“Me dirijo a ustedes, que he tomado la decisión de renunciar a mi cargo como Co-Secretario General de la Confederación General del Trabajo, al no coincidir con las decisiones tomadas por la llamada “mesa chica”.
Con está escueta y mal redactada carta Pablo Moyano renuncia a la CGT la tarde del 22 de noviembre.
“La coalición del Frente de Todos con Alberto Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa, en sus 4 años de gobierno acumularon más de 1.000 % de inflación. Y mientras los trabajadores hacíamos magia para llegar a fin de mes y las condiciones de trabajo empeoraron al ritmo de la inflación a las cúpulas burocráticas de la CGT y las CTA no les pareció algo significativo como para realizar alguna medida de fuerza. Es decir, el gobierno peronista – kirchnerista terminó su mandato invicto de paro general y con la inflación más alta de los últimos 20 años” https://causa-obrera.org/index.php/2024/05/29/la-burocracia-sindical-deja-correr-el-ajuste-contra-los-trabajadores/
De acá podemos sacar la primera conclusión: Si en esa oportunidad Moyano no tuvo inconvenientes en coincidir con las decisiones tomadas por la llamada “mesa chica”, llámese no convocar a ninguna medida de acción durante los 4 años del gobierno peronista- kirchnerista, la actual diferencia es política.
Los medios de comunicación burgueses plantearon que la noticia causó “gran impacto en el sindicalismo (Ricardo Cárpena, infobae)”, que la renuncia es producto de su “enfrentamiento con la cúpula de la central obrera por las posiciones dialoguistas que tomó ese organismo frente al gobierno de Milei (Clarín)” o que “cerca del líder camionero aseguran que buscará afianzar el armado de un bloque de sindicatos opositores a la gestión de Milei, con medidas de fuerza y movilizaciones en las calles (Facundo Pastor A24”).
Pero lo que estos medios no cuentan es la cuestión de fondo ¿que busca Pablo Moyano con su alejamiento de la central obrera? ¿Moyano se va de la CGT porque está preocupado por la situación de los trabajadores?
En estas últimas semanas ocurrieron dos movimientos significativos que, analizados en conjunto con el alejamiento de Moyano de la CGT nos podrían indicar qué es lo que se está gestando por arriba.
Por un lado, el Papa Francisco renovó las autoridades de la iglesia católica: La Conferencia Episcopal Argentina renovará a sus líderes claves el 11 de noviembre, decidiendo figuras influyentes que marcarán la relación entre la iglesia y el gobierno de Milei y sus políticas sociales (infobae 01/11). Inmediatamenteelegido como nuevo presidente del Episcopado Marcelo Colombo declaró “los ajustes no pueden hacerse a costa de los jubilados o de los más pobres”. Y en La Plata, el Papa nombró arzobispo a Gustavo Carrara, conocido como el cura villero que tuvo que salir a pedir disculpas por cantar “la patria no se vende” en plena misa.
Por otro lado, mientras escribimos este artículo se está desarrollando la 30° conferencia de la UIA Unión Industrial Argentina, donde por primera vez no se hacen presentes el presidente o el ministro de economía, profundizando las contradicciones que existen entre este sector de la burguesía y el gobierno, producto de la política económica.
Posteriormente las tensiones generadas con el empresariado por la ausencia de Milei, fueron compensadas desde la Casa Rosada con una generosa ley de incentivos a las inversiones en la que se trata de colar la reforma laboral que está en el DNU 70/23
Si bien el conjunto de la burguesía se beneficia por las reformas laborales y también con la baja de la inflación, el gobierno consiguió esta última a costa de hundir la economía en una depresión de la cual solo algunos sectores muy puntuales dan alguna señal mínima de recuperación. El anuncio de la eliminación del impuesto país (7,5%), y la ampliación de los cupos que no pagan impuesto para las compras directas en el exterior, implican una “apertura” de las importaciones que agrava la situación en sectores de la industria que no están en condiciones de competir con los productos importados, más teniendo en cuenta que el dólar está bajo o “atrasado” en relación a los precios internos. Estos sectores de la burguesía que producen para el mercado interno son los que alzan sus quejas al gobierno reclamando protección arancelaria o devaluación.
