104 aniversario: Las enseñanzas de la Revolución Rusa siguen vigentes

Es muy común que todos los años se conmemore el 1° de mayo, día internacional de los trabajadores. Nosotros lo reivindicamos como un día de lucha de la clase obrera internacional y por su origen socialista, por haber ser votado en el Congreso Obrero de París de 1889, que fundó la II Internacional que reunía los partidos de carácter marxista.

La conquista de las 8 horas de trabajo, que tuvo muchos mártires (no sólo los de Chicago) fue muy importante y requirió grandes luchas para imponerla. Sin embargo, no dejó de ser por eso una conquista reformista, que no puso en cuestión la dominación de la clase burguesa sobre el proletariado, sólo alargó un poco la cadena de la explotación, con la que la burguesía nos tiene agarrados del cuello.

Mientras que la conmemoración del 1° de mayo, provoca todos los años grandes manifestaciones y actos obreros, en muchos casos tolerados por los gobiernos capitalistas, algunos de los cuales hasta han declarado ese día “feriado”, no ocurre lo mismo con la gran gesta revolucionaria del proletariado, la que alcanzó su punto más alto cuando tomó el poder en Rusia en octubre (noviembre del nuevo calendario) de 1917. Esa conmemoración queda en manos de la vanguardia revolucionaria que reivindica a Lenin y a Trotsky.

Pero para nosotros no se trata de una conmemoración simplemente histórica, para mantener el recuerdo de la potencialidad revolucionaria del proletariado. También queremos en esta fecha destacar el legado de las principales enseñanzas que son fundamentales, y que trascienden las características específicas, nacionales, de la revolución rusa.

Y esto es muy importante, en la medida que entre los intelectuales que hablan o escriben en nombre del marxismo, están aquellos que cuestionan la idea de que la revolución rusa es fundamental para establecer una teoría de la revolución socialista internacional. Estas gentes no quieren sacar lecciones de las grandes revoluciones, que sean comunes para el proletariado mundial, como si la historia fuera un encadenamiento de actos aleatorios, sin conexión, que no pueden ser sistematizados teóricamente. Obviamente que esa interpretación no es nada inocente, ya que, al no reconocer ningún parámetro ni principio común, les permite adaptarse de manera oportunista a los acontecimientos nacionales, según estos se vayan presentando.

Por el contrario, nosotros pensamos que la revolución rusa se levantó sobre los hombros de la Comuna de París, y de la revolución rusa de 1905, y que, así como Marx y Engels sacaron filosas conclusiones teóricas de la revolución alemana de 1848 y de la Comuna de 1871, debemos en esta ocasión destacar las principales conclusiones que, Lenin y Trotsky, legaran a los marxistas revolucionarios. Como escribiera Trotsky:

“…para el estudio de las leyes y métodos de la revolución proletaria, no hay hasta hoy ninguna fuente más importante que nuestra experiencia de octubre”. (1)

Bolchevismo y revisionismo

Por otra parte, están quienes, proviniendo del trotskismo, y por lo tanto reconociendo la Revolución Rusa como un punto fundamental de referencia, ante el impacto de la caída de la URSS -y demás ex estados obreros- y el triunfo de la restauración capitalista, revisaron sus principales enseñanzas, y las reemplazaron por todo tipo de teorías.

La restauración capitalista en los ex estados obreros de la URSS y el este de Europa, fue una derrota histórica objetiva para la clase trabajadora mundial, y consecuentemente provocó una gran crisis, no solo en el stalinismo mundial, sino también en las organizaciones trotskistas, ya que el derrumbe de la burocracia stalinista no significó una revolución política que retomara el camino al socialismo, si no que, por el contrario, fue la consumación de una contrarrevolución burguesa.

En ese marco de tan profunda derrota comenzaron las revisiones a todo lo que anteriormente se daba por válido. La teoría de la revolución permanente surgida de la Revolución Rusa, y el partido leninista que la dirigió, fueron puestos en cuestión y descartados.

Como dice Trotsky en “Bolchevismo y Stalinismo”:

“Las grandes derrotas políticas provocan inevitablemente una reconsideración de los valores, que generalmente procede de dos direcciones. Por un lado, la verdadera vanguardia, enriquecida por la experiencia de la derrota, defiende la herencia del pensamiento revolucionario con uñas y dientes y, sobre esta base, trata de educar a los nuevos cuadros para las próximas luchas de masas. En cambio, los rutinarios, los centristas y los diletantes hacen todo lo posible por destruir la autoridad de la tradición revolucionaria y por volver en busca de un “Nuevo Verbo”.  Podríamos señalar una gran cantidad de ejemplos de reacción ideológica la mayoría de los cuales toman la forma de la postración”.

Nosotros nos ubicamos entre los que pretendemos aprender con la experiencia de la derrota, y defender la herencia del pensamiento revolucionario. Opinamos como Lenin y Trotsky, que no se puede construir el socialismo en un solo país, y que, si la revolución internacional es derrotada, sobre todo en los países más desarrollados, el estado obrero degenera y cae, como ocurrió con la URSS.

La corriente internacional que estamos construyendo se caracteriza por afirmar que las principales enseñanzas de la revolución rusa mantienen su vigencia y son fundamentales para armar a la vanguardia para los procesos revolucionarios que vienen ocurriendo y los que están por venir.

Los renegados del trotskismo

Se podría decir que la revolución rusa se desarrolló alrededor de tres ejes:

a-La espontaneidad revolucionaria de las masas;

b-su organización y centralización (en los soviets);

c-el partido y su dirección (el partido Bolchevique de Lenin + Trotsky)

El revisionismo afectó al trotskismo por lo menos desde el ‘53, producto de la desorientación teórica y política en la nueva situación creada en la postguerra. Pero la decadencia burocrática de la URSS primero, y la restauración capitalista después, provocó una revisión generalizada del bagaje teórico legado por la Revolución Rusa, por parte de las corrientes más importantes que se reivindicaban del trotskismo.

La revisión de los renegados del trotskismo abarca y desproporciona estos tres ejes.

Espontaneidad y conciencia

De la revolución rusa podemos destacar la “espontaneidad” de la insurrección de febrero, como respuesta de las masas a las penurias crecientes e insoportables, provocadas por la guerra (la primera guerra mundial, iniciada el 1914). Como dijo Miliukov (uno de los principales dirigentes de la burguesía), por aquellos días que solo faltaba que alguno arrojara un fósforo.

Encabezadas por las obreras textiles, que movilizadas el 23 de febrero (8 de marzo) en el día de la mujer trabajadora, fueron a agitar las fábricas para que se adhirieran al movimiento los obreros metalúrgicos.

La guerra y las grietas en las alturas habían provocado una crisis en el régimen zarista, que llevó a suspender la Duma, parlamento en donde buscaban acuerdos la burguesía con el régimen feudal.

