Peligran los últimos bosques nativos en Córdoba

“Como quema el fuego el monte, como sopla el viento y quema. Así queman las historias, ay ay ay de mi tierra”

Pasó septiembre dejando cenizas. En Brasil más de 6.7000.000 hectáreas de Amazonia, en Bolivia más de 4.000.000 hectáreas incendiadas, lo mismo en Paraguay donde la cifra llega a más de 175.000 hectáreas y en Perú a más de 63.000.

Córdoba se incendia otra vez, hace semanas que las personas respiran humo, pero en verdad este es el quinto año consecutivo y cada año se quema más territorio. Durante lo que va del año se contabilizaron que un total de 69 mil hectáreas fueron consumidas por el fuego y 47 mil del total fueron el resultado de los últimos incendios que se combatieron en Capilla del Monte, Chancaní y Villa Berna durante los últimos días.

Si todavía esos datos no te hicieron enfurecer, sigo… en 1916 había cerca de 12 millones de hectáreas de bosques nativos en la provincia, mientras que en 2016 habían quedado un remanente de apenas 500.000 hectáreas. En la actualidad, solo queda un 3% de bosques nativos en Córdoba. El bosque nativo venía siendo sometido a desmonte por el crecimiento del negocio agrícola y hoy por el desarrollo de emprendimientos inmobiliarios, principalmente, producto de la especulación inmobiliaria para la acumulación de capital producto de la renta.

Esta realidad ha traído, entre otras cosas recurrentes crisis hídricas, desaparición de hábitats de especies, episodios continuos de contaminación de suelo y agua producida por los agroquímicos. Y, EL SIN RETROCESO, CALENTAMIENTO GLOBAL QUE DEBERÍA PREOCUPARNOS.

Ocurre además que estos incendios no son cuestiones aisladas. Pensemos en el RIGI aprobado a mitad de año El régimen de incentivos a las grandes exportaciones fue uno de los temas de mayor interés para el Gobierno. La primera modificación que se hizo para ser aprobado apuntó al artículo 165: ya no será para “cualquier sector”, sino para “foresto industria, infraestructura, minería, energía y tecnología”. Luego se corrigió y sumaron otros grandes rubros económicos: turismo, petróleo y gas y siderúrgica.

El sujeto nefasto que salió presidente, ordenó que la Subsecretaría de Ambiente y la Administración de Parques Nacionales sufrieran recortes de más del 40% en el primer semestre del 2024, según datos analizados por la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).

En relación a los incendios, el programa más importante es el del Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF). Estos fondos sirven tanto para la prevención como para el combate de los incendios. Según datos de la Oficina Nacional de Presupuesto, entre abril y agosto de 2024 se ejecutó un 40% del presupuesto anual para el SNMF, que dispone, actualmente, de $ 12.107 millones. Si se compara con el mismo período de los años anteriores, esta proporción es similar al porcentaje ejecutado del SNMF en los primeros 8 meses en 2022 (41,92%) y 2023 (41,22%), durante el gobierno de Alberto Fernández (Frente de Todos).

La realidad es que una gran cantidad de bomberos realizan su trabajo de manera voluntaria y en muchos casos los incendios son apagados por los mismos trabajadores y pobladores que intentan que el fuego no siga avanzando y arrase con sus casas. Lo insólito es que metan preso a un brigadista de la zona que estaba equipado para apagar incendios. ¿Será que el gobierno no quería controlar tanto al fuego?

El gobierno anterior la careteó de “ecologista”, pero igual pagó la deuda al FMI sin importar que eso significara una brutal reducción del presupuesto en materia ambiental, tampoco le importó la reestructuración de deuda con los fondos de inversión privados como Black Rock, una de las grandes empresas contaminantes sobre las que este fondo tiene acciones. Black Rock además de tener inversiones en deuda argentina por millones de dólares, es copropietario de 17 mil empresas entre las cuales se encuentran las dos gigantas fusionadas, Bayer-Monsanto, YPF o las grandes mineras como la Barrick Gold que son algunas de las empresas que obtienen sus ganancias destruyendo el planeta. Nos vamos más atrás en el tiempo… ¿Acaso Cristina Kirchner no tenía conocimiento sobre la contaminación de los suelos y el agua que produce el Glifosato y sus efectos cancerígenos cuando pactó con la Monsanto?

La fórmula es simple, si la industria capitalista no disminuye drásticamente la  producción dióxido de carbono (claramente quienes se llenan de guita a costa de esto no les estaría importando, aunque te digan que sí) y encima estos mismos que administran las industrias, también tienen los negocios inmobiliarios que necesitan terrenos donde avanzar, negocios que necesitan destruir los productores más importantes de oxígeno y consumidores del dióxido de carbono que es tóxico para el resto de los seres vivos, es obvio que el calentamiento global no va a disminuir. Parece que el mercado que se regula solo vive del CO2 y se enriquece a costa de nuestra calidad de vida.

Ninguno a esta altura puede considerar que no existe un avance desastroso del capitalismo, que da manotazos de ahogado, exprimiendo cada gota de los recursos naturales (que debieran ser bienes comunes) y de nuestros cuerpos trabajadores. Nadie puede negar el retraimiento efectivo de la participación estatal en cuestiones claves para toda la sociedad. También es claro que a gobiernos anteriores tampoco les importó. Así que no basta con cambiar de gobernantes de algún u otro partido patronal.

Las condiciones macroeconómicas generan un contexto de pauperización de las condiciones de vida para las grandes mayorías de la población, es decir de trabajadores y sus familias, a la vez que se generan marcos propicios para la acumulación de la riqueza por parte de unos pocos. Con esto, las desigualdades se acrecientan. La propiedad privada de unos pocos empresarios es opuesta por el vértice a la necesidad de que tengamos un mundo donde poder vivir.

La única manera de hacer posible que las actividades económicas y la planificación territorial se realicen de manera verdaderamente “sustentable”, es a través de la planificación de la economía que sólo puede ser garantizada por un Gobierno de los Trabajadores.

Angie, 5/10/24

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