Según la página web de noticias políticas (6/10/20), <Antes de recibir al FMI, la CGT advierte que no acompañará «un ajuste despiadado»>. Y en la reunión realizada el jueves 8, la CGT le reclamó al FMI «un necesario compromiso para encarar una negociación realista y flexible respecto de las posibilidades de Argentina para afrontar sus pagos», y demandó al organismo multilateral «la búsqueda de una solución para garantizar sustentabilidad macroeconómica y el desarrollo inclusivo». Que el acuerdo con el Gobierno «sea buscando un equilibrio».
Más que una “advertencia” o “reclamo”, las declaraciones de “la CGT” parecen más bien una súplica. No acompañarán un ajuste despiadado, pero por supuesto dejarán correr un ajuste “equilibrado” de manera que ninguno de los burócratas termine cayendo de la cuerda floja en la que se balancean dado su apoyo a la política del gobierno de F y F y los gobiernos provinciales.
Es que el ajuste ya empezó hace meses encubierto tras los temores que provoca la pandemia. El ajuste en el gasto estatal es vivido en carne propia por los estatales de ATE y UPCN, los docentes y los municipales de la provincia de Santa Fe.
Tras 9 meses de suspensión de las paritarias, sin ningún aumento salarial, el gobierno “popular” de Perotti, en estricta sintonía con el gobierno nacional de F y F, “ofreció” un bono a los estatales, una suma “en negro”, es decir que no es un aumento de las asignaciones salariales, sobre la cual no pueden aplicarse los porcentuales de las bonificaciones ni descontarse los aportes a la obra social y a las cajas jubilatorias. Vaya, vaya. Macri no se hubiera atrevido, sobre todo después de las protestas frente al Congreso de diciembre del 17. En cambio, Perotti contó con la aceptación casi inmediata de los dirigentes provinciales Hoffman de ATE y Molina de UPCN. Algunos empleados estatales contratados que no recibirán aumentos ni bonos, ni pase a planta permanente les gritaban ¡¡traidores!! En el ingreso a la sede sindical.
Pero después de la capitulación vergonzosa de la oposición de los dirigentes del Frente gremial 4 de abril (Rosario, Gral López, Caseros y Gral Belgrano, departamentos de la provincia de Santa Fe), que volvieron sin que nadie los obligara, con la única amenaza de un “reglamento” sobre el funcionamiento sindical trucho, al redil controlado por la burocracia celeste, Sonia Alesso (Dirigente provincial de Amsafe y de la Ctera), aceptó el acuerdo en los mismos términos que los traidores de ATE y UPCN. Más trabajadores se suman al coro disfónico que les grita¡¡Traidores!! ¡¡Traidores!!
Ante este panorama, los dirigentes del Sindicato Municipal y la Festram (federación de municipales de Santa fe) hacen malabares para desmantelar el “plan de lucha” que exigía en las paritarias sumas en blanco porcentuales, bonificables y remunerativas. Por supuesto que, para no ser tan pretensiosos, no hablan de cuanto sería ese porcentaje, ni de cuanto el “mínimo garantizado” que se viene acordando en las últimas paritarias. Los burócratas municipales tienen varios problemas que les impiden aceptar el mismo acuerdo que los demás burócratas estatales. En Santa Fe, el malestar de los trabajadores por el acuerdo firmados por ATE y UPCN se hizo sentir en el Hospital Cullen, Iturraspe y otros sectores de la salud. Para la burocracia municipal podría ser riesgoso aceptar un bono, dado que hace años vienen rechazando sumas fijas en negro. Quedarían muy en evidencia. Engrosarían la lista de los traidores. No es que vayan a ser consecuentes con la lucha, pero tratan de encontrar una salida que les permita salvar la ropa. Los municipales rosarinos tienen otro problema adicional. Con la “propuesta” del gobierno desfinancian su caja de jubilaciones propia; una “cajita” que ha financiado -en secreto hasta que se supo- al ejecutivo municipal, y que seguramente tendrá otros “usos” por el momento desconocidos para los trabajadores.
Pero estos no son los únicos casos en que empieza a agrandarse la “grieta” entre los trabajadores y los burócratas que hace décadas ocupan los cómodos sillones sindicales.