Se daban todas las condiciones que Lenin consideraba propias de una situación revolucionaria:

“Para un marxista es indiscutible que una revolución es impo­sible sin una situación revolucionaria, aunque no toda situación revolucionaria conduce a la revolución. ¿Cuáles son, en términos
generales, los síntomas distintivos de una situación revolucionaria?

Estamos seguros de no equivocarnos cuando señalamos los siguien­tes tres síntomas principales:

1) cuando es imposible para las clases gobernantes mantener su dominación sin ningún cambio;
cuando hay una crisis, en una u otra forma, entre las “clases altas”, una crisis en la política de la clase dominante, que abre una hen­didura por la que irrumpen el descontento y la indignación de las
clases oprimidas. Para que estalle la revolución no basta, por lo general, que “los de abajo no quieran” vivir como antes, sino que también es necesario que “los de arriba no puedan vivir” como
hasta entonces;

2) cuando los sufrimientos y las necesidades de las clases oprimidas se han hecho más agudos que habitualmente;

3) cuando, como consecuencia de las causas mencionadas, hay una considerable intensificación de la actividad de las masas, las cua­les en tiempos “pacíficos” se dejan expoliar sin quejas, pero que en tiempos agitados son compelidas, tanto por todas las circuns­tancias de la crisis como por las mismas “clases altas”, a la acción histórica independiente.

Sin estos cambios objetivos, que son independientes de la voluntad, no sólo de determinados grupos y partidos sino también de la voluntad de determinadas clases, una revolución es, por regla general, imposible. El conjunto de estos cambios objetivos es precisamente lo que se llama situación revolucionaria. Tal situa­ción existió en Rusia en 1905 y en todos los períodos revoluciona­rios en Occidente; también existió en. la década del 60 del siglo pasado en Alemania, y en Rusia-en 1859-1861 y en 1879-1880, sin que se produjeran revoluciones en esos momentos. ¿Por qué? Por­
que la revolución no se produce en cualquier situación revolucio­naria; se produce sólo en una situación en la que los cambios obje­tivos citados son acompañados por un cambio subjetivo, como es
la habilidad de la clase revolucionaria para realizar acciones revolucionarias de masas suficientemente fuertes como para destruir (o dislocar) el viejo gobierno, que jamás, ni siquiera en las épocas de crisis “caerá” si no se lo “hace caer”. Tales son los puntos de vista marxistas sobre la revolución. (2)

Y efectivamente ese cambio subjetivo, ocurrió y la clase obrera rusa emprendió acciones revolucionarias de masas lo bastante fuerte como para voltear al régimen zarista que, en el marco de la guerra, estaba ya carcomido por contradicciones internas.

En relación a la revolución de febrero, muchos “izquierdistas”, sobre todo los “autonomistas”, destacan su “espontaneidad”, dicen que fue una movilización “del pueblo” no dirigida por nadie, por ningún partido. Y que esa es la forma en la que “los trabajadores y el pueblo” tienen que luchar, “auto-organizándose” y “auto-determinándose”. Dicen que las masas en lucha no necesitan dirigentes. Al respecto, es muy interesante leer la opinión de Trotsky sobre la “espontaneidad” de febrero:

“La leyenda de la espontaneidad no explica nada. Para apreciar debidamente la situación y decidir el momento oportuno para emprender el ataque contra el enemigo, era necesario que las masas, su sector dirigente, tuvieran sus postulados ante los acontecimientos históricos y su criterio para la valoración de los mismos. En otros términos, era necesario contar, no con una masa como otra cualquiera, sino con la masa de los obreros petersburgueses y de los obreros rusos en general, que habían pasado por la experiencia de la revolución de 1905, por la insurrección de Moscú del mes de diciembre del mismo año, que se estrelló contra el regimiento de Semenov, y era necesario que en el seno de esa masa hubiera obreros que hubiesen reflexionado sobre la experiencia de 1905, que supieran adoptar una actitud crítica ante las ilusiones constitucionales de los liberales y de los mencheviques, que se asimilaran la perspectiva de la revolución, que hubieran meditado docenas de veces acerca de la cuestión del ejército, que observaran celosamente los cambios que se efectuaban en el mismo, que fueran capaces de sacar consecuencias revolucionarias de sus observaciones y de comunicarlas a los demás. Era necesario, en fin, que hubiera en la guarnición misma soldados avanzados ganados para la causa, o, al menos, interesados por la propaganda revolucionaria y trabajados por ella.

En cada fábrica, en cada taller, en cada compañía, en cada café, en el hospital militar, en el punto de etapa, incluso en la aldea desierta, el pensamiento revolucionario realizaba una labor callada y molecular…

A la pregunta formulada más arriba: ¿Quién dirigió la insurrección de Febrero?, podemos, pues, contestar de un modo harto claro y definido: los obreros conscientes, templados y educados principalmente por el partido de Lenin. Y dicho esto, no tenemos más remedio que añadir: este caudillaje, que bastó para asegurar el triunfo de la insurrección, no bastó, en cambio, para poner inmediatamente la dirección del movimiento revolucionario en manos de la vanguardia proletaria”. (3)

La espontaneidad “al palo”

Entre los ejemplos de reacción ideológica que aparecen en las filas del trotskismo tras las grandes derrotas políticas, están aquellos que responsabilizan de la burocratización de la URSS al Partido Bolchevique Leninista, argumentando que el stalinismo fue su continuidad. Esta es una discusión muy vieja a la cual ya respondió Trotsky en “Bolchevismo y Stalinismo”, en el año 30.

Sin embargo, tras la restauración en la URSS, floreció nuevamente ese revisionismo de origen trotskista que, por afinidad de clase ya que ambos (revisionistas y anarquistas) son pequeñoburgueses, empalma con la variante “postmoderna” del anarquismo.

Al ver la causa de la burocratización en el “excesivo” centralismo del partido, le contraponen el “horizontalismo”. Dicen que todo partido y sobre todo si es o pretende ser leninista, irremediablemente querrá “sustituir a las masas”, y dirigirlas o sea imponer el poder del partido de manera burocrática y dictatorial. Destacan de manera casi absoluta el papel de “las masas” y proponen su “autodeterminación”, poniendo el énfasis en la “espontaneidad” de sus levantamientos.

Por ejemplo, en Argentina, tras la rebelión popular del 2001, surgió Autodeterminación y Libertad –autonomistas- de Luis Zamora, que había sido dirigente, diputado y figura pública del MAS hasta los 90 y pico. Después de haber empalmado con el “horizontalismo asambleario” del 2001, quedó reducido a un pequeño grupo, mantiene cierto apoyo electoral en la CABA, sin incidencia en la clase trabajadora. Eran tan horizontales, que no tenía organismos de dirección; no querían dirigentes, pero como no se podía hacer un plenario de mil militantes todos los días, entonces todas las decisiones las tomaba una sola persona y dirigente: Luis Zamora…es decir, en lugar del horizontalismo, tenían un exacerbado régimen vertical.

