandes capitalistas está por encima de todo.
Sin embargo, no es solo el gobierno, también están los dirigentes de los distintos sindicatos, los que supuestamente nos deberían defender nos han entregado de pies y manos a la patronal o sea el gobierno.
Por un lado los dirigentes de UPCN y ATE, acordaron bonos de entre $3.500 y $5.000 todos en negro, es decir que las próximas paritarias (si es que hay) arrancarán con el sueldo actual de piso. ¡Una vergüenza! Esto despertó́ bronca entre los trabajadores, tal es así ́ que tanto Molina como Hoffman son abucheados constantemente por los compañeros estatales cada vez que salen a la calle en Santa Fe capital. Otro tanto el Sindicato Municipal de Rosario que, haciéndose los combativos, convocaron algunos paros y medidas aisladas, diciendo que no iban a aceptar nada que no fuera un aumento en blanco pero a la quinta semana de realizado el primer paro, levantaron y armaron una carpa a la que le pusieron “la carpa de la dignidad”, pero más que de la dignidad, fue la carpa del “arreglo vergonzoso”. Arreglaron una miseria, muy debajo de la línea de inflación del 40 o 45 % que se espera para este año, lo que significa en los hechos una rebaja salarial. Pero no es solo eso, sino la pérdida de masa salarial porque el aumento empieza a correr recién a partir de diciembre, es decir que durante 11 meses no hemos recibido ningún aumento en la asignación básica. Durante todas estas semanas su política (como los actos en algunos hospitales) fue para canalizar la bronca que había en la base dentro de la estructura sindical para terminar agarrando por una miseria, encima sin hacer una asamblea ¿qué asamblea de trabajadores municipales votó aceptar este acuerdo? Ninguna!! La foto del saludo amistoso con el codo entre el Ratner y Javkin, fue una burla a los trabajadores. ¿Qué festejaban los miembros de la Comisión Directiva junto con la patronal? ¿Un sueldo mínimo garantizado de $34 mil pesos en septiembre, cuando para no ser pobre una familia necesita $50 mil?
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Si nos basamos en cómo se desarrollaron los contagios y vemos lo que sucede en Europa, podemos prever sin ninguna duda, que después del verano vendrá una segunda oleada de contagios a nuestra región (para abril/mayo) y los efectos van a ser similares: miles de contagios que van a volver a colapsar el sistema de salud, situación que va a empeorar aún más ya que el gobierno va a abrir TODO para beneficiar a los empresarios del turismo y del comercio.
Ante esto, no podemos esperar ninguna iniciativa para afrontar lo que se viene de parte del gobierno y ni tampoco de las direcciones de los sindicatos para eso tenemos la experiencia de este 2020. Por eso, va a depender de nosotros, los mismos trabajadores de la salud, organizarnos y discutir un plan de lucha en asamblea.
Un primer objetivo tiene que ser dar respuestas al problema de la falta de personal. Como primer paso exigirles a las autoridades que se realicen cursos intensivos de terapistas y enfermeras. Estos pueden ser llevados adelante por los mismos profesionales que estuvieron en la primera línea. Para eso habrá que tomar mayor cantidad de personal, al que una vez que se lo capacite, se lo pase a la planta permanente. Además hay que tomar más personal en todos los agrupamientos, principalmente en mucamas y enfermeras. Tanto la selección de ingresantes como el número necesario que se precise no debe ser controlada por la dirección del sindicato, tenemos que participar todos los trabajadores en la elección de los mismos, por medio de relevamientos recogidos en asambleas, así la elección sería transparente, justa y equitativa y no organizada según la voluntad y los intereses de los dirigentes gremiales.
¡Tenemos que bajar la cantidad de horas de exposición! Por eso todos los trabajadores de la salud tenemos que cobrar -por cargo- un sueldo acorde al costo de vida, indexado según la inflación.
Es entendible que a veces se hace difícil, hacer reclamos o asambleas, cuando hay personas esperando ser atendidas, pero no queda otra, la pelea es por nosotros y por la misma gente que se viene a atender.
Por eso la única manera es tomar el “toro por las astas” nosotros mismos como trabajadores, y dar una pelea de conjunto, enfermeras/os, médicos/as, mucamas/os, administrativos/as…todos/as los trabajadores de la salud unificados, en contra las autoridades (que no son más que correas de transmisión de las políticas de los gobiernos) y contra las direcciones de los sindicatos. Para esto tenemos que organizarnos con independencia de clase siendo fundamental fortalecer el método de la asamblea, dando una pelea de conjunto entre todos los efectores de salud: públicos y privados, municipales y provinciales.