En julio pasado, miles de familias ocuparon casi 200 hectáreas de un predio ubicado en la localidad de Guernica, ubicada a 34km de CABA en la provincia de Bs As. Se trata de hectáreas abandonadas desde hace años que reclama un Club&Country, pero ninguno de los propietarios denunciantes presentó documentación respaldatoria sobre la titularidad de las tierras. Ni siquiera el apoderado del grupo inversor El Bellaco S.A. Aun así “la justicia” ordenó el desalojo, haciendo lugar a la denuncia presentada por la sociedad anónima dedicada al negocio inmobiliario, supuesta dueña del lugar, mientras miles de personas padecen vivir en la calle.
El desalojo en Guernica implicaría que más de 2000 familias quedarían sin siquiera las casillas o refugios con chapas, maderas, piedras, bolsas, ladrillos y palos que pudieron levantar en estas tierras. En el lugar hay muchos jóvenes, mujeres sostén de hogar y víctimas de violencia de género, con niños pequeños que no vieron otra salida que ocupar estas tierras, tras el abandono del Estado que, por ser un Estado burgués, está presente sólo para resolver los problemas de la clase social cuyos intereses guarda y defiende.
Antes de la pandemia, la inmensa mayoría de los sectores populares subsistían en base a trabajos precarios con sueldos de hambre o con changas. Hoy, con el enorme aumento de la desocupación, todos aquellos que llegaban justo a fin de mes y podían seguir pagando un lugar dónde vivir, quedaron desempleados y sin poder acceder ni siquiera al alquiler de una vivienda.
La crisis económica que venía sufriendo la clase trabajadora y el pueblo pobre se profundiza arrojando a miles de familias a la calle que no encontraron otra solución que tomar tierras donde no existen los más elementales servicios, como cloacas, gas natural, agua corriente y luz o en terrenos inundables, porque no hay para bancar alquileres. Sumado a esto la policía que custodia desde sus cabinas no les permiten ingresar insumos para subsistir (materiales de construcción, comida o agua), como aconsejó la ex-asesora del Ministerio de Seguridad, Florencia Arietto, quien dijo, sin ningún tipo de preocupación en un programa de televisión, “hay que cortarles los insumos”. Pareciera que para los representantes de la burguesía las soluciones serian, si no reprimir directamente, dejar morir de hambre o por falta de agua, tan necesaria para la higiene en los tiempos que hoy atravesamos, a quienes han tomado estas tierras por no tener garantizada la necesidad básica de una vivienda.
El déficit habitacional es, hace mucho tiempo, un problema estructural de la Provincia y también de la Capital Federal, incluso del país todo. Los distritos de Presidente Perón, junto a Lomas de Zamora, Moreno y La Matanza, son los que cuentan con mayores problemas, según asegura el Ministerio de Desarrollo. Mientras siguen existiendo miles de viviendas sin habitar y se construyen nuevas viviendas por pura especulación inmobiliaria.
¿Qué hace el gobierno “nacional y popular”?
Ante esto, todo lo que tienen para decir, tanto el gobierno nacional de Fernández (PJ) como el provincial de Kicillof (kichnerista), es que las tomas son ilegales. Intentan lavarse las manos como planteó la intendenta peronista Blanca Cantero cuando dio a entender que la culpa era sólo del gobierno anterior porque en su gestión no se hizo nada para resolver el problema estructural de la vivienda y diciendo que ella no tenía la solución. Es que la misma intendenta, esposa del burócrata Acuña (CGT), posee varias propiedades y terrenos y especula con el negocio inmobiliario. ¡Claro que no va a hacer nada!
El desalojo se prorrogó para el día 15 de octubre, mientras desde el Ministerio de Desarrollo Social de la gestión de Kicillof intentan negociar con cada familia por separado y les propone firmar un acta acuerdo donde el Gobierno provincial asumiría “el compromiso de lograr que vos puedas tener un lugar donde vivir, sea en la forma que sea que se vaya acordando, y vos asumís el compromiso de dejar la toma antes de que la policía los desaloje el día jueves”. La solución que les proponen es irse de la toma antes de garantizarles otra vivienda, como “solución parcial hasta tanto haya una solución al problema habitacional”. Es decir, no hay ninguna garantía para quienes están en Guernica hoy de tener una vivienda. Les proponen limosnas como pasar la noche en paradores o intentan convencerlos de irse con algunas chapas.
Cuando el peronismo estaba en la oposición y quería ganar las elecciones para recuperar el poder, decían: “Donde hay una necesidad hay un derecho”. Pero ahora que son gobierno, como dijo Berni (Ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y al que todos conocemos entre otras cosas por encubrir a la Bonaerense en la desaparición de Facundo Castro) para ellos “el derecho a la propiedad privada es innegociable”.
Es que por más que este gobierno se diga “nacional y popular” y el peronismo-kirchnerismo se rasgue las vestiduras por los desposeídos cuando es oposición, una vez en el poder hacen exactamente lo mismo que el macrismo-radicalismo. Defienden los intereses de la clase capitalista, a través de brutales represiones como se han visto en ocupaciones de terrenos deshabitados anteriores y es por ello que destinan millones de pesos a los sueldos de la policía y su armamento, pero no invierten en un plan de obras públicas para construir viviendas.
La falta de techo la van a “solucionar” con muertes y detenciones policiales. El ejemplo del reciente desalojo en Santa Fe capital, donde 12 familias habían tomado tierras situadas en el norte de la capital provincial, pertenecientes a Vialidad Nacional, anuncia el posible desenlace. Allí gran cantidad de camionetas y patrulleros de la Gendarmería Nacional y de la Policía de la provincia aparecieron de madrugada encabezando un fuerte operativo para desalojarlas.