Para “evitar” la burocratización quieren espontaneidad sin partido o con un partido que no dirija. Quieren espontaneidad sin dirección –que las masas se “autodeterminen”. Se ufanan –por ejemplo- de que en Chile hubo “una rebelión sin dirigentes”. Pero ya hemos visto, en Chile, cómo la espontaneidad se disuelve en la impotencia, si no hay una organización que la centralice.

En Rusia esa organización fueron los soviets. La extraordinaria creación de los obreros y las masas en lucha, donde la espontaneidad avanzó en consciencia, expresada en la necesidad de la organización.

La organización de las masas en lucha: Los Soviets

Los soviets (consejos de delegados) surgidos durante la revolución de 1905, latían en esta experiencia cercana de la clase obrera. Y si bien los partidos reformistas (mencheviques y eseristas -Socialistas Revolucionarios, populistas-) que participaban en la Duma, quisieron ganarle de mano a la vanguardia obrera y convocaron desde arriba a la constitución de los soviets, asegurándose la dirección de su órgano ejecutivo, en poco tiempo, los soviets empezaron a surgir en todos lados como hongos después de la lluvia. Los soviets no eran organismos “representativos” elegidos por voto universal, en el cual el voto de una monja vale lo mismo que el de un activista obrero, como son los parlamentos actuales, que además son elegidos por un número determinado de años, y sin ningún control por sus electores.

El soviet representaba la unidad de las masas en lucha. En los soviets estaban representados -como en 1905- los obreros que elegían delegados por fábricas y por barrios. Pero la guerra de rapiña imperialista impulsó a la revolución a los soldados, que eran fundamentalmente campesinos en armas, reclutados para ser carne de cañón del Zar. Estos también se integraron a los soviets, lo mismo que los campesinos en lucha.

Mientras los autonombrados dirigentes mencheviques y eseristas, cedieron el poder al gobierno “provisional” de la burguesía, los soviets se constituían en un doble poder de hecho, expresando una contradicción básica insostenible en el tiempo que se resolvió finalmente, cuando los bolcheviques ganaron la dirección de los soviets y organizaron la toma el poder en Octubre.

“¿Cómo pueden armonizarse las distintas reivindicaciones y formas de lucha, aunque sólo sea en los límites de una sola ciudad? La historia ha respondido ya a esta pregunta: a través de los soviets. Ellos unirán a los representantes de todos los grupos en lucha. Nadie hasta ahora ha propuesto, a este efecto ninguna forma distinta de organización, y, realmente, sería difícil imaginar otra mejor.” (4)

Algunos revisionistas que renegaron del trotskismo como Aldo Casas -ex dirigente del MAS, exageran la importancia de los soviets, hacen de ellos un fetiche, para minimizar el rol del partido revolucionario.

Sin embargo, por sí mismos los soviets no pueden coronar la revolución, como quedó en claro en febrero del 17, cuando los dirigentes reformistas y populistas le cedieron el poder a la burguesía.

La principal enseñanza de la Revolución Rusa es que para que la revolución pueda triunfar hace falta un partido revolucionario, que pueda mantener firme el principio de la independencia de clase y la estrategia revolucionaria de la dictadura del proletariado.

Y esa es una gran lección, reafirmada en múltiples ocasiones, entre otras en el levantamiento del 2001 en Argentina: La espontaneidad puede alcanzar para voltear gobiernos, pero no alcanza para poner el poder en manos del proletariado.

Espontaneidad, Soviets y Partido

Por supuesto que no se puede hacer ninguna revolución sin contar con las masas. También es cierto que las luchas, e inclusive los levantamientos revolucionarios son en general factores “objetivos” que no dependen exclusivamente de la voluntad del partido.

Sin embargo, Lenin decía que la espontaneidad es el embrión de lo consciente. Es decir, no hay una espontaneidad pura, absolutamente vacía de ideas, y al mismo tiempo, el desarrollo de la lucha de clases lleva a un desarrollo más amplio de la conciencia. Según Trotsky, en la “espontaneidad” de la revolución de febrero subyacía la conciencia de la vanguardia obrera educada por el partido de Lenin.

Los soviets fueron una magnifica organización de las masas rusas, creados durante la revolución de 1905. Pero, “Quienes contraponen la abstracción de los soviets a la dictadura del partido deben comprender que sólo gracias a la dirección bolchevique pudieron los soviets elevarse del fango del reformismo y acceder a la forma estatal proletaria”. (6)

En febrero, los soviets dirigidos por los Socialistas Revolucionarios (SR o eseristas) y los Mencheviques apoyaron un gobierno burgués, y se limitaron a conservar un semi-poder paralelo, que con el tiempo se hubiera subsumido en el régimen de conciliación entre la burguesía y los restos de la nobleza, si no hubiera sido por la política leninista del Partido Bolchevique. Fue la política leninista, plasmada en las tesis de abril, la que permitió que el partido bolchevique ganara la dirección de los soviets y que estos tomaran el poder. Fue la consecuencia revolucionaria del bolchevismo, bajo la dirección de Lenin y Trotsky, la que arrastró a las alas centristas de los eseristas y socialdemócratas a un frente revolucionario común durante un período.

“El proletariado no puede apoderarse del poder por una insurrección espontánea. Aun en un país tan culto y tan desarrollado desde el punto de vista industrial como Alemania, la insurrección espontánea de los trabajadores en noviembre de 1918 no hizo sino transmitir el poder a manos de la burguesía. Una clase explotadora se encuentra capacitada para arrebatárselo a otra clase explotadora apoyándose en sus riquezas, en su “cultura”, en sus innumerables concomitancias con el viejo aparato estatal. Sin embargo, cuando se trata del proletariado, no hay nada capaz de reemplazar al partido”. (7)

El Sujeto social de la revolución y la alianza de clases

Autonomistas movimientistas y populistas, anticapitalistas-semianarquistas, como el ya mencionado Aldo Casas -ex dirigente del MAS, que abandonó el trotskismo para integrarse al Frente Popular Darío Santillán (FPDS)-, minimizan el rol del partido leninista diluyendo su centralismo hasta hacerlo aparecer como un movimiento que actuaba arrastrado por la corriente revolucionaria.

Como ya dijimos, destacan a los soviets rusos como la organización fundamental, porque eran democráticos y construidos en la propia lucha, es decir, resaltando la espontaneidad y el movimiento.

