Hace poco tiempo, el 20 de septiembre, en el Club Atenas de La Plata, La Cámpora realizó un acto para su militancia. Hacía bastante que no se reunían públicamente, desde la derrota electoral, a manos del -en ese entonces- ignoto outsider Javier Milei.
El acto tuvo como finalidad marcar la cancha en relación con la interna que se abrió desde que perdieron las elecciones. Sin entrar a considerar al PJ más en general, el kirchnerismo está dividido en dos alas bien marcadas. Por un lado, Kicillof con “el cuervo” Larroque y Ferraresi, como referencias principales de un kirchnerismo con “otra canción”, es decir, sin la conducción de Cristina. Por otra parte, el kirchne-cristinismo, encabezado por CFK, con su hijo Máximo como “alfil” operativo.
De entrada, nomás, la interna quedó expuesta con la cancioncita que le dedicaba la tribuna cristinista al bando de Kicillof: “si querés otra canción vení te presto (lease agarrame…) la mía”.
Pero mucho más interesante fue la letra que le ponen a la vieja música cristinista. Inesperadamente para los presentes, Máximo se descolgó con una defensa del régimen burgués, que sonó como una defensa de Milei: “No se quejen por el veto. El gobierno ganó con el 56% de los votos. El veto es una prerrogativa que tiene el presidente, establecida en la Constitución ¡Basta de patalear por el veto!”.
Estos argumentos sonaron tan bien a los oidos de los defensores de Milei que el propio Adorni retuiteó las palabras de Máximo, con el agregado de “la vió, fin”.
Lo único que le podrían agregar es que está haciendo lo que dijo que iba a hacer, aunque este argumento está cada vez más devaluado. Lo de Máximo es peor, todavía porque lo que está diciendo es que, como el gobierno fue elegido “democráticamente”, ahora hay que esperar a que termine su mandato. Casi casi que Máximo le dio pie a Caputo para que le contestara a CFK: “Dejá de chillar”.
Pero ¿está bien lo que dijo Máximo? ¿es verdad? ¿Estuvo mal el levantamiento popular del 2001? La consecuencia de ese levantamiento popular fue la caída del gobierno de De La Rúa cuando todavía le quedaban dos años de mandato. Tras un interregno de crisis del régimen, Duhalde adelantó las elecciones en las que fue elegido Néstor Kirchner, padre de Máximo. Por más joven que fuera en ese entonces, su actividad política lo tiene que haber interiorizado de ese hito de la lucha de clases que marcó el período político y social de ascenso del kirchnerismo en la consideración popular.
¿Se habrá equivocado Máximo? Parece que no, ya que está en la misma línea de las palabras de CFK que -haciendo mención a los “chichoneos” de Guillermo Moreno y Mayans con la vicepresidente Villarruel- se pronunció en contra del juicio político a Milei para bajarlo del gobierno. Es un claro pronunciamiento político del kirchnerismo a favor de que Milei termine su mandato…4 años hay que aguantarlo según los Kirchner. Eso no quiere decir que no le van a hacer movilizaciones y actos para desgastarlo políticamente, pero con el único objetivo de reemplazarlo en el poder en las próximas elecciones presidenciales. Los K se sacan la careta. Su cobertura “nac & pop” vale solo para determinadas circunstancias. Ahora los requerimientos de la economía capitalista y la clase dominante en general reclamaban un ajuste. El dedo de Cristina apuntó a Scioli como candidato en 2015. Como dijo la Hebe de Bonafini “un neoliberal”. Ahora Scioli está muy cómodo en el gobierno de Milei.
Para las elecciones de 2019, CFK eligió (ella sola) a Alberto Fernández, otro neoliberal (o un socialdemócrata que se comporta como tal). Y fueron a las elecciones en alianza con Massa, que luego fue ungido como presidente de la cámara de diputados y en el último año ministro de economía, pero casi presidente de hecho. Otro neoliberal. Pero ¿qué pasó? ¿Tanto se pudo equivocar Cristina? ¡Si ya los conocía perfectamente!! No, no fue un error. Cristina necesitaba un gobierno que hiciera el ajuste. Pero el ajuste de Alberto y Massa, no alcanzó. Es interesante leer la autocrítica en tercera persona de CFK, porque lo que está diciendo es que el último gobierno del cual fue vicepresidente y “armadora” tendría que haber ido más a la derecha. Que ni el PJ ni el sindicalismo se dieron cuenta que había una base social para esa política de ajuste. Había que volver al equilibrio fiscal, dijo. Había que poder representar (léase contener burocráticamente y políticamente) a los sectores pobres precarizados que lo votaron a Milei y ellos dejaron de lado. No solo por una necesidad electoral, sino para -apoyándose en ellos- contrapesar a los trabajadores sindicalizados, como hace Milei.
Wado De Pedro -tirándole un palo a Kicillof- completó la autocrítica diciendo que durante el segundo gobierno de Cristina “teníamos un ministro de economía que no dialogaba con los empresarios industriales”. O sea, la autocrítica no es que no escucharon a los trabajadores, sino que no fueron lo suficientemente pro-patronales.