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El problema habitacional no aparece sólo en Guernica. Hay varios puntos del país donde se ven tomas de terrenos similares. El ya mencionado en Santa Fe capital; en Rosario más de 80 familias permanecen en un barrio de la zona oeste; en el barrio Los Hornos de La Plata se tomaron más de 170 hectáreas. Sólo por nombrar algunos ejemplos, además muy seguido, los intentos de tomas son desarticulados con represión.
Durante los “años dorados” de crecimiento económico a tasas chinas bajo el kirchnerismo, hubo un boom inmobiliario que no modificó el panorama sombrío que tiene la inmensa mayoría de los trabajadores del país. Cientos y miles de departamentos fueron levantados como refugio de valor y especulación. Muchas veces por parte de las patronales sojeras y otras tantas por los narcos asociados a constructoras e inmobiliarias, para “blanquear” sus negociados.
Sólo en CABA se calcula la existencia de casi 150 mil viviendas ociosas, mientras aumenta la cantidad de gente durmiendo en las calles o familias enteras hacinadas en pequeñas habitaciones.
El crédito hipotecario ha perdido participación en el PIB, pasando de cerca de 3,4% a inicios de 2003 a 1,2% en la actualidad, lo que indica el deterioro constante en la perspectiva de soluciones habitacionales. De hecho, hace casi una década, un informe elaborado por la propia legislatura de la Ciudad de Buenos Aires concluía que para superar el déficit habitacional al ritmo actual (2011) de construcción de viviendas populares se demoraría de 80 a 100 años.
Casi podemos decir que cada diez años el poder político de turno “resetea” al país mediante mega devaluaciones, ajustes y represión. Cada gran crisis que atraviesa el país rompe el techo de pobreza de la anterior. A la salida de la dictadura, un 15%. Durante la hiperinflación del ’89: 47,3% de pobres. En 2002: 54%. Las recuperaciones económicas dejan intactos los bolsones de pobreza estructural, y un tendal de pobres quedan en la marginalidad para ya no volver. Los obreros desempleados se convierten en changarines.
Los últimos datos disponibles indican que el promedio nacional de pobreza es del 40,9, con localidades que sobrepasan el 50%. En provincia de Bs. As. más de la mitad de los habitantes residen en hogares pobres que a duras penas sobreviven con ayudas sociales como la AUH, el IFE y otros programas.
En Guernica se combinan todos los elementos: marginalidad, desempleo, precariedad, imposibilidad de acceder a servicios esenciales. Blanca Cantero, la intendenta de Presidente Perón, asegura en entrevistas que “no tiene soluciones mágicas”. Pero incluso quitando la magia podemos asegurar que la burguesía ya no tiene soluciones. Si conserva, por ahora, la capacidad de administrar niveles de pobreza africana, mediante asistencia alimentaria y balas de goma.
Mientras tanto y como salida de emergencia las organizaciones obreras y los movimientos sociales deben ponerse a la cabeza de la lucha, organizando la autodefensa para resistir los intentos de desalojo y reclamar un plan de vivienda en el marco de un plan de obras públicas, con fondos del Estado y controlado por las organizaciones y los delegados elegidos en asambleas de los trabajadores sin techo. De esta manera se podrían generar miles de puestos de trabajo para cubrir las necesidades inmediatas de los trabajadores desocupados, y dar una respuesta integral a las demandas más elementales (viviendas, cloacas, asfalto, gas, lugares de esparcimiento) de las familias sin techo, que ante la necesidad han tenido que ocupar las tierras en distintos lugares del país. Que el gobierno peronista no venga con el cuento que el Estado no tiene plata. Si el gobierno que se dice “popular” quisiera resolver la situación de emergencia por la que pasan esas familias, sabría muy bien de donde sacar la plata que hace falta. La tienen sus amigos, la clase social cuyos intereses representa el gobierno: los grandes burgueses, los empresarios de la construcción, los banqueros, la burguesía agropecuaria, los terratenientes, las grandes empresas agroexportadoras, los grupos multinacionales, etc. Para la emergencia sólo bastaría con transformar en un impuesto permanente y progresivo no sólo a la riqueza, sino a las ganancias y a la renta, el aporte extraordinario y por única vez que casi pidiéndoles disculpas a los burgueses presentó el gobierno y que espera la sanción en el Congreso.
Sin embargo, el problema del déficit de viviendas es cada vez más grave. “En Argentina tres millones y medio de familias, es decir, alrededor de un tercio de la población del país, no tienen una vivienda adecuada. Esta situación parece agravarse año tras año, puesto que la tendencia al aumento del déficit habitacional se mantiene desde 2001”. (*)
Por lo tanto, no se puede solucionar con medidas parciales. Tanto para resolver la falta de viviendas dignas, como de hospitales y escuelas, hay que implementar un plan general de obras públicas que, junto con el reparto de las horas de trabajo sin pérdida salarial, ocupe toda la mano de obra disponible en condiciones de trabajar. Pero para ello ya no bastaría con cobrarle impuestos a los grandes burgueses. Ese plan y la garantía de un sueldo que como mínimo cubra la canasta familiar (que está arriba de los $70 mil) sólo se puede hacer efectivo expropiando a la gran burguesía agropecuaria, a los terratenientes, a los exportadores sojeros, los bancos, la gran industria y el capital imperialista, dejando de pagar la deuda al FMI y los grandes fondos financieros. Pero para eso hace falta que los trabajadores conquistemos nuestro propio gobierno, un gobierno de los trabajadores, e instauremos un Estado Obrero, que abra paso al socialismo.
(*) según datos de CIPPEC (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento)