Leímos en la página de LID (La Izquierda Diario) la nota titulada “Vade retro, cacerolas”, publicada el domingo 12 de abril, y firmada por el Sr Guillo Pistonesi (Dirigente nacional del PTS. Miembro de la Mesa Nacional del FIT). Pistonesi polemiza con una nota publicada el domingo 5 de abril en El Cohete a la Luna (página dirigida por el conocido kirchnerista Horacio Verbitsky) titulada «Cacerolas vacías de ideas» y firmada por Santiago Campana.
Esta nota de Santiago Campana, critica la posición del PTS y el FIT-U que plantea la rebaja salarial de la dieta de los diputados hasta el equivalente al salario de una docente.
Campana ridiculiza la posición de “la izquierda” explicando lo insignificante que resulta desde el punto de vista económico la rebaja salarial a los diputados que representaría según sus cuentas un 0,0003 del PBI. Y ubica la posición de la izquierda junto a la de la clase media reaccionaria que realizó un cacerolazo levantando aquella reivindicación con la que el PTS y el FIT-U hizo eje en varias recientes campañas electorales.
Esta última parece ser la principal queja y preocupación de Pistonesi: “se quiso hacer una amalgama entre la histórica posición de los socialistas y anarquistas sobre el salario de los funcionarios públicos y los cacerolazos incentivados por la derecha más reaccionaria”. Pistonesi desmiente que la posición de la izquierda sea que los funcionarios políticos debieran ejercer sus funciones en forma gratuita, y también que una rebaja de los haberes de los legisladores y funcionarios políticos sería una «solución» para conseguir los fondos necesarios para todas las medidas sanitarias y sociales que impone la pandemia del Covid-19.
Al tratar de explicar la posición de “la izquierda” Pistonesi comienza apelando a una razón de justicia moral: “lo que no explica y ni siquiera se pregunta Campana es por qué un diputado o un funcionario político tiene que ganar seis u ocho veces más que el salario promedio, y ni que hablar de los jueces”. Hasta ahí todo bien, si fuera el objetivo de “la izquierda” que la sociedad capitalista tuviera un gobierno barato.
El problema está en los argumentos que da Pistonesi cuando trata de referenciar su posición en las conclusiones marxistas extraídas de la Comuna de París, el primer intento de instaurar un gobierno obrero, en 1871.
Pistonesi asegura que al punto -del programa levantado por La Comuna- que planteaba que los cargos públicos debían ser remunerados como el salario de un obrero calificado, Marx le daba un valor fundamental en la transición de un Estado Burgués a un Estado Proletario. ¡Tremenda falsificación! Una verdad dicha a medias para hacer pasar una flagrante mentira.
Veamos que dice Lenin acerca del análisis de Marx frente a la experiencia de la Comuna de París: “Analizar esta experiencia, sacar de ella las enseñanzas tácticas, revisar a la luz de ella su teoría: he aquí cómo concebía su misión Marx.
La única «corrección» que Marx consideró necesario introducir en el «Manifiesto Comunista» fue hecha por él a base de la experiencia revolucionaria de los comuneros de París.
El último prólogo a la nueva edición alemana del «Manifiesto Comunista», suscrito por sus dos autores, lleva la fecha de 24 de junio de 1872. En este prólogo, los autores, Carlos Marx y Federico Engels, dicen que el programa del «Manifiesto Comunista» está «ahora anticuado en ciertos puntos».
«. . . La Comuna ha demostrado, sobre todo — continúan –, que *la clase obrera no puede simplemente tomar posesión de la máquina estatal existente y ponerla en marcha para sus propios fines.* «
Las palabras puestas entre asteriscos, en esta cita, fueron tomadas por sus autores de la obra de Marx «La guerra civil en Francia».
Así, pues, Marx y Engels atribuían una importancia tan gigantesca a esta enseñanza fundamental y principal de la Comuna de Paris, que la introdujeron como corrección esencial en el «Manifiesto Comunista».
Y Lenin aclara que “la manera corriente, vulgar, de «entender» (por parte de los oportunistas) las notables palabras de Marx citadas por nosotros, consiste en suponer que Marx subraya aquí la idea del desarrollo lento, por oposición a la toma del Poder por la violencia, y otras cosas por el estilo.
En realidad, es precisamente lo contrario. El pensamiento de Marx consiste en que la clase obrera debe destruir, romper la «máquina estatal existente» y no limitarse simplemente a apoderarse de ella”. “En estas palabras: «romper la máquina burocrático-militar del Estado», se encierra, concisamente expresada, la enseñanza fundamental del marxismo en punto a la cuestión de las tareas del proletariado en la revolución respecto al Estado.”
Es fácil de entender que rebajar el sueldo de los diputados burgueses no produce ninguna ruptura en la máquina estatal, que una rebaja salarial sin alterar el contenido social, de clase, no puede producir ninguna transformación de ningún tipo en el aparato estatal, y menos que menos ser una transición hacia un Estado Obrero.