Pero además ubican al pueblo oprimido (Narod)  en general como sujeto social de la revolución, en donde el proletariado es un sector más sin especial implicancia, y en donde los distintos sectores políticos “no sólo bolcheviques sino también socialdemócratas internacionalistas, eseristas de izquierda, anarquistas y trabajadores “sin partido””, eran todos revolucionarios, actuaban todos en favor de la revolución, casi como si los bolcheviques hubieran sido un partido más, que se distinguía sólo por la dirección “realista” de Lenin, que actuaba sin atarse a dogmas.

Es correcto decir que la revolución se hará en base a una alianza de las clases explotadas y oprimidas, mediante una alianza obrero-campesina, u obrero-popular. Pero revisan el concepto fundamental que Trotsky ya planteaba como experiencia de la revolución de 1905. Que el campesinado no es una clase independiente. Que en el curso de la revolución sigue al burgués o sigue al proletariado. Y en la misma situación están los sectores sociales intermedios a los que se menciona como “los sectores populares”. Las dos clases fundamentales y orgánicamente antagónicas son la burguesía y el proletariado, como ya explicaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Y el proletariado es la clase dirigente de la revolución socialista.

Omiten que la clase obrera es el sujeto social de la revolución socialista porque es la única clase explotada que no tiene la propiedad de los medios de producción, y por lo tanto antagónica con la burguesía. Los demás sectores sociales oprimidos y explotados por el capitalismo son aliados subordinados en la dictadura del proletariado.

El problema en la concepción autonomista-movimientista, es que diluyen el rol dirigente de la clase obrera en el pueblo en general, entre otros sujetos sociales, como uno más sin mayor importancia. Esto tiene que ver con que el concepto de “cambio social” de estas corrientes es un anticapitalismo pequeñoburgués populista, que admite la pequeña propiedad.

Y por eso es fundamental, no la construcción de cualquier partido “amplio” y popular, sino la construcción del partido revolucionario de la clase obrera, para dirigir la revolución hacia la instauración de la dictadura del proletariado.

Recordemos que los dirigentes populistas -SR- llevaron al campesinado y a los obreros que influían (junto con los mencheviques), al apoyo del gobierno burgués, y que incluso cuando los soviets ya habían tomado el poder, le contraponían la Asamblea Constituyente -un órgano de la democracia burguesa-, a la que debían subordinarse los soviets.

Como explica Lenin en el Izquierdismo…

“La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesíacuya potencia consiste no sólo en la fuerza del capital internacional… sino, además… en la fuerza de la pequeña producción. Porque, por desgracia, queda todavía en el mundo mucha, muchísima pequeña producción, y la pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente…”

Para el MST al igual que para estos populistas-autonomistas, el partido debe ser amplio, de todos los sectores del pueblo: debe ser “anticapitalista” … Por eso no pueden extrañar los acuerdos políticos que ha hecho el MST con partidos de base electoral pequeñoburguesa, como el Proyecto Sur del difunto Pino Solanas (entre otros), o que en el 2008 haya apoyado a los productores agropecuarios. Es un “anticapitalismo” que tiene como enemigo a los monopolios y a los grupos “concentrados”, pero que defiende la burguesía pequeña y mediana de las PyMes y del campo.

Su ingreso al FIT (ahora FIT-u) dice bastante del carácter electoralista y oportunista del conjunto de sus integrantes.

Partido y dirección: La independencia política

Parece algo que debiera ser elemental para cualquier marxista desde el Manifiesto Comunista y la Circular de 1850 de la Liga Comunista.

Sin embargo, el Partido Bolchevique (con Lenin en el exilio) dirigido por Stalin y Molotov, le daba “apoyo crítico” al gobierno burgués (Miliukov, Guchkov, príncipe Lvov) surgido de una Comisión provisional de miembros de la Duma (Parlamento), que era apoyado por las direcciones conciliadoras del Soviet. Esto era así porque consideraban al gobierno burgués como “progresista”, que habiendo surgido de la revolución democrática (burguesa), era el pretendiente natural al poder, según la vieja idea menchevique de que la revolución burguesa la tenía que dirigir la burguesía.

La posición de Lenin era la opuesta. El 4 de abril (*) vuelve Lenin y pone en orden al partido. En sus famosas Tesis proclama ¡ningún apoyo al gobierno burgués, ni a la guerra! Y pone como objetivo la lucha por la dictadura del proletariado encarnada en la consigna ¡Todo el poder a los soviets!

Kamenev, en el ala oportunista de los bolcheviques, no quería romper con el gobierno, con el argumento de no aislarse de las masas. Lenin, al revés, decía, que hay que echar hiel y vinagre a la borrachera democrática de las masas, (es decir “explicar pacientemente” el carácter del gobierno y la guerra) si pretendemos dirigirlas hacia la revolución proletaria.

Esto deja en evidencia, que no se trata “sólo” de la construcción de un partido, de la “cantidad” de militantes, sino que lo más importante en ese partido es la formación de una dirección revolucionaria. “…Lenin no cayó del cielo. Personificaba la tradición revolucionaria de la clase obrera. Para que los postulados de Lenin pudieran abrirse camino en las masas, tenían que existir cuadros, aunque al principio fueran numéricamente limitados, tenía que existir la confianza de los cuadros en su dirección, una confianza basada en toda la experiencia pasada” (*) de la lucha de clases.

Oportunismo y centrismo: La liquidación de la independencia política de clase

Entre las organizaciones que se reivindican trotskistas, están los oportunistas y centristas que reconocen la necesidad e importancia del partido, pero solo de palabra el principio marxista de su independencia política, al que violan cada tanto en la práctica.

Siempre con el argumento de no ser sectarios, los oportunistas se adaptan a la conciencia políticamente atrasada de los trabajadores. Para “no aislarse de las masas” (a lo Kamenev), apoyan abiertamente al chavismo y otros partidos y gobiernos burgueses “progresistas” como la CMI (Alan Woods) al gobierno de Chávez, la CIT (Peter Taafe) al de AMLO. O como ha hecho Altamira (a lo Stalin-Molotov), justificando el apoyo crítico a Evo Morales porque era el gobierno surgido del proceso revolucionario. Pero se olvidaron de decir, que subía al gobierno para enterrarlo, igual que el gobierno provisional después de febrero del 17.  Y ahora en Chile, el grupo de Altamira (PO r), al igual que los grupos morenistas (MST, MIT, FUL), el PTR y Fuerza 18 de octubre (PO oficial), llaman a votar por Boric (que tiene el apoyo de la Democracia Cristiana, el PS y el visto bueno de la gran patronal), argumentando que es para luchar contra “la derecha fascista”. Lo mismo hicieron en Brasil, el grupo del PTS, y la LIT, en 2018, llamando votar a Fernando Haddad. Y la CMI, CIT, UIT, y el Nmas llamando a votar por Pedro Castillo en Perú. Es la línea no tiene nada de trotskista. Es la posición stalinista, y si pudieran, si fueran grupos más numerosos, se concretaría en un Frente Popular contra el fascismo, o la ultraderecha, etc. Es decir, la misma línea de traición del POUM español. Solo aportan a la confusión de las masas y de su vanguardia, la cual nunca aprenderá de estas corrientes a tener una política de clase e independiente de todos los sectores de la burguesía.