En la Federación de Empleados de Comercio, al inefable Cavallieri -que les pide a los empresarios que le indiquen hasta adonde se tiene que bajar los pantalones-, le ha costado cerrar hace apenas unos días el último acuerdo paritario, por una protesta de varios sindicatos federados, algo que parecía impensable hasta este momento. Cavallieri tuvo que hacerse el combativo y amagar con un paro. Hasta La Nación lo chicanea “Pasaron diez años desde la última vez que Armando Cavalieri amagó con lanzar un paro”… Lo “salvó” la conciliación obligatoria del ministerio de trabajo.
La negociación paritaria “generó más que chispazos”. <“El más potente se disparó desde la zona Oeste del Gran Buenos Aires donde calificaron de “miserable acuerdo” el convenio que no tuvo lugar y se pronunciaron por “el freno al ajuste contra los trabajadores de Comercio”.
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No sería el único sector de los afiliados mercantiles los que, en medio de la tregua obligatoria, están dispuestas a hacer públicas sus críticas a la conducción sindical nacional, según estimaron desde sectores opositores a Cavalieri. (BAE, 23/9).>
Según BAE (7/10) “Más que atenta a cada instancia estuvo la Casa Rosada, ya que siempre en escenario de la crisis Covid, el acuerdo paritario de Comercio era esperado con expectativa para engrosar el bajo promedio de convenios celebrados en pandemia. No sólo por el 1.200.000 de empleados/as que cobija este acuerdo, sino porque se trata de una de las negociaciones referenciales del ámbito laboral y sus efectos llegan a otras organizaciones de trabajadores”.
Y en estos últimos días según Infogremiales, en Tierra del Fuego los trabajadores textiles hicieron renunciar al titular de AOT Rogelio Sager y van por la comisión directiva. El motivo es claro: tuvimos 5 meses de lucha y un gremio ausente.
Es decir, tienen bastantes razones los burócratas sindicales de la CGT y de todos los gremios para sentirse preocupados y que “la cuerda” sobre la que caminan está floja y los trabajadores empiezan a moverla para que se caigan. Esta tendencia de los trabajadores a romper con la burocracia dirigente está en sus inicios y es desigual, tanto como la magnitud de los ajustes en los distintos gremios, e intervienen otros factores, políticos, de tradición de lucha, de acumulación de organización, etc., etc. No estamos planeando una dinámica de ruptura ni lineal ni mecánica. Pero sí que esta tendencia ya se empezó a desarrollar. La situación de amplias capas de trabajadores, como estatales y docentes continúan licenciados en sus casas por la pandemia es un potente amortiguador de las contradicciones antiburocráticas. Pero a medida que baje la curva de los contagios se irá corriendo el velo que en este momento actúa de mediación para la acción directa.
Tampoco estamos planteando que la tarea de barrer a la burocracia sea fácil. Como dijo Trotsky: “El aparato sindical se ha independizado de las masas. La burocracia es capaz de retener sus posiciones hasta mucho tiempo después de que las masas se hayan volcado en su contra. Pero es precisamente esa situación, en que las masas ya son hostiles a la burocracia, pero ésta todavía es capaz de tergiversar la opinión de la organización y sabotear nuevas elecciones, la más propicia para la creación de comités de fábrica, consejos obreros y otras organizaciones para las necesidades inmediatas del momento”.
Los burócratas defenderán por todos los medios sus prebendas, obtenidas gracias al poder que tienen para controlar que los trabajadores no luchen en serio y consecuentemente por resolver sus necesidades, y sobre todo para que no se les vaya a ocurrir transformarse en una fuerza independiente de las patronales y sus partidos, y empiecen a cuestionarles el poder político y económico. El pero-kirchnerismo, las patronales y la burocracia sindical, están TODOS en el mismo FRENTE. Hace falta que los trabajadores hagamos otro frente, un frente nuestro, clasista, para mover “la cuerda”, para que se caigan los burócratas, y tener organizaciones que sirvan para la lucha contra las patronales y los gobiernos. Y también necesitamos que ese frente sirva no sólo para tirar burócratas, sino que tenga la fuerza suficiente para tirar gobiernos patronales, y que tenga un programa para instaurar un Gobierno de los Trabajadores surgido de la lucha. Eso es lo que tenemos que construir, un Partido de Trabajadores, con un programa obrero revolucionario. Esa es la herramienta que necesitamos, para terminar con la dictadura del capital y los burócratas.
Antonio
12/10/20