Son estos movimientos los que confirman lo que planteamos en el periódico anterior: El Papa también “arma” con Kicillof y los empresarios y para ello impulsa una “mesa de diálogo” en la provincia de Buenos Aires, entre el Estado provincial, los empresarios y la burocracia de la CGT. En la medida que la crisis se desarrolle y la situación social se vaya calentando, esa alianza de conciliación de clases dará sus frutos como los dio el bloque de la UIA-Alfonsín-Duhalde y el MTA dirigido por Moyano, en el llamado “Grupo Productivo” en el 2001, operando en la crisis del gobierno de De La Rúa. Cuando el levantamiento popular gritaba espontáneamente “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, esa alianza de clases social y política, apoyada por la Iglesia que armó las “mesas de crisis” entre el Estado y las organizaciones de desocupados, logró reconducir el movimiento que cuestionaba al régimen, nuevamente al cauce electoral dentro de las instituciones. Esto lo pudo hacer, no sin crisis y sobresaltos, porque a pesar de la potencia de las movilizaciones de los trabajadores pobres y desocupados, a las que se sumaron las protestas de la clase media, ese movimiento de masas no tuvo un partido revolucionario que lo dirigiera. https://causa-obrera.org/index.php/2024/10/07/el-papa-tambien-arma/.
Volviendo a la cuestión de fondo ¿que busca Pablo Moyano con su alejamiento de la central obrera?
La burocracia sindical es un eslabón muy importante del régimen capitalista. Su función es garantizar la conciliación de clases, es decir, mantener subordinados a los trabajadores a los intereses de la burguesía, y por cumplir esa función reciben sus prebendas. Pero, así como hay distintos sectores de la burguesía cuyos intereses inmediatos a veces difieren, también hay distintos sectores de la burocracia vinculados a estos diferentes sectores de los empresarios. Un sector de esta burocracia está buscando darle forma a una nueva y renovada versión del MTA (Movimiento de Trabajadores Argentinos) que dirigió a mediados de la década de los 90 Hugo Moyano, e integraba una la alianza de conciliación de clases junto a la UIA-Alfonsín-Duhalde. Estos sectores sindicales, políticos y patronales intervinieron junto con la iglesia en el 2001 para reencauzar el levantamiento obrero y popular por vías institucionales e impedir que se desarrolle un proceso revolucionario.
Está nueva versión estaría formada por Pablo Moyano, por las dos CTA, los movimientos sociales (como la UTEP de Grabois Barrios de Pie, la CCC), junto con algunos sindicatos importantes, como los que integran la Corriente Sindical Federal, el SMATA y Daniel Yofra de aceiteros.
En todo caso veremos quienes se movilizan en la primera convocatoria para el 5 de diciembre, que incluye por supuesto a las patronales nucleadas en PyMes. El lema de su convocatoria es “la patria no se vende”, con el cual se pretende conciliar los intereses de las patronales junto con los de trabajadores y sectores populares, cuando los únicos dueños de la patria son los dueños del capital y de los medios de producción, es decir, la burguesía. Buena parte de “la patria” hace mucho que ya está vendida a las empresas e intereses imperialistas.
Por ahora su objetivo inmediato es movilizar contra las políticas del gobierno y jugar a favor del PJ cristinista para las próximas elecciones de 2025, al mismo tiempo que son un factor de presión contra el gobierno a favor de un sector de los empresarios. Si la situación de Milei se complica como ocurrió con De La Rúa y la movilización espontanea pone en jaque al poder burgués serán un factor de contención para conducir la energía de las masas dentro del recambio del modelo económico, pero salvando al régimen capitalista.
Para defender los derechos conquistados, nuestro salario y condiciones de trabajo los trabajadores más activos y conscientes tenemos que organizarnos en agrupaciones clasistas de manera independiente de las patronales y las burocracias sindicales, para que cuando las condiciones lo permitan podamos impulsar la lucha.
Sin embargo, es fácil de ver que con la lucha sindical no alcanza, ya que en ese plano solo se puede mejorar el precio y las condiciones de la venta de nuestra fuerza de trabajo, es decir, el grado en el que las patronales nos explotan.
Por eso, la lucha de una agrupación clasista debe estar íntimamente ligada a la de construir un Partido de Trabajadores para desarrollar la lucha con toda explotación y opresión. Es más urgente todavía cuando en esta época de decadencia de la sociedad capitalista, las potencias imperialistas en su lucha por el control del mercado mundial nos arrastran hacia una tercera guerra mundial, con las terribles consecuencias que ello implicaría para toda la humanidad.
Tincho, 2/12/24