Son la continuidad del oportunismo de Kamenev, criticado duramente por Lenin, que llamaba a romper con el apoyo crítico al gobierno provisional surgido de la revolución de febrero contra el Zar. ¡¡No es nuestro gobierno!! Aun cuando se desplegaba el golpe contrarrevolucionario de Kornilov y los bolcheviques lo combatían armas en mano, Lenin rechazaba darle apoyo político a Kerensky. 

No han aprendido aquella enseñanza básica de Lenin, de la revolución rusa, y del marxismo: si se quiere dirigir al proletariado a la revolución socialista hay que mantener a toda costa la independencia política, tanto respecto de los partidos de la burguesía, como de la pequeño-burguesía.

Lenin y Trotsky: la estrategia

Y también están los centristas que en sus artículos teóricos escriben que luchan por la revolución obrera y socialista, pero en los hechos, como hiciera el centrista Kautsky, levantan la Asamblea Constituyente como “estrategia”, por lo menos en los países semicoloniales: El PTS es el “más consecuente”, pero le siguen los demás partidos “morenistas”, así como el PO oficial y el de Altamira.

Al revés de Lenin, que decía “ningún apoyo al gobierno provisional, echar hiel y vinagre a la borrachera democrática de las masas”, el PTS (**) endulza las ilusiones democráticas agitando la Asamblea Constituyente para todo tiempo y lugar.

Make sure you eat well sildenafil india online and stay healthy. Pharmacotherapy of mania include so-called mood pfizer viagra discount stabilizers (lithium, for example), atypical antipsychotics and second-generation (SGAs) and typical antipsychotics (chlorpromazine). Ayurvedic Acharyas tadalafil online pharmacy use ‘masha’ to treat male sexual problems are caused by depleting testosterone levels and insufficient blood flow. order cialis online http://greyandgrey.com/papers-publications/comment-on-ins-dept-report-march-2008/ There’s a mass of helpful information about the treatment for their patients and at present online kamagra tablets are being prescribed to many people combating with this sexual problem.

De tanto en tanto, el gobierno de los trabajadores, aparece en sus publicaciones, y en las declaraciones de sus candidatos-dirigentes, sobre todo cuando ya pasaron las elecciones en las que ganaron los votos con consignas parciales. Pero esa forma de levantar la consigna estratégica que debería guiar la agitación propagandística en una situación pre-revolucionaria incipiente (como el PTS caracteriza), se parece mucho a la manera como la socialdemocracia o el stalinismo ponían al socialismo como “objetivo final” de su lucha, en los “días de fiesta”. Mientras que, para momentos de crisis política, levantan como “solución” o “salida” la convocatoria a una institución democrático burguesa, la Asamblea Constituyente. O como en “el estallido” chileno, cuando el levantamiento obrero y popular puso en crisis al régimen burgués, y los partidos parientes del FITU levantaron la Asamblea Constituyente como su consigna máxima, para ser conseguida por medio de la presión de las movilizaciones. De esa manera, la consigna “democrático-radical” no sirvió para quebrar al régimen burgués sino para salvarlo. Piñera, con la colaboración de los partidos de oposición, incluyendo al Frente Amplio y el PC, pudo concederla y con ello “apagar” el movimiento, canalizándolo al terreno electoral.

En la revolución rusa, la Asamblea Constituyente era la estrategia de Kautsky. Para Lenin y Trotsky su convocatoria fue sólo una cuestión táctica. Lenin llamó a Kautsky “renegado” y Trotsky le dedicó su texto “Terrorismo y comunismo” para combatir sus posiciones centristas. En oposición a Kautsky, Trotsky confluye con Lenin, ya que la dictadura del proletariado que planteaba Lenin en la fórmula de “Todo el poder a los soviets”, era la estrategia de la revolución permanente. Las críticas de Lenin al centrismo de Trotsky lo hicieron entender el “espíritu de delimitación” de Lenin, es decir, el método “sectario” por el cual Lenin forjaba al Partido Bolchevique. Ya no había diferencias y Trotsky ingresa al Partido Bolchevique y a partir de entonces (según Lenin) no habría mejor bolchevique que Trotsky.

La flexibilidad táctica, que les permitió combatir en unidad de acción con Kerensky (que poco tiempo atrás los mantenía presos y en la clandestinidad a los principales dirigentes bolcheviques) a la contrarrevolución burguesa encabezada por Kornilov; y al mismo tiempo la firmeza de principios que le negaba a Kerensky cualquier apoyo político, le permitió a los bolcheviques ganar la mayoría del Soviet y preparar la toma del poder.

La Asamblea Constituyente, fue una última experiencia de las masas atrasadas del campo con la democracia burguesa. Duró un día, fue disuelta y el poder total pasó a los soviets dirigidos por los bolcheviques. Así que, los soviets se transformaron en la forma concreta de la dictadura del proletariado.

En la Revolución Rusa la cuestión del armamento estaba resuelta porque los soldados y marinos se incorporaron a los soviets. Pero, aun en los levantamientos semi-insurreccionales actuales, ni los oportunistas ni los centristas dicen nada acerca de la necesidad del armamento para derrotar al régimen burgués.

Veamos, como ejemplo, lo que escribe el MIT, partido de la LIT en Chile:

“Para cumplir las demandas expresadas por la amplia mayoría de la población, creemos que un futuro gobierno (¡!??) debería tomar las siguientes medidas:

…..

8–Destituir a toda la oficialidad de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Iniciar un proceso de juicio y castigo a todos oficiales, suboficiales y tropa que estén involucrados en casos de violación de Derechos Humanos y de corrupción. Iniciar un proceso de democratización de las FFAA, permitiendo el derecho de organización de la tropa, la elección de la oficialidad, y el armamento y entrenamiento de sectores organizados de la clase trabajadora, para acabar con el monopolio de la fuerza por el Estado capitalista”.

El pequeño detalle que le falta explicar al MIT, es que ese “futuro gobierno”, no puede ser otro que un gobierno de trabajadores surgido del triunfo de la insurrección obrera y popular. Y que sólo podría implementar este programa después de haber derrotado en la guerra civil al aparato militar del Estado Burgués. Y aun así no se trataría de “democratizar” las FFAA del régimen burgués, sino de reemplazarlas por las milicias obreras y unas FFAA cuya estructura principal este constituida por la clase trabajadora.

Esto sólo tiene una explicación, y es que el derrocamiento revolucionario del régimen burgués y la instauración de la dictadura del proletariado, NO ES su estrategia real. En los hechos, levantan un programa democrático radical. Los centristas, en sus respectivas variantes, están adaptados al régimen “democrático” burgués.