Por supuesto, es verdad que “Desde los miembros de la Comuna para abajo, todos los que desempeñaban cargos públicos lo hacían por el salario de un obrero”. Pero al Sr Pistonesi se le ha olvidado el pequeño detalle que hubo allí una revolución obrera y popular que cambió el carácter de clase del Estado, y que “La mayoría de sus miembros (de La Comuna) eran, naturalmente, obreros o representantes reconocidos de la clase obrera”.
Pero sigamos con Lenin. ¿Cuál es el factor fundamental del Estado? Lenin lo explica citando a Engels: “Engels desarrolla la noción de esa «fuerza» a que se da el nombre de Estado, fuerza que brota de la sociedad, pero que se sitúa por encima de ella y que se divorcia cada vez más de ella. ¿En qué consiste, fundamentalmente, esta fuerza? En destacamentos especiales de hombres armados, que tienen a su disposición cárceles y otros elementos.
…El ejército permanente y la policía son los instrumentos fundamentales de la fuerza del Poder del Estado”.
Veamos un poco más entonces, en qué consistía la ruptura de la máquina estatal y con qué había que reemplazarla una vez destruida:
“…la Comuna». «Era la forma definida» «de aquella república que no había de abolir tan sólo la forma monárquica de la dominación de clase, sino la dominación misma de clase. . .»
¿En qué había consistido, concretamente, esta forma «definida» de la república proletaria, socialista? ¿Cuál era el Estado que había comenzado a crear?
«. . . El primer decreto de la Comuna fue . . . la supresión del ejército permanente para sustituirlo por el pueblo armado. . .»
“Por tanto, la Comuna sustituye la máquina estatal destruida, aparentemente «sólo» por una democracia más completa: supresión del ejército permanente y completa elegibilidad y amovilidad de todos los funcionarios. Pero, en realidad, este «sólo» representa un cambio gigantesco de unas instituciones por otras de un tipo distinto por principio. Aquí estamos precisamente ante uno de esos casos de «transformación de la cantidad en calidad»: la democracia, llevada a la práctica del modo más completo y consecuente que puede concebirse, se convierte de democracia burguesa en democracia proletaria, de un Estado (fuerza especial para la represión de una determinada clase) en algo que ya no es un Estado propiamente dicho”.
Es decir, la transformación democrática del aparato estatal, la “completa elegibilidad y amovilidad de todos los funcionarios” sólo pudo realizarse “una vez suprimidos el ejército permanente y la policía, instrumentos de la fuerza material del antiguo gobierno”.
Muchas veces se ha dicho que las FFAA son el pilar fundamental del Estado burgués, son su columna vertebral, pero al PTS y al FIT-U se olvida siquiera de mencionarlo en su programa.
¿Y el Sr Pistonesi nos quiere hacer creer que una rebaja en los sueldos de los diputados, sin derrotar y disolver las FFAA y el aparato represivo de la burguesía, puede producir una transformación fundamental en el Estado, una transición del estado burgués al Estado Obrero?
Y hay otro pequeño olvido del Sr Pistonesi. No se trata sólo de reducción salarial. Si no también y más importante: la elegibilidad y la amovibilidad, es decir, que todos los cargos son elegibles y revocables. La revocabilidad de los cargos es otra ausencia en el programa del PTS-FIT-U.
Pero como explica Lenin todas estas características del Estado en La Comuna, atañen “a la reorganización puramente política”: “La completa elegibilidad y la amovibilidad en cualquier momento de todos los funcionarios sin excepción; la reducción de su sueldo a los límites del «salario corriente de un obrero»: estas medidas democráticas, sencillas y «evidentes por sí mismas», al mismo tiempo que unifican en absoluto los intereses de los obreros y de la mayoría de los campesinos, sirven de puente que conduce del capitalismo al socialismo. Estas medidas atañen a la reorganización del Estado, a la reorganización puramente política de la sociedad…”
Y el ultimo olvido del Sr Pistonesi-PTS-FIT-U, consiste en que esas medidas de reorganización puramente política del Estado y de la sociedad, “es evidente que sólo adquieren su pleno sentido e importancia en conexión con la «expropiación de los expropiadores» ya en realización o en preparación, es decir, con la transformación de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción en propiedad social”. Sr Pistonesi, esto ES EVIDENTE, dice Lenin.
Le recordamos algunos pasajes del Manifiesto Comunista:
«Al esbozar las fases más generales del desarrollo del proletariado, hemos seguido la guerra civil más o menos latente que existe en el seno de la sociedad vigente, hasta el momento en que se transforma en una revolución abierta y el proletariado, derrocando por la violencia a la burguesía, instaura su dominación. . .»
«. . . Ya dejamos dicho que el primer paso de la revolución obrera será la transformación [literalmente: elevación] del proletariado en clase dominante, la conquista de la democracia».