Y Máximo, simbólicamente, arrancó el acto de Atenas con un video de su padre, Néstor Kirchner, anunciando el pago de la deuda al FMI. Su madre, Cristina se reivindicó “pagadora serial”. Hay sólidos genes de sumisión al imperialismo ahí. Solo piden un mejor plan de pago, plazos más largos: una cadena más larga y un nuevo collar. Al fin y al cabo, son todos hijos del neoliberal Carlos Menem… Todos, Néstor, Cristina, Massa, Alberto Fernández y Scioli. Si de música se trata, será cuestión de volver a los clásicos de los ‘90.
Es el kirchnerismo ajustando su orientación a los tiempos que corren, preparándose para las próximas elecciones, bajo la conducción de los Kirchner. Por eso el lema del acto: “armar de nuevo” Kirchner en Atenas.
Pero lo que define la función del kirchnerismo como un partido que es sostén fundamental del capitalismo, es la defensa que hace Máximo del régimen burgués y que para ello hay que dejar que Milei gobierne porque ganó las elecciones. Pero ¿es verdad que las elecciones son democráticas? Formalmente todos pueden votar y elegir los candidatos previamente en las PASO. ¿Pero que se elige? Solo promesas de campaña. Cuando Milei dijo voy a hacer el ajuste, pero lo va a pagar la casta y no el pueblo estaba engañando a una gran parte de jóvenes sin experiencia política ni de lucha sindical o reivindicativa. El marco político para las elecciones lo dan los medios de propaganda que son empresas capitalistas, que acentúan la consigna agitada por todos los partidos burgueses incluyéndola a CFK: no hay otro sistema posible ni más eficiente que el capitalismo.
Desde la escuela, la religión, desde la fábrica, nos educan “en la cultura del trabajo”, en que hay que trabajar para la patronal sin chistar, y que como dijo Perón hay que ir “de casa al trabajo y del trabajo a casa”. No meterse en nada. Te dicen que “la política” no es para los trabajadores, es para los pícaros, los políticos, los abogados, etc. Nosotros, gane quien gane tenemos que seguir trabajando. Es decir, no te metás. Cada cuatro o dos años vamos a votar a gente de otra clase social, que no son trabajadores, que hacen campaña gastando fortunas, bancados por los empresarios que después se cobran ese favor. Si la elección de primera vuelta refleja de manera muy deformada la conciencia política de la clase trabajadora y de otros sectores sociales, en la segunda vuelta, se vota por el mal menor. Esa instancia prevista por la burguesía para darle gobernabilidad al régimen, impone un gobierno que la mayoría no quería, aunque se vio obligada a votar para que no gane otro que considera peor. Es decir, lo que dice Máximo es una falacia en varios sentidos. Milei ganó con el 56% de los votos, pero solo un 30% del 77% del padrón lo votó de manera directa en la primera vuelta o sea un 23% del total. Pero así hubiera sacado el 90% ¿quién lo votó para que baje los salarios y las jubilaciones, para que te dejen sin trabajo, para que recorte en la salud y en la educación? O sea que, según Máximo, hay que aguantar que el presidente haga lo que quiera usando el veto y el decreto. Eso quisieran él y Cristina, también. Pero eso no va a hacer así. Ya las encuestas coinciden que la aprobación del gobierno cayó 15 % en el último mes. Tras la represión a los jubilados y un terrible 53% de pobreza, el gobierno se viene abajo como un barrilete sin cola. Pero ahora aparecieron Máximo y Cristina para sostenerlo hasta que termine su trabajo sucio de ajustar, bajar los salarios, dejar un montón de laburantes en la calle, bajarse los calzones con el FMI, y hacer pasar las reformas estructurales que faltan: la reforma jubilatoria (para llevar la edad ¡a los 75 años!!), una reforma laboral más a fondo negociada entre la burocracia y las patronales en nuevos convenios de trabajo, la reforma del Estado para poder despedir libremente a los trabajadores. E imponer una reestructuración económica que ubique a la Argentina en el marco de la división internacional del trabajo, aunque eso deje al 70% de los trabajadores tercerizados, precarizados, viviendo de changas y cuentapropismo.
¡No señor!! ¡Eso no va a pasar!! Llamamos a luchar para que eso no pase. Seremos los trabajadores los que decidamos con nuestras luchas hasta cuando lo vamos a aguantar. Llamamos a organizamos en agrupaciones clasistas (independientes de las patronales y sus partidos, y de todas las burocracias sindicales) para impulsar la lucha, basada en asambleas democráticas para que no las pueda manipular la burocracia sindical. Pero, sobre todo, llamamos a organizar un Partido de Trabajadores, capaz de luchar para instaurar un gobierno basado en los organismos de lucha de los trabajadores, que expropie a la burguesía para reorganizar la economía en base a un plan en beneficio de todo el pueblo trabajador, al revés de lo que pasa ahora que solo se benefician los grandes empresarios, los banqueros y el capital financiero internacional.
Pablo D Varela, 2/10/24