La revolución en Oriente y en Occidente

A la vieja división entre países maduros e inmaduros (*ver tesis 11 de la teoría de la Revolución Permanente) superada por la historia, se la reemplaza por la división en base a las características particulares entre oriente y occidente.

Los partidos de “izquierda” que quieren romper con la estrategia revolucionaria argumentan que la revolución rusa podría servir de guía para la revolución en oriente, pero que en el occidente las condiciones eran diferentes. Se sustentan en los escritos de Gramsci, que ahora se han puesto muy de moda.

Sin embargo, Lenin, cuya principal preocupación era como desarrollar la revolución en Alemania, no creyó necesario formular leyes específicas para la revolución en “occidente”, diferentes a las que se desprendían de la revolución rusa y del marxismo en general, y no precisamente por desconocimiento de las diferencias en el desarrollo y otras características particulares, que además había conocido personalmente durante sus largos años en el exilio.

“En los primeros meses que siguieron a la conquista del poder político por el proletariado en Rusia (25/X-7/XI de 1917) podía creerse que, debido a las enormes diferencias existentes entre la Rusia atrasada y los países avanzados de Europa Occidental, la revolución proletaria en estos últimos se parecería muy poco a la nuestra. Hoy tenemos ya una experiencia internacional muy considerable que demuestra con absoluta claridad que algunos de los rasgos fundamentales de nuestra revolución tienen una importancia no local, particularmente nacional, sólo rusa, sino internacional. Y no hablo de la importancia internacional en el sentido amplio de la palabra: no son sólo algunos, sino todos los rasgos fundamentales, y muchos secundarios, de nuestra revolución los que tienen importancia internacional desde el punto de vista de la influencia de la misma sobre todos los países. No; hablo en el sentido más estrecho de la palabra, es decir, entendiendo por importancia internacional su trascendencia mundial o la inevitabilidad histórica de que se repita a escala universal lo ocurrido en nuestro país, importancia que hay que reconocerle a algunos de los rasgos fundamentales de nuestra revolución”. (8)

Años más tarde, en 1929, después de la revolución derrotada en China, Trotsky generalizó su teoría de la revolución permanente surgida de “los rasgos fundamentales” de la revolución rusa, como una teoría para la revolución internacional, y aplicó esa guía teórica fundamental en la revolución española, Alemania y Francia. Con lo cual apoyar esta teoría diferenciada gramsciana, también es una ruptura con la teoría trotskista.

De nuevo, caracterizar a la revolución rusa como un tipo especial de revolución, en este caso como un modelo sólo aplicable para “oriente”, les permite a los partidos centristas que se reivindican trotskistas, reemplazar en los hechos, la estrategia revolucionaria de la dictadura del proletariado por la de la Asamblea Constituyente. Apoyan esta estrategia democrática en una lectura falsa del programa de transición para los países atrasados o sacan de contexto frases de la teoría del Estado de Lenin, porque como sabemos el centrismo es el oportunismo que se disfraza con ropaje revolucionario.

Partiendo de otro análisis, la revisión de Moreno de la teoría de la revolución permanente llega al mismo lugar, en su formulación de la revolución democrática (sostenida por la LIT y la UIT), con la consigna de Asamblea Constituyente como eje. Es decir, con diferentes argumentos, levantan sin pudor la línea estratégica del centrismo kautskista contra el bolchevismo.

Quienes apelan a la unidad sin principios con el centrismo, a la conciliación, o no lo llaman por su nombre, no han aprendido lo fundamental de Lenin, tal como explicara Trotsky al autocriticarse de su centrismo:

“Mi posición en el interior del Partido era conciliadora, y si, en momentos determinados, aspire a crear un grupo, fue precisamente sobre esta base. Mi tendencia conciliadora se desprende de una especie de fatalismo socialrrevolucionario. Consideraba que la lógica de la lucha de clases obligaría a ambas fracciones a actuar de acuerdo y con el mismo rumbo ante la revolución. En aquel entonces, yo no veía claro todavía el gran sentimiento histórico de la política, sostenida por Lenin, de delimitación ideológica y de escisión, allí donde fuera necesaria, a fin de forjar y templar un verdadero partido revolucionario”. (9)

La liquidación del partido leninista

Y, por último, lo fundamental, el otro eje de ataque contra las enseñanzas de la revolución rusa, es el ataque el partido leninista.

Están los que cuestionan por distintas vías la importancia del partido en la revolución, o directamente el tipo de partido leninista. Los que sobreestiman la importancia de las organizaciones de masas, para minimizar la del partido. Los que generalizaron como ley, lo que era una excepcionalidad histórica, la posibilidad de que direcciones pequeñoburguesas hicieran la revolución “socialista” o su “inicio”, como Nahuel Moreno, revisión teórica que entró en quiebra antes de ser totalmente formulada, cuando los sandinistas -siguiendo el consejo de Fidel Castro- se negaron a expropiar.

Los que disuelven el partido en partidos amplios “anticapitalistas” como hizo el mandelismo en Francia creando el NPA, o los que quieren hacer un movimiento anticapitalista, pero sin disolver su partido como el MST. Los hacen entrismo por décadas en partidos reformistas con el argumento de combatir al sectarismo como la CMI (Alan Woods) y la CIT. Los que construyen un partido centrista, aunque centralizado como el PO y el PTS. Los que se oponen a la dictadura del “partido único” como el NMas, como si se pudiera asegurar de antemano el pluripartidismo soviético como un principio. Los que quieren un partido único, pero con libertad de tendencias permanentes como norma general.

“En esencia, lo que dicen estos caballeros es: el partido que no contiene en sí mismo la garantía contra su propia degeneración es malo. Con ese criterio, el bolchevismo está condenado, pues no tiene talismanes. Pero el criterio es erróneo. El pensamiento científico exige un análisis concreto: ¿cómo y por qué se degeneró el partido? Hasta el momento, sólo los bolcheviques han hecho ese análisis. Y no les resultó necesario romper con el bolchevismo: su arsenal les proveyó de todas las herramientas necesarias para aclarar su suerte. Llegaron a la siguiente conclusión: es cierto que el stalinismo “devino” del bolchevismo, pero no de manera mecánica, sino dialéctica; no como afirmación revolucionaria, sino como negación termidoreana. No es lo mismo”. (10)

Hacen un balance equivocado de las razones que provocaron la burocratización. “… los bolcheviques no tuvieron que esperar a que se produjeran los procesos de Moscú para explicar las razones de la desintegración del partido gobernante de la URSS. Hace mucho tiempo ya que previeron y describieron la posibilidad teórica de ese proceso. Recordemos ese pronóstico que los bolcheviques formularon no sólo en vísperas, sino también muchos años antes de la Revolución de Octubre. Es posible que, en virtud de una determinada alineación de fuerzas nacionales e internacionales, el proletariado conquista el poder por primera vez en un país atrasado como es Rusia. Pero la misma alineación de fuerzas demuestra de antemano que, sin una victoria más o menos rápida del proletariado en los países adelantados, el gobierno obrero ruso no sobrevivirá. El régimen soviético abandonado a su propia suerte degenerará o caerá. Más precisamente, degenerará y luego caerá. Yo mismo lo he escrito más de una vez, a partir de 1905. En mi Historia de la revolución rusa (véase el apéndice del último tomo: “El socialismo en un solo país”) están las declaraciones formuladas por los dirigentes bolcheviques entre 1917 y 1923. Todas llevan a la misma conclusión: sin revolución en occidente el bolchevismo será liquidado por la contrarrevolución interna, la intervención extranjera, o una combinación de ambas. Lenin subrayó una y otra vez que la burocratización del estado soviético no era un problema teórico u organizativo, sino el comienzo potencial de la degeneración del estado obrero”. (11)

Como vemos los ataques revisionistas va dirigidos contra todos los aspectos fundamentales de la revolución.

Pero nunca hubo una revolución que triunfara “autodeterminada” sin ninguna dirección. Tampoco hubo ningún partido “amplio” sin centralismo, o con tendencias permanentes, que haya hecho ninguna revolución.

Están quienes quieren volver a Marx y Engels, contraponiéndolos con Lenin y sobre todo con Trotsky. “La emancipación de la clase obrera será obra de la clase obrera misma”, dicen. ¿Pero eso significaba que la clase obrera es totalmente homogénea? ¿Que toda la clase de manera unánime podía acceder a la conciencia socialista? ¿Que no hay en ella una vanguardia? Pero, ¿y entonces? ¿Cómo es que Marx y Engels fundaron la Liga Comunista, un partido de la vanguardia obrera y alrededor del programa marxista? ¿Fueron sectarios, al delimitarse de las otras organizaciones que se reivindicaban socialistas? ¿o estuvo bien delimitarse del socialismo utópico, del pequeño burgués y burgués, a los que le dedican el capítulo 3 del Manifiesto Comunista?”

Estos señores revisionistas, que critican el sectarismo de Trotsky con el POUM español y la represión de Kronstadt (***), contraponen un partido amplio y único, “de toda la clase”, que supuestamente sería la concepción de Marx, al partido de vanguardia “excesivamente centralizado” de Lenin, ¿ignoran la ruptura de Marx y Engels con los oportunistas y los ultraizquierdistas de la Liga de los Comunistas? ¿acaso sus estatutos no establecían la existencia de un centro dirigente?

Y ¿cómo calificarían la expulsión de los anarquistas de Bakunin del seno de la I Internacional? ¿Acaso Engels tenía una concepción de partido distinta a la de Marx, al fundar una II Internacional que incluía solamente partidos “marxistas”?

Por si hicieran falta más demostraciones, los levantamientos semi-insurreccionales de Chile, Colombia y Ecuador, demostraron que hace falta una organización centralizada de las masas en lucha, y la dirección de un partido revolucionario centralizado.

Como planteara Lenin:
«La dictadura del proletariado es la guerra más abnegada y más implacable de la nueva clase contra un enemigo más poderoso, contra la burguesía, cuya resistencia se ve decuplicada por su derrocamiento (aunque no sea más que en un país) y cuya potencia consiste no sólo en la fuerza del capital internacional, en la fuerza y la solidez de los vínculos internacionales de la burguesía, sino, además, en la fuerza de la costumbre, en la fuerza de la pequeña producción.

Porque, por desgracia, queda todavía en el mundo mucha, muchísima pequeña producción, y la pequeña producción engendra capitalismo y burguesía constantemente, cada día, cada hora, de modo espontáneo y en masa. Por todos estos motivos, la dictadura del proletariado es necesaria, y la victoria sobre la burguesía es imposible sin una guerra prolongada, tenaz, desesperada, a muerte; una guerra que exige serenidad, disciplina, firmeza, inflexibilidad y una voluntad única.

Lo repito, la experiencia de la dictadura proletaria triunfante en Rusia ha mostrado de un modo palpable al que no sabe pensar, o al que no ha tenido ocasión de reflexionar sobre este problema, que la centralización incondicional y la disciplina más severa del proletariado constituyen una de las condiciones fundamentales de la victoria sobre la burguesía”. (12)

En síntesis:

La espontaneidad de las masas es el factor objetivo de la revolución, en el sentido de que no depende directamente del partido revolucionario, aunque la agitación y la propaganda del partido son un factor que influye en la vanguardia, y por esa vía en sectores del movimiento de masas.

Esa espontaneidad de febrero fue impulsada por el agravamiento de las condiciones de vida de las masas provocadas por la guerra.

Para que la espontaneidad no se disipe en el aire, hace falta que surjan las organizaciones de lucha de las masas proletarias y sus aliados explotados y oprimidos, como fueron los soviets rusos. Si no surge de la propia experiencia de las masas, el partido tiene que desarrollar una amplia agitación para organizar y centralizar la lucha revolucionaria, incluyendo la organización de su armamento para derrotar al aparato represivo del Estado.

La tarea estratégica para avanzar desde el capitalismo al socialismo, es instaurar la dictadura del proletariado. Contraponer a esta estrategia, la “dictadura democrática de obreros y campesinos” superada por la historia, o la Asamblea Constituyente, es caer en la revolución por etapas, en la que la –con suerte- los frutos de la primera etapa no son revolucionarios sino apenas solo reformas, mientras que la segunda etapa nunca llegará, quedará solo en una ilusión para ahogar la revolución en el marco del régimen burgués.

Pero la única tarea que depende enteramente de nosotros, de los elementos conscientes del proletariado y de la “intelectualidad orgánica”, es la construcción del partido trotskista, es decir, revolucionario. Obviamente que ese partido no se construye en el vacío. Se construye en la lucha de clases y por lo tanto estará siempre afectado por los triunfos y las derrotas, por las presiones políticas y objetivas de las clases enemigas. Para evitar que esas presiones nos hagan capitular, solo tenemos como contrarrestantes la teoría marxista (****), la vinculación con el proletariado revolucionario, y la construcción de los partidos nacionales, como secciones en el marco de una organización internacional.

Lenin en su izquierdismo, al hacer un balance del triunfo de los bolcheviques, reivindica como fundamental el Partido y su centralismo, y explica cómo se consiguió la disciplina férrea que les permitió conquistar y mantener el poder.

Explica también, en la lucha política contra que enemigos en el seno del movimiento obrero se forjó el bolchevismo: en primer lugar, contra los oportunistas (desde los sindicalistas a los mencheviques) y también contra los ultraizquierdistas (parecido al anarquismo o que ha tomado algo de él) que planteaban la lucha de las masas, pero sin dirigentes.

Trotsky, continuó esa batalla contra el centrismo, para educar en el bolchevismo a los grupos de la IV Internacional.

Para nosotros las enseñanzas de la Revolución Rusa siguen vigentes, así como el carácter general de la época que las determina, época imperialista de crisis guerras y revoluciones.

Es muy importante recordar estas enseñanzas y todo el legado del bolchevismo leninista, porque estamos llegando a una situación muy crítica, con el capitalismo en su “callejón sin salida”, lo cual preanuncia crisis más profundas, explosiones revolucionarias, y ya son visibles los preparativos de una nueva guerra mundial imperialista.

La cuestión fundamental para nosotros es la construcción de un partido revolucionario y una Internacional que, apoyándose en las enseñanzas de la revolución de octubre, luche por transformarse en la dirección de la clase trabajadora.

Antonio Bórmida, 5/12/21

Notas:

*) “El 4 de abril, al día siguiente de llegar a Petrogrado, Lenin se manifestó resueltamente contra la posición de Pravda en la cuestión de la guerra y de la paz: “Ni el menor apoyo al Gobierno Provisional; demostrar la falsedad absoluta de todas sus promesas, especialmente las que se refieren a la renuncia a las anexiones.
Desenmascarar a este gobierno, que es un gobierno de capitalistas, en vez de “exigir” que deje de ser imperialista, cosa inadmisible y que no hace más que despertar ilusiones.”. Huelga añadir cómo Lenin califica de “famoso” y “confuso” el llamamiento de los conciliadores del 14 de marzo, acogido de tan favorable modo por Pravda. Constituye una hipocresía imponderable lo de invitar a los demás pueblos a
romper con sus banqueros y a crear simultáneamente un gobierno de coalición con ellos.

(**) La política del PTS chileno (PTR), es como la de los mencheviques y Kautsky ya que no plantearon el derrocamiento revolucionario del régimen; se basó en que la movilización de las masas ejerciera presión sobre el gobierno para la convocatoria a una Asamblea Constituyente, y luego gimen, esta no es la AC que queríamos. Pero, y ¿que esperaban del régimen burgués y de todos sus escuderos reformistas?? Se olvidaron de explicar a las masas que la AC “libre y soberana” que querían solo podía ser convocada por un gobierno provisional obrero y popular surgido de la insurrección que volteara al actual régimen de los “30 años”. La política de los centristas no pasa de una presión de las masas sobre el gobierno.

“Todos los del “centro” [dice Lenin en su proyecto de bases] juran y proclaman ser marxistas, internacionalistas, estar por la paz, porque se ejerza todo tipo de “presión” sobre los gobiernos, por “exigir”, por todos los medios que sus propios gobiernos “se cercioren de la voluntad de paz del pueblo.”

¿Pero acaso (se podría objetar desde luego) renuncia un partido revolucionario a ejercer presión sobre la burguesía y su gobierno? Evidentemente, no. La presión sobre el gobierno burgués es el camino de las reformas. Un partido marxista revolucionario no renuncia a ellas, aunque éstas se refieran a cuestiones secundarias y no a cuestiones esenciales. No se puede obtener el poder por medio de reformas ni se puede, por medio de una presión, forzar a la burguesía a cambiar su política en una cuestión de la que
depende su suerte”. (Lenin)

***) “Lo mismo puede decirse de la lucha contra el anarquismo. Durante el período heroico de la revolución los bolcheviques pelearon hombro a hombro con los anarquistas auténticamente revolucionarios. Muchos pasaron a las filas del partido. Más de una vez, Lenin y el autor de estas líneas discutieron la posibilidad de conceder a los anarquistas determinados territorios donde, con el consentimiento de la población local, pudieran realizar la experiencia de abolir el estado. Pero la guerra civil, el bloqueo y la hambruna no permitieron dar cabida a tales planes. ¿La insurrección de Kronstadt? Pero, naturalmente, el gobierno revolucionario no podía “regalar” la fortaleza que defendía la capital a los marineros insurrectos, simplemente porque unos cuantos anarquistas vacilantes se unieron a la rebelión reaccionaria de los soldados y campesinos. El análisis histórico concreto de los acontecimientos reduce a polvo todas las leyendas, basadas en la ignorancia y en el sentimentalismo, sobre Kronstadt, Majno y otros episodios de la revolución”. (Bolchevismo…LT)

****) El Partido Bolchevique pudo realizar su magnífica obra “práctica” porque iluminó todos sus pasos con la teoría…. Uno de los rasgos más sobresalientes del bolchevismo ha sido su actitud severa, exigente, inclusive irascible con respecto a las cuestiones teóricas

1) Lecciones de Octubre, Trotsky, 15 de septiembre de 1924

2) La bancarrota de la II Internacional, Lenin, mayo-junio de 1915

3) Historia de la revolución rusa, Trotsky, Tomo I, capítulo VIII.

4) Programa de Transición, Trotsky, Ediciones Crux, página 62.

5) Bolchevismo y stalinismo, Trotsky.

6) Lecciones de Octubre, Trotsky.

7) Lecciones de Octubre, Trotsky.

8) El Izquierdismo…¿En qué sentido puede hablarse de la importancia internacional de la revolución rusa?, Lenin.

9) La revolución Permanente, Trotsky

10) Bolchevismo y stalinismo, Trotsky.

11) Bolchevismo y stalinismo, Trotsky.

12) El Izquierdismo…¿En qué sentido puede hablarse de la importancia internacional de la revolución rusa?, Lenin.

Glosario

LIT (CI): Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional

MAS: Movimiento al Socialismo (sección argentina de la LIT-CI)

MST: Movimiento Socialista de los Trabajadores (ruptura del MAS en 1992)

PTS: Partido Socialista de los Trabajadores (ruptura del MAS en 1988)

FIT (ahora FIT-u): Frente de Izquierda y de los trabajadores (unidad)

Nmas: Nuevo Mas (resto del MAS luego de un proceso de revisión)

UIT (CI): Unidad Internacional de los Trabajadores (ruptura de la LIT (CI))

PO: Partido Obrero

Altamira: dirigente histórico del PO

CMI (Alan Woods): Corriente Marxista Internacional

CIT (Peter Taafe): Corriente por una Internacional de Trabajadores

Mandelismo: Se le llama así a la corriente del Secretariado Unificado de la Cuarta Internacional cuyo dirigente era Ernest Mandel.

NPA: Nuevo Partido Anticapitalista de Francia

AMLO: Andrés Manuel López Obrador, actual presidente de México.

Boric: Candidato en 2021 a la presidencia por la coalición Apruebo-Dignidad, integrada por el Frente Amplio y el PC.

Deja una respuesta