«El proletariado se valdrá de su dominación política para ir arrancando gradualmente a la burguesía todo el capital, para centralizar todos los instrumentos de producción en manos del Estado, es decir, del proletariado organizado como clase dominante, y para aumentar con la mayor rapidez posible las fuerzas productivas».
Y de esos párrafos dice Lenin: “Vemos aquí formulada una de las ideas más notables y más importantes del marxismo en la cuestión del Estado, a saber: la idea de la «dictadura del proletariado» (como comenzaron a denominarla Marx y Engels después de la Comuna de París) y asimismo la definición del Estado, interesante en el más alto grado, que se cuenta
también entre las «palabras olvidadas» del marxismo: «El Estado, es decir, el proletariado organizado como clase dominante «.
Es decir, la transición del Estado Burgués al Estado Obrero, comienza con una revolución violenta, que instaura al proletariado como clase dominante, rompe o destruye la vieja máquina estatal burguesa, empezando por derrotar y disolver las FFAA y todo el aparato represivo del Estado. Reemplaza al ejercito permanente por las milicias obreras (que en la transición al socialismo serán las milicias de todo el pueblo), y sustituye la burocracia estatal compuesta de funcionarios (refiriéndose al personal político) surgidos de las “capas de la pequeña burguesía, que sólo «prospera», sólo «se abre paso» en sentido burgués, es decir, se convierten en gentes acomodadas, en burgueses o en funcionarios con una situación garantizada y privilegiada”.
Todo el aparato estatal es ocupado ahora por delegados elegidos y revocables obreros y populares, que ganaran el salario corriente de un obrero. Al mismo tiempo que se realiza la expropiación de la burguesía y la transformación de la propiedad privada capitalista sobre los medios de producción en propiedad social.
Considerándola por separado, como permanentemente lo hace el PTS-FIT-U, la consigna de reducir el sueldo de los diputados y demás funcionarios, es sólo una consigna democrático-burguesa más:«Al suprimir las dos mayores partidas de gastos, el ejército y la burocracia, la Comuna — escribe Marx — convirtió en realidad la consigna de todas las revoluciones burguesas: un gobierno barato». Quizás sea por esta razón acerca del carácter de clase de esta consigna, es que el Sr Pistonesi, y el PTS-FIT-U se vieron de pronto en la ingrata compañía política de la clase media convocada a “cacerolear” por Patricia Bullrich. Tal es así, que hasta el periodista kirchnerista del Cohete a la Luna los pudo correr por izquierda: “Si están preocupados por aumentar el presupuesto del Estado, se me ocurren algunos sectores que pueden aportar sus ingresos extraordinarios: la renta diferencial de la tierra que obtienen de lxs terratenientes, las ganancias que las multinacionales giran al exterior y la renta financiera”.
El Sr Pistonesi se suma a los que quieren “engañar a las clases oprimidas, castrando el contenido de la doctrina revolucionaria de Marx, mellando su filo revolucionario, envileciéndola. En semejante «arreglo» del marxismo se dan la mano actualmente la burguesía y los oportunistas dentro del movimiento obrero. Olvidan, relegan a un segundo plano, tergiversan el aspecto revolucionario de esta doctrina, su espíritu revolucionario. Hacen pasar a primer plano, ensalzan lo que es o parece ser aceptable para la burguesía”.
“Lo fundamental en la doctrina de Marx es la lucha de clases. Así se dice y se escribe con mucha frecuencia. Pero esto no es exacto. De esta inexactitud se deriva con gran frecuencia la tergiversación oportunista del marxismo, su falseamiento en un sentido aceptable para la burguesía. En efecto, la doctrina de la lucha de clases no fue creada por Marx, sino por la burguesía, antes de Marx, y es, en términos generales, aceptable para la burguesía. Quien reconoce solamente la lucha de clases no es aún marxista, puede mantenerse todavía dentro del marco del pensamiento burgués y de la política burguesa. Circunscribir el marxismo a la doctrina de la lucha de clases es limitar el marxismo, bastardearlo, reducirlo a algo que la burguesía puede aceptar. Marxista sólo es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado. En esto es en lo que estriba la más profunda diferencia entre un marxista y un pequeño (o un gran) burgués adocenado. En esta piedra de toque es en la que hay que contrastar la comprensión y el reconocimiento real del marxismo. Y no tiene nada de sorprendente que cuando la historia de Europa ha colocado prácticamente a la clase obrera ante esta cuestión, no sólo todos los oportunistas y reformistas, sino también todos los «kautskianos» (gentes que vacilan entre el reformismo y el marxismo) hayan resultado ser miserables filisteos y demócratas pequeñoburgueses, que niegan la dictadura del proletariado”.
De nada sirve entonces vanagloriarse de la cantidad de visitantes a la página LID, si en ella no se encuentran herramientas para la formación marxista revolucionaria, sino para la consolidación de ideas del democratismo pequeñoburgués.
Antonio Bórmida, militante del PCO (19-